Hugo Chávez vuelve a asumir la Presidencia de una Venezuela dividida
Vengo dispuesto a rectificar lo que haya que rectificar pero todos debemos rectificar', aseguró el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez. En su primer mensaje al país, el restituido mandatario hizo un llamamiento a la calma y 'a la unidad, respetando las diferencias, a la cordura, al entendimiento, a la iglesia católica y a la evangélica, a las religiones, a los empresarios, a los partidos políticos y a sus líderes, a los sindicatos y a los medios de comunicación', en una constatación de las fuertes diferencias que dividen a la sociedad venezolana.
El restituido presidente insistió en que 'en Venezuela hay un proceso democrático que no se ha detenido por nada ni por nadie porque es la expresión de Dios'.
Chávez anunció la convocatoria de todos los sectores al diálogo a través de las Mesas de Unidad Nacional, que comenzarán sus trabajos el próximo jueves día 18 de abril, y aseguró que 'aquí no habrá ninguna cacería de brujas, no vengo con ánimos revanchistas, aquí no habrá persecuciones, aquí no habrá atropellos ni abusos'.
Los responsables del derrocamiento de Chávez se encontraban ayer 'retenidos' en Fuerte Tiuna, comandancia general del Ejército, según portavoces del Gobierno para ser sometidos a un interrogatorio y en compañía de fiscales del ministerio público. Los insurrectos, con el líder de la patronal y presidente del Gobierno de transición, Pedro Carmona, a la cabeza, descartaban haber protagonizado un golpe de Estado cívico-militar sino un 'pronunciamiento institucional' en apoyo de la sociedad civil y en rechazo a la violencia del jueves, que se saldó con nueve muertos y de la que responsabilizaron a Chávez.
Después de tres jornadas caóticas que han dejado más de 21 muertos, según las cifras oficiales, la capital se encontraba ayer en calma y sólo se informaba de focos aislados de saqueos en las barriadas pobres del centro y oeste de la capital.
Chávez llegó en la madrugada de ayer en helicóptero al Palacio de Miraflores, procedente de la isla caribeña de La Orchila. Según su versión de los hechos, durante estos dos días estuvo detenido en cinco instalaciones militares pero jamás fue maltratado.
Dudas sobre la renuncia
Como reconocieron miembros del Gobierno de transición, Chávez insistió ayer en que en ningún momento había firmado su renuncia al cargo ni la dimisión de su Gobierno, como sostuvieron inicialmente los golpistas.
Fueron precisamente las dudas sobre la renuncia o no de Chávez a la presidencia del país las que dividieron al grupo de militares que encabezó el derrocamiento de Chávez. Varios miembros del alto mando militar se negaron a reconocer al nuevo Gobierno hasta comprobar la veracidad de la renuncia de Chávez.
Mientras tanto, Carmona derogó numerosas leyes aprobadas por el Gobierno chavista, destituyó a todos los poderes públicos y suspendió los poderes de la Asamblea Nacional, lo que agudizó las posiciones en su contra.
El fiscal general reconoció que la renuncia de Chávez sólo era válida si se hubiera producido delante de la Asamblea Nacional, lo que no había sucedido, por lo que aseguró que la titularidad del Gobierno correspondía legalmente a Chávez. A partir de ahí, y tal y como recoge la Constitución, el vicepresidente, Diosdado Cabello, juró como presidente en funciones, Carmona presentó su renuncia y Chávez regresó a Miraflores para volver a asumir su cargo de presidente de Venezuela.
Pese a los llamamientos iniciales de Chávez al diálogo y a la unidad, los analistas advierten que la sociedad venezolana se encuentra profundamente dividida entre partidarios y adversarios de Chávez, una división especialmente palpable en el seno de las fuerzas armadas y donde, a su juicio, hay mayor riesgo de nuevos episodios de inestabilidad política e institucional.
Los mercados, que el viernes acogieron con optimismo el derrocamiento de Chávez, darán hoy su veredicto sobre la situación política del país.