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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las empresas sufren la crisis

El beneficio neto de las empresas españolas no financieras se redujo un 3,7% en 2001, frente a un aumento del 22,6% el año anterior, según los datos de la Central de Balances del Banco de España. Esta evolución, que aminora la caída del 11,9% registrada los nueve primeros meses de año, es paralela al 3,09% que se redujeron los resultados de las 35 empresas del Ibex en 2001 y un fiel reflejo de la pérdida de dinamismo experimentada el pasado ejercicio, consecuencia de la desaceleración de la demanda exterior y también de la caída de la inversión en bienes de equipo.

Los datos, que corresponden a 758 empresas no financieras, indican que, en el contexto de ralentización, los atentados del 11 de septiembre, la recesión estadounidense y la crisis en América Latina, especialmente de Argentina, aunque no afectaron a la actividad económica salvo en sectores concretos, 'han tenido un reflejo en la cuenta de resultados de algunos grandes grupos empresariales y, al aumentar la incertidumbre, han contribuido a retrasar las expectativas de recuperación'. Como prueba, el valor añadido bruto aumentó solo un 4,1% el año pasado, casi la mitad que el 7,9% de 2000, lo que pone de manifiesto la dramática desaceleración en la actividad productiva, sobre todo la industrial.

Sin embargo, las empresas han mantenido su apalancamiento (el ratio de deuda sobre recursos propios), lo que, en opinión del Banco de España, demuestra que solventaron la desaceleración coyuntural con mayor fortaleza que en otras ocasiones. Sus gastos financieros aumentaron por tercer año consecutivo, al recurrir con fuerza a la financiación ajena para tomar posiciones en nuevos mercados o, en el caso de las operadoras de telecomunicaciones, a adquirir licencias de móviles de tercera generación. A pesar de que el gasto financiero de las empresas aumentó a una tasa elevada, el boletín del banco, ausente a la crítica, recalca su perfil descendente durante 2001.

Esta lectura, en clave optimista, hace que el Banco de España considere que las empresas se mantienen en condiciones favorables para que su actividad productiva retome anteriores niveles de crecimiento. Eso sí, siempre que desaparezcan las incertidumbres y se recuperen las economías internacionales.

Los factores externos no son controlables, pero sí los internos. Por eso los técnicos del Banco de España recomiendan una vez más moderación salarial, inversión en capital humano y fomento de las nuevas tecnologías como estrategias para mejorar la competitividad, crear nuevos empleos y consolidar los existentes.

En el campo del empleo, la Central de Balances destaca que ha evolucionado de acorde con la coyuntura que atravesaban las empresas, lo que, según el informe, 'debe valorarse positivamente'. A pesar de estar lejos del crecimiento del 2,2% de 2000, el empleo aumentó un 0,9% el pasado año -cuatro de cada 10 empresas redujeron puestos de trabajo (3,5 en 2000)-, algo que evidencia para el banco una evolución mejor que en otros procesos de desaceleración.

El Banco de España destaca, además, el aumento del empleo fijo (1,1%, frente al 0,6% de 2000), lo que aparece como espaldarazo a la política laboral del Gobierno: 'Podría interpretarse en el sentido de que las empresas están aprovechando los cambios regulatorios orientados a potenciar la contratación estable'. No obstante, vuelve a proponer que las subidas salariales se liguen a los resultados empresariales a medio plazo -es decir, a la productividad- y no al IPC. Esto último, en su opinión, alimenta al alza las remuneraciones medias y tiene efectos perniciosos sobre el empleo.

En una línea optimista de cara al futuro inmediato, el informe ve 'indicios' de que la actividad industrial 'ha frenado su pérdida de dinamismo' mientras que el consumo sigue mostrando ritmos moderados de crecimiento y la inversión en construcción sigue siendo el componente del gasto con mayor fortaleza. Sin embargo, no puede ocultar que la confianza de los consumidores, aunque se ha recuperado en febrero, sigue en niveles inferiores a los de finales de 2001.

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