El encarecimiento del petróleo mantiene el IPC en el 3,1% en marzo
La inflación amenaza con volver a acelerarse. Los últimos datos, publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestran que la evolución de los precios de consumo están lejos de iniciar una senda descendente, tal y como estimaban las previsiones oficiales realizadas a principio de año.
El índice de precios de consumo (IPC) se mantuvo en marzo en tasa interanual (el crecimiento generado en los 12 últimos meses) en el 3,1% por tercer mes consecutivo. La principal razón para que los precios no bajaran ha sido la repercusión del alza del petróleo sobre el transporte. En lo que va de año, el transporte lleva acumulado un incremento del 3,7%, una repercusión que compensa las bajadas producidas en otros grupos, como las comunicaciones.
En tasa mensual, el IPC experimentó en marzo un fuerte repunte, del 0,8%, sobre febrero. Dos factores explican este comportamiento. Por un lado, el llamado efecto rebajas (se compara febrero, un mes en el que hay ofertas, con marzo, en el que ha acabado el periodo promocional), que ha empezado a producirse con la introducción de las promociones en el método de cálculo del IPC.
Por otro lado, se siguen registrando tensiones inflacionistas en sectores como el turismo y la hostelería.
En el primero, se ha notado la renovación de los paquetes turísticos, coincidiendo con la Semana Santa.
En el segundo, ha continuado el ajuste al alza en los precios que llevan realizando los bares y cafeterías desde enero por la llegada del euro. De hecho, el grupo de hoteles, cafés y restaurantes lleva acumulado ya un incremento en sus precios del 5,4% respecto a marzo de 2001.
En el repunte del IPC de marzo han influido también los alimentos, con una subida del 0,5% en un sólo mes. Por contra, destaca la bajada del grupo de comunicaciones, influido por el descenso de las tarifas telefónicas.
Tasa subyacente
Desde el Ejecutivo, la inflación de marzo ha sido acogida con cierto optimismo, empezando por el propio presidente del Gobierno, José María Aznar, que confía en que en los próximos meses se vuelva a la senda descendente en los precios. El secretario de Estado de Economía, José Folgado, resaltó ayer que, a pesar de todo, los precios no se han incrementado en tasa interanual.
Folgado destacó el buen comportamiento de la inflación subyacente, la que descuenta del índice general los elementos más volátiles, como la energía y los alimentos frescos. La tasa subyacente descendió dos décimas sobre marzo de 2001, situándose en el 3,5%, después de haber estado situada cerca del 4% en diciembre pasado.
Folgado se mostró satisfecho también del IPC armonizado español (el utilizado para comparar con el resto de países de la Unión Europea), a pesar de haber subido una décima, hasta el 3,2%. La razón parte, según Folgado, de que el IPC ha subido en una mayor cuantía en la media de países comunitarios, por lo que es muy probable que el diferencial de precios con la zona euro se haya reducido en marzo, hasta el entorno de 0,7 puntos.
Desde el Ministerio de Economía se hizo un llamamiento también para que los costes laborales no crezcan por encima de los del resto de países de la Unión Europea (UE) por su posible impacto sobre la competitividad.
Baleares, la región más inflacionista
La inflación no se ha comportado de igual forma en todo el territorio nacional.
Los precios repuntaron en marzo, especialmente en Valencia y Navarra.
Actualmente las comunidades autónomas en donde el IPC es más alto son Baleares y Galicia (3,8%), seguidas del País Vasco y La Rioja (3,6%). Por debajo de la media se encuentran Canarias (2,3%), Murcia (2,7%) y Extremadura, Castilla-La Mancha y Extremadura (2,9%). Por provincias, Lleida ha sido el área en donde más subieron los precios el pasado mes sobre febrero (1,5%), seguida de Teruel (1,3%), Vizcaya y Zamora (1,2%), Huelva, Valencia y Navarra (1,1%).
Los analistas no ven preocupante la existencia de diferencias de precios entre comunidades autónomas.
En Estados Unidos, de hecho, existen divergencias cercanas al punto entre áreas, sobre todo las alejadas entre sí. El problema estriba en el mantenimiento de estas divergencias por un tiempo continuado.
Por eso, las autoridades monetarias, incluido el propio Banco Central Europeo (BCE), sugieren que se vigile el comportamiento de los precios a medio y largo plazo para que no acaben distorsionando los mercados, a través de un empeoramiento de la competitividad con los bienes y servicios de terceros países.