El poder de la gran banca
La Bolsa española no se ha despeñado más allá de los 8.000 puntos, en referencias del Ibex, gracias al equilibrio inestable de los dos grandes bancos, que son los que influyen de manera decidida, junto al grupo Telefónica, en la composición de los índices principales.
Los dos grandes bancos han evolucionado con movimientos propios de funámbulos, con gestos que a veces parece que van a terminar con los huesos en la lona, para recuperarse más tarde, volver a tambalearse después, ahora con un pie en el vacío, pero siempre en la línea de equilibrio, aunque sea inestable. Lo importante es no caerse de la cuerda de alambre.
Esta situación ha coincidido en el tiempo con dos asuntos relevantes. Primero, con la pérdida de fuerza relativa de Telefónica, sacudida desde Semana Santa por una oleada vendedora procedente del extranjero, y en concreto, de Portugal (¿Portugal Telecom?). Luego, con el expediente abierto a ex responsables de BBVA por el mantenimiento de cuentas ocultas en el extranjero, al margen de la contabilidad oficial, durante varios años.
Lo normal en estos casos es que los bancos se desmoronen y contribuyan al debilitamiento de la tendencia de fondo. La gran banca, sin embargo, impone, desde siempre, mucho respeto. En los informes de situación de las principales firmas de Bolsa, por ejemplo, se recalca que las actuaciones judiciales y del Banco de España son contra antiguos gestores, es decir, que la gestión actual nada tiene que ver con el caso y que el banco, por tanto, sigue su curso. Advierten los expertos de situaciones similares en otros grandes bancos del mundo sin que ello reportara pérdidas a los accionistas.
Esto no significa que el BBVA haya cruzado el Rubicón, dicen los expertos, pero queda demostrado que la maquinaria bursátil seguirá su curso.