El banco de Gifu podría ser intervenido por no pagar dividendos
Este es el tercer banco japonés que se enfrenta a una eventual nacionalización parcial por su debilidad financiera después de que les ocurriera lo mismo al Ashikaga, de la provincia de Tochigi, y al Hokuriku, de Toyama.
La posibilidad de intervención surgió en abril de 2001, cuando el Gobierno japonés adjudicó fondos públicos a varios bancos para que mejoraran sus coeficientes de garantía a cambio de acciones preferenciales en una medida que pretendía reducir el riesgo de quiebras entre la banca.
El impago de dividendos por estos títulos confiere al Gobierno el derecho de voto automático en las juntas generales de accionistas que se celebren.
El impago de dividendos se produjo por la pobre gestión de fondos del banco y por la necesidad de eliminar sustanciosos créditos irrecuperables acumulados en los últimos años.
Akio Yokoyama, presidente de la entidad, podría dimitir para asumir su responsabilidad por su desacertada gestión, según ha trascendido.
El banco regional de Gifu es uno de las 119 entidades financieras japonesas de mediano o pequeño tamaño que a finales de septiembre pasado acumulaban 120.795 millones de euros en créditos fallidos.
Estos préstamos incobrables son herencia de los excesos financieros cometidos entre mediados de los 80 y comienzos de los 90 por los banqueros, cuando prestaron fondos a múltiples empresas sin tener en cuenta la solvencia de sus deudores, muchos de los cuales nunca los devolvieron.
Esta situación ha derivado en una crisis bancaria que atenaza hoy al sistema financiero japonés y mantiene al borde del colapso con más de 310.381 millones de euros en créditos fallidos.