El petróleo y el fracaso del golpe de Estado refuerzan a Chávez
Contrariamente a lo que se podría pensar en un primer momento, la posición del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la presidencia se ha fortalecido tras el fallido intento de golpe por parte del empresario y líder de la patronal venezolana, Pedro Carmona, y grupos del Ejército.
En efecto, el polémico dirigente venezolano se ha beneficiado, por un lado, de una mayor popularidad al pasar de ser verdugo a víctima, situación que también se repite a nivel internacional, con numerosos países disculpándose por haber respaldado a Carmona. Por otro lado, Chávez se enfrenta ahora a un oposición debilitada y desprestigiada, lo que claramente configurará una arena política más favorable para sus pretensiones.
Las primeras señales, aunque aún prematuras para ser definitivas, dan cuenta de una clara voluntad de Chávez para buscar consensos con los sectores que se habían enfrentado anteriormente al Gobierno, como los directivos de PdVSA (petrolera estatal que controla la producción de crudo), los militares y la Iglesia. De esta forma, se pretende tomar dividendos de la actual situación y retomar la gobernabilidad que había perdido Chávez ante la creciente oleada de protestas.
Señales de esta voluntad de lograr consensos son la designación de nuevos directores en PdVSA, que esta vez sí serían aceptados por la plana directiva de la empresa, las escasas represiones tomadas contra los que apoyaron el intento de golpe y la llamada al diálogo realizado por Chávez a todos los sectores de la sociedad. Destaca, por ejemplo, la predisposición del presidente a indultar al empresario golpista que, según la ley, podría ser condenado a 24 años de cárcel.
De ser exitosa esta búsqueda de consensos, es de esperar que poco a poco vuelva la normalidad al país y que Chávez se consolide en la presidencia. Hasta el momento, los llamados al diálogo han tenido un eco positivo incluso en los sectores más antagónicos como Fedecámaras, la organización patronal que dirigía Carmona.
Otro factor que permite ser optimistas con respecto a la evolución de la situación en Venezuela es el aumento del precio de petróleo cercano al 25% en lo que va del año. Con un precio de crudo en los niveles actuales, las dificultades que había mostrado Venezuela para contener la depreciación de su divisa y los serios problemas fiscales que se vislumbraban para 2002 desaparecen.
Con las nuevas perspectivas, el bolívar debiera mantenerse en cotizaciones inferiores a las 1.000 unidades por dólar, lo que implicaría un traspaso a precios de la depreciación no muy importante. Más relevante aún es la disminución del déficit fiscal (recordemos que el 50% de los ingresos fiscales provienen de PdVSA) hasta cifras cercanas al 1,5% del PIB, contra las alarmantes cifras de 5% del PIB que se vaticinaban a principios de año.
Si bien la situación posgolpe parece ser más positiva, debemos destacar su precaria estabilidad. Sin embargo, el grado de polarización que se observa en la sociedad venezolana podría hacer muy difícil el logro de consensos, por lo que Chávez podría tomar un nuevo giro autoritario, generando una nueva ola de conflictos.
Otro factor de riesgo proviene de la extrema vulnerabilidad que muestra la economía a la evolución del precio del crudo. En este sentido, nada asegura, como lo señaló recientemente el presidente de la Reserva Federal de EE UU, Alan Greenspan, en su discurso ante el Senado, la intensidad de la recuperación de la economía en estos momentos, por lo que cesiones en el precio del crudo a niveles de 20 dólares por barril no se pueden descartar.