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Lealtad, 1

El dinero se juega en la trastienda

La Bolsa española se ha dividido en dos dentro de un movimiento que comienza a generalizarse en otros mercados de acciones del mundo. Por un lado están los pesos pesados, los que componen el Ibex. Por otro, los valores de capitalización media, los small caps, que dicen los anglosajones. Podríamos añadir otra tercera pata, la de los chicharros, pero no ha lugar, porque éstos se mezclan con los segundos.

Las grandes compañías sufren de mal de altura a pesar de los duros correctivos que han soportado desde marzo de 2000. Los resultados presentados y los que se presentarán ofrecen multiplicadores (PER) excesivos. Los inversores no quieren poner sus duros en planteamientos de retorno de la inversión de 40 años, que es el caso de la mayor parte de las empresas estadounidenses. La media europea queda entre las 18 y las 21 veces, pero tampoco seducen a los inversores.

El dinero, así, vuelve a fijarse por segundo año consecutivo en los valores de capitalización media, que desde siempre han estado en la trastienda, es decir, detrás del escaparate que copan los blue chip.

En las trastiendas abundan las partidas de póquer y muchos de los valores que suben con ganas en los últimos días son fruto de la ludopatía. Ahí reside el gran problema. No es la primera vez, quizá tampoco sea la última, que valores pequeños y medianos se convierten en ratoneras de salida imposible.

Una mirada al pasado es reveladora en este sentido. En pleno apogeo de los mercados en 1986, fueron muchos los chicharros que se compraban a precio de angulas. Hay una lista suficiente en la Bolsa española de valores cotizados que mantienen precios por debajo de los de entonces.

Los observadores avezados recomiendan, así, evitar tentaciones y diferenciar el trigo de la paja, porque en situaciones como éstas hay valores que sólo tienen humo.

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