Retribuir al accionista
Telefónica celebró ayer la junta general de accionistas correspondiente a 2001 con dos grandes asuntos sobre la mesa: el compromiso del presidente del grupo, César Alierta, de estudiar la vuelta a la política de dividendos el año próximo y la profunda remodelación del consejo de administración.
El regreso a los dividendos fue ayer, una vez más, el asunto estrella en las intervenciones de los pequeños accionistas. Al margen de esa presión, el compromiso asumido por Alierta obedece a los cambios en el sector y, fundamentalmente, a la evolución de la Bolsa. La tesis impuesta, desde tiempos de Juan Villalonga, para sustituir el dividendo por ampliaciones gratuitas era que el sector de las telecomunicaciones estaba repleto de oportunidades para crecer, siempre que se tuviera una caja boyante y dispuesta a ser utilizada en cualquier momento. Y que esa política redundaría en beneficio de los accionistas a través de la revalorización de sus títulos en el mercado bursátil.
Eso fue así durante algún tiempo. Sin embargo, la crisis de las telecos se llevó por delante ese planteamiento y, de paso, la salud financiera de varias de las empresas punteras del sector. No es el caso de Telefónica, que mantiene un moderado nivel de endeudamiento y una notable consideración entre las agencias de calificación.
Además, el grupo que preside César Alierta sigue conservando el increíble músculo que le da su capacidad para generar caja. Por ello, parece oportuno que Telefónica se replantee la política de retribución al accionista y recupere el reparto de dividendos. La fórmula es otra cuestión, aunque la más agradecida y reconocida por los accionistas siempre es el reparto de dinero.
De cualquier forma, César Alierta ya ha advertido que el cambio en la política de retribución al accionista dependerá de si Telefónica se embarca en alguna operación que requiera un desembolso significativo. En este punto, el presidente de la operadora insistió en que la prudencia presidirá cualquier movimiento de este tipo.
El segundo gran asunto de la junta de Telefónica fue la renovación del consejo de administración. Los cambios se han saldado con la entrada de personas muy próximas a César Alierta, como Pablo Isla, su sustituto al frente de Altadis; Enrique Used, presidente de Amper, y Gonzalo Hinojosa, máximo responsable de Cortefiel.
Esta renovación se ha visto salpicada, además, por el caso BBV. Pedro Luis Uriarte ha abandonado la vicepresidencia de la operadora, cargo que ha pasado a ocupar José Ignacio Goirigolzarri, el consejero delegado del BBVA. Goirigolzarri ya era consejero de Telefónica en representación del banco, por lo que el BBVA ha designado a un nuevo consejero, José Antonio Fernández Rivero, un hombre de absoluta confianza de Francisco González.