Los consejeros, obligados a dar la cara
En caso de crisis o irregularidad en la conducción de la empresa, la responsabilidad jurídica recae sobre los administradores, y en menor medida sobre los ejecutivos de la compañía
Todos tienen responsabilidad, pero los consejeros de las empresas más. Tienen que dar la cara y son ellos los que, en un caso de crisis o de apuro, deben dar la cara y rendir cuentas ante los accionistas, los clientes y la plantilla de trabajadores. Para empezar, conviene distinguir entre administradores y altos ejecutivos de empresas. Lo explica Jaime Espejo, abogado de la división legal de PricewaterhouseCoopers, Landwell. 'Los primeros tienen una relación mercantil con la compañía; los segundos, laboral. Por tanto, a efectos de responsabilidad civil, ésta es mayor entre los administradores que entre los altos cargos'.
Pero también, asegura Espejo, es función de los consejeros, que son los que tienen que rendir cuentas a los accionistas, el nombrar a un buen equipo de profesionales para que dirijan la sociedad. 'Sin embargo, cuando una compañía entra en una situación de crisis empresarial, quien tiene la responsabilidad son los administradores, el director general está cubierto frente a terceros; lo más que le puede ocurrir es que le pongan en la calle, salvo que realice actos por los que pueda ser responsable ante la propia sociedad', añade el abogado de Landwell.
Los consejeros deben responder de manera solidaria con su patrimonio personal y por el importe total del daño causado frente a la sociedad, frente a los accionistas y frente a los acreedores sociales. 'Sólo se puede evitar la responsabilidad cuando se demuestra que no se ha intervenido en la adopción del acuerdo que ha causado el daño, o desconocían su existencia, o conociéndola, hicieron todo lo conveniente para evitar el daño o, al menos, se opusieron expresamente a aquél', asegura Jaime Espejo. Entre las recomendaciones a los consejeros, enumera la suscripción de una buena póliza de seguros. 'Muchos pueden pensar que ser consejero es un reconocimiento de que ya se forma parte de la compañía, pero no solamente es eso. No se es consciente de que no sólo se trata de un premio, sino de una gran responsabilidad'.
El profesor del Instituto de Empresa Ramón Gurriarán apela a las normas o a los manuales de conducta voluntaria. 'Se establecen una serie de recomendaciones, como por ejemplo que exista un número determinado de consejeros independientes, ¿pero quién determina la independencia del consejero? En el caso Enron, por ejemplo, existía una comisión de auditoría y un consejo de administración. Todo eso falló. Al margen de que exista un código ético, como pretende ahora la Unión Europea para los consejos de administración, el secreto está en la manera de actuar de los consejeros', añade Gurriarán. 'Empezamos con Gescartera, luego con Enron y ahora tenemos a BBV. La buena gestión de una compañía no se pone de moda porque haya una suspensión de pagos. Hay que creérselo, es una cuestión de todos los días', señala el profesor del Instituto de Empresa.
Para el docente del IESE Juan Carlos Vázquez Dodero, tanto empresarios como directivos tienen la misma responsabilidad que cualquier otro profesional. 'La normal respecto de sí mismos y otra particularmente grave respecto de los demás. El empresario y el directivo crecen y maduran mediante el ejercicio de su profesión, pero tienen un rasgo diferenciador, que también atañe a otras profesiones, que es su poder respecto de otras personas', asegura.
Asimismo, considera que aquellos que 'nos dedicamos a emprender y a dirigir tenemos que actuar rectamente, lo que es un juicio doble, jurídico y moral'. Siempre se ha de actuar 'bien' porque es lo que exige la condición de persona, y eso es un juicio ético o moral. Pero es que, además, hay comportamientos que están penalizados por la sociedad en forma de leyes; lo lícito moral no es lo mismo, aunque muy frecuentemente coincidan, que lo legítimo jurídico.
En el caso de Enron así como de muchos otros ejemplos que han aparecido en los medios de comunicación, opina Vázquez Dodero, conviene hacer alguna matización. Una de ellas es que no por ser escandalosos y afectar a miles de personas significa que toda la profesión de empresarios y directivos esté podrida. 'La gran mayoría cumple meridianamente bien con sus obligaciones de todo tipo, pero eso no suele ser noticia. Hay millones de empresas que atienden sus obligaciones', concluye.
Ramón Gurriarán: 'Es decisivo tener dedicación'
El papel del consejero dentro de una compañía es complejo. 'El problema es que muchos no se lo creen. Al margen de la independencia que se exige, hay problemas de seriedad', explica el profesor del Instituto de Empresa Ramón Gurriarán.
Los consejeros tienen que tener la habilidad necesaria para detectar la estrategia de la compañía. 'La gestión se ha vuelto muy compleja. No creo que se actué mal o con mala fe, sino por falta de información. Para un consejero es decisivo tener dedicación a la empresa y manejar toda la información que se pueda', añade Gurriarán.
Para evitar posibles errores en la manera de actuar de los consejeros, el Instituto de Empresa, en colaboración con la empresa de cazatalentos Spencer Stuart y la consultora Accenture, imparte un programa específico en el que se simula un consejo de administración. 'Sobre un caso practico se toman decisiones, los consejeros se meten dentro del papel, se analizan todos los temas legales, la responsabilidad, la remuneración y la independencia que deben tener', explica.
Juan Carlos Vázquez Dodero: 'En toda profesión cuecen habas'
Los empresarios tienen que aprender a competir sin hacer daño al desprotegido, sea cliente, competidor, empleado, accionista o simple ciudadano. 'Y como no se cumplen ciertos mínimos, la sociedad se protege legislando actuaciones punibles que permitan la convivencia. Seguramente tendríamos menos leyes si todos fuéramos más respetuosos', explica Vázquez Dodero. El empresario y el directivo tienen especial responsabilidad por su especial poder. Y de ahí la relevancia y la gravedad de sus actuaciones que afectan siempre a terceros.
El profesor Vázquez Dodero realiza la siguiente reflexión: 'Hay que pensar que en todas las profesiones cuecen habas. Desde luego no es ningún consuelo que haya jueces venales, funcionarios y políticos corruptos, médicos que no respetan el juramento hipocrático, diplomáticos que hacen contrabando, conductores que beben lo que no debieran, arquitectos que declaran unas calidades y ponen otras, ingenieros que no revisan sus cálculos, deportistas que se dopan, profesores que no van a sus clases o ciudadanos que tiran papeles en la calle. Esa es la condición humana'.