Japón, Argentina y petróleo, los mayores riesgos
A la hora de enumerar los riesgos que siguen amenazando la economía mundial, el FMI dedica especial atención a Japón. El miércoles el director gerente del Fondo, Horst Köhler, pidió a los políticos nipones acciones decisivas sobre política económica para tratar de poner fin a la peor recesión de la posguerra en este país.
Ayer el economista jefe, Kenneth Rogoff, echó mano de la diplomacia al ser preguntado por un periodista japonés sobre si cree que Japón puede volver a ser el motor de desarrollo que fue en el pasado. Según Rogoff, las previsiones de 2002 y 2003 indican que no. Pero 'no es descartable en el futuro si hay reformas estructurales, porque la productividad en Japón es alta, pero hay que sanear el sistema bancario y el Banco Central tiene que tomar medidas que funcionen para frenar la espiral deflacionaria'.
Aunque la crisis económica de Japón, la peor desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, puede tocar fondo este año, las previsiones del Fondo indican que la recuperación no llegará hasta finales de año y todo ello dependiendo de la mejora de los mercados exteriores naturales de este país. Si las previsiones se cumplen, el PIB de Japón se contraerá un 1% este año (tras el 0,4% de 2001).
La salida de la crisis de Japón será clave para que aumente la demanda de productos de alta tecnología en países de la región como Singapur, Taiwan y Corea. China y, en menor medida, India están capeando el temporal con más soltura.
En resumen, el informe presentado ayer es muy claro con Japón y coloca la situación económica de este país como un peligro equiparable al aumento de las desigualdades de crecimiento que pueda haber entre EE UU y los demás países, que la fortaleza americana sea menor de lo esperado por una caída en la demanda, porque la inversión privada no repunte o porque la sobrecapacidad instalada sea mayor de lo calculado ahora.
El capítulo de los peligros se cierra, según este informe, con cuestiones de candente actualidad: la volatilidad del precio del petróleo como consecuencia de la situación bélica de Oriente Próximo y los riesgos que la inestabilidad de los mercados financieros pueden transmitir a la economía.
En este último punto, el Fondo no se anda con rodeos y culpa de los vaivenes de los mercados, no tanto a los resultados empresariales, sino a las prácticas contables creativas e introduce un nombre propio: Enron. Los mercados de EE UU saben ya el daño que una sola empresa ha hecho al sistema.
Respecto a Argentina, la percepción del Fondo es tan negativa como en el caso de Japón. 'La situación continúa siendo extremadamente difícil y una sustancial caída de la producción parece inevitable', señala el organismo. Lo único positivo es que Japón hace subir la fiebre, mientras que Argentina es un mal que los vecinos parecen controlar mejor.