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Ecofin

La UE prepara en Oviedo un saneamiento de la relación entre auditor y auditado

El escándalo de Enron aterrizará mañana sobre la mesa del Consejo de Ministros de Economía de la UE en forma de un contundente documento de ocho páginas cargado de propuestas para asegurar la credibilidad del sistema bursátil europeo. 'Una primera respuesta de la UE a Enron', se titula el ejercicio de saneamiento, obra del Departamento de Mercado Interior de la Comisión Europea. El trabajo de regeneración casi espiritual se centra, como cabía esperar, en la profesión auditora.

El colapso del gigante energético estadounidense puso en entredicho no sólo la labor de su auditora, Andersen, sino a toda la profesión. 'El intenso escrutinio de la actitud del auditor de Enron', afirma el documento de Bolkestein, 'ha erosionado algo la confianza del público en la actividad auditora'.

El mismo texto apuesta que el impacto, sin embargo, no ha quebrado la confianza en los mercados bursátiles europeos, aunque reconoce la necesidad de adoptar medidas drásticas para evitar futuros escándalos.

Borrador muy avanzado

La Comisión presentará mañana a los ministros el borrador, 'muy avanzado', de su recomendación para garantizar en el futuro la independencia de los auditores en el terreno de su relación con empresas que cotizan en Bolsa. Se trata de principios y orientaciones voluntarias, pero cuyo cumplimiento 'vigilará estrechamente' la Comisión. Si la conducta de las firmas se aleja de estas normas, Bruselas amenaza con transformarlas en directiva vinculante.

Las nuevas normas exigirán que los principales socios de una auditora no puedan atender a un cliente durante más de siete años seguidos. La rotación obligatoria impondrá un período de enfriamiento de al menos dos años antes de que el socio en cuestión pueda volver a incorporar al cliente a su cartera. La Comisión también se dispone a reformar los sistemas de supervisión de la actividad de las auditoras. En la actualidad, se trata de organismos de carácter público o colegios profesionales con cierta participación de la Administración en sus órganos de dirección.

'Existe una clara necesidad de reforzar este marco de supervisión', sentencia el documento de la Comisión. La propuesta no es otra que incorporar, antes de 2005, a profesionales de otras áreas al ejercicio de vigilancia. Bruselas tampoco está satisfecha con la relación entre las auditoras y sus clientes. De entrada, quiere prohibir la prestación de ciertos servicios que se suman a veces a la oferta de una auditora.

En concreto, no podrán intervenir en los sistemas informáticos de análisis de información financiera del cliente ni optar a la externalización de sus programas de control interno. En cualquier caso, las auditoras deberán detallar claramente las tarifas que perciben por su servicio de certificación contable y las que reciben por otros servicios adicionales. En ocasiones, estos últimos llegan a una parte muy importante de la factura total.

La Comisión quiere exigir además un intermediario entre la auditora y el consejo de administración de la empresa auditada. Se trata de un comité, creado en el seno de la empresa, 'que juega un papel crucial para ayudar a aislar a los auditores de los gestores' de la compañía. En ningún país de la UE existe obligación de crear ese órgano, una media profiláctica que ni siquiera aparece sugerida en la mayoría de los códigos de buena conducta empresarial del Viejo Continente.

Los analistas financieros, también en el punto de mira

 

Los ministros de Economía de la UE, que se reúnen desde hoy en Oviedo, volverán la vista más allá del escándalo de Enron. La llamada burbuja de Internet, que disparó la cotización de los valores bursátiles tecnológicos hasta marzo de 2000, también merecerá la atención de la reunión informal. Bajo presidencia del ministro Rodrigo Rato, los Quince indagarán sobre el papel de los analistas financieros en aquella eclosión que hoy parece casi olvidada.

 

 

 

 

 

 

 

La Fiscalía de Nueva York también anda sobre la pista de posibles vinculaciones entre las recomendaciones de ciertos bancos de inversión y la popularidad instantánea de algunos valores. La UE no parece querer remover quimeras ya vetustas, pero sí intentará impedir que se repitan. El comisario de Mercado Interior, Frits Bolkestein, planteará a los ministros la posibilidad de clarificar legalmente la relación entre bancos y firmas de valores, así como adoptar medidas para evitar 'conflictos de interés cuando se dedican al análisis financiero'.

 

 

 

El comisario holandés urgirá, además, a adoptar la nueva directiva sobre manipulación del mercado que prevé sanciones por la diseminación intencionada de información tendenciosa.

 

 

 

Las agencias de calificación (Standard & Poor's, Moody's, Fitch) tampoco escaparán al catalejo insidioso de los ministros, reunidos hasta el domingo en la tierra natal de Rodrigo Rato. La Comisión pedirá que se pondere la posibilidad de adoptar un marco regulador para esta actividad, toda vez que su valoración del riesgo potencial de una empresa incide significativamente en su cotización bursátil.

 

 

 

La densa agenda del Consejo se completa con el objetivo de presionar a Estados Unidos para que reconozca a partir de 2005 los estándares de contabilidad europeos, también llamados IAS.

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