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Sin cables

Las redes de datos cortan los cables

Universidades, aeropuertos, hoteles y ciudades despliegan redes inalámbricas para poder acceder a Internet desde cualquier lugar

Los cables pueden parecer útiles, y su eliminación, un capricho más de la tecnología. Pero sólo el recuerdo de la revolución que ha supuesto el transformar el teléfono en un elemento móvil puede ayudar a hacerse una idea del potencial de las redes inalámbricas. Los alumnos de la Universidad de Pompeu Fabra de Barcelona lo saben a ciencia cierta. Cualquiera de estos 10.000 estudiantes que tenga un portátil con una tarjeta de red adecuada puede nada más entrar por la puerta de la universidad, desde la cafetería, una clase o un pasillo conectarse a la intranet del centro para comprobar las fechas de los exámenes, solicitar un libro en la biblioteca o consultar su cuenta de correo electrónico.

Toshiba ha instalado un total de 11 puntos de acceso, cada uno de ellos con una cobertura 150 metros, con los que se han construido una red invisible que permite una conexión de alta velocidad, concretamente ADSL, que soporta a 660 alumnos trabajando a la vez, sin que sea necesario un solo cable.

La tecnología que hace que esto sea posible es el estándar 802.11, más conocido como Wi-Fi, término que proviene de la contracción de la expresión inglesa fidelidad inalámbrica. Más de 140 empresas del mundo de la informática, las comunicaciones y la electrónica, como Alcatel, Sony, Nokia, Ericsson, Avaya o Motorola, apoyan este estándar.

Wi-Fi ya lleva tiempo en el mercado. Los alumnos de la Universidad Europea de Madrid CEES la usan en su actividad diaria y en otros países, en especial en EE UU, se están desplegando redes inalámbricas en hoteles, restaurantes, hospitales o aeropuertos como un servicio de valor añadido que se ofrece a sus clientes. La cadena de cafeterías más famosa de EE UU, Starbucks, permite a cualquiera que se siente a disfrutar de un capuchino conectarse a Internet gracias las redes Wi-Fi que ha montado en cada uno de sus locales.

Pero aún van más allá y se están creando redes que cubren ciudades enteras. San Francisco tiene el mayor número de estas redes con 257 antenas conectadas, a la que le sigue Seattle, con 154. En EE UU han surgido un montón de pequeños operadores de servicios para redes Wi-Fi con planes muy ambiciosos que contemplan las creación de redes complejas por todas las zonas urbanas. Tanto es así que algunos analistas ya han comenzado a decir que estas redes podrían suponer una alternativa mucho más económica a las redes de telefonía multimedia.

El potencial de las redes inalámbricas es enorme, pero por el momento los principales clientes son empresas que necesitan dotar de movilidad a sus trabajadores. 'Wi-Fi es muy fácil de instalar y dota de una gran

libertad al usuario, pues no tiene que estar sujeto a su puesto de trabajo, se pueden conectar desde la cafetería o la sala de reuniones ', comenta José Manuel Petisco, director de Marketing de Cisco en España, que confiesa que el mismo ha instalado una red inalámbrica en su propia casa que le permite trabajar en el sofá, sentado junto a su familia, en vez de retirarse a un despacho.

Los fabricantes coinciden en señalar que la demanda de redes inalámbricas está explotando en estos momentos. Este mercado representó el año pasado un negocio de 1.130 millones de euros, según cifras de Cisco. 3Com asegura que, aunque éste sigue un segmento reducido, 'aunque no despreciable', en el conjunto de su facturación, sus ventas de productos para redes inalámbricas han crecido a un ritmo nunca inferior al 70% en los últimos trimestres en España. 'Quizá el momento económico ha retrasado la adopción de estas tecnologías, pero en cuanto las compañías afrontan la renovación de sus redes, piensan en soluciones inalámbricas', asegura Marcelo Peuriot, director para el Sur de Europa de 3Com.

La gran ventaja es la sencillez, pues el estándar más extendido en el mercado, el 802.11b, funciona a una velocidad de 11 Megabits por segundo (Mbps), suficiente para la mayoría de las aplicaciones empresariales y en la frecuencia de 2,5 Gigaherzios, un espectro de uso común en la mayoría de los países que no necesita ningún tipo de licencia. Aunque en Europa aún está por regular el uso del espectro de 5Ghz en el que funciona la siguiente versión del estándar, que alcanza la nada desdeñable velocidad de 54 Mbps.

A pesar de estos detalles técnicos, el uso de las redes inalámbricas es imparable. Su precio es asequible y ya el 30% de los ordenadores que se han vendido este año lleva integrada una tarjeta Wi-Fi, según datos de la compañía de capital riesgo Comventures. La seguridad ha planteado el principal freno para los entornos inalámbricos, pero cualquiera de los fabricantes del ramo no se cansa de repetir que existen técnicas suficientes para evitar cualquier acceso no deseado y encriptar toda la información. 'El problema es que aún no se aplican correctamente las medidas de seguridad', asegura Luigi Salmoraghi, director general de D-Link Ibérica, que recuerda cómo en el pasado Simo, al montar su propia red inalámbrica para estar conectado desde la feria a su oficina en todo momento, se pudieron colar sin desearlo en las redes de empresas que estaban alrededor suyo 'porque no habían fijado ningún parámetro de seguridad', comenta.

Cuestiones de seguridad aparte, las redes inalámbrica están encontrando un lugar en el mercado, tanto que ha llegado a poner en duda el sentido de la tecnología que elimina los cables entre el auricular y el móvil o que permite pasar los datos de la agenda al ordenador de sobremesa. Pero la industria coincide en que son tecnologías complementarias y que un estándar que se limita a las conexiones entre máquinas tiene su sentido dentro de la informática personal. Pero la comparación más llamativa que se ha hecho de las redes es la de plantearlas como una competencia para la telefonía móvil y, en concreto, la futura versión multimedia. En Estados Unidos han surgido muchos pequeños operadores que han creado redes que cubren núcleos urbanos completos e incluso planean crear redes a lo largo de todo el país. De hecho, se espera que en 2007 haya 27 millones de usuarios de estas redes extendidas por todo Estados Unidos, según la consultora Analysys Research.

En España, la compañía WSB ha tomado esta misma senda para la que sólo ha necesitado una licencia como proveedor de servicios a Internet, pero en sus planes contempla que las propias telefónicas usen su redes inalámbricas y las complementen con sus servicios de telefonía móvil. Jaime Gracia, consultor de IDC, coincide en que las redes inalámbricas se utilizarán en determinados momentos y que en otros se necesitará la telefonía. 'Lo único que cambia la red inalámbrica es que no se necesita a una telefónica, lo que puede hacer que se replanteen su modelo de negocio', reflexiona.

Y el cambio puede ser aún más brusco si proliferan las comunidades que ofrecen altruistamente sus puntos de acceso. En San Francisco hay barrios donde cualquier paseante se puede conectar gratuitamente a Internet usando la antena de un generoso vecino, y en Europa empiezan a surgir iniciativas parecidas como se puede ver en www.toaster.com.

Zamora, primera ciudad sin hilos

 

Desde el Palacio de Doña Urraca a la Catedral, Internet se cuela por todos los rincones de la ciudad de Zamora. La que fue uno de los principales enclaves españoles de la Edad Media está sirviendo de escenario para tomar el pulso del gran público ante las redes inalámbricas de la mano del proyecto Afitel (www.afitel.com).

 

 

 

 

 

 

 

Actualmente, ya se han instalado 150 antenas, que a finales de abril sumarán 300, con las que se logrará un radio de acción suficiente para dar cobertura a todo el núcleo urbano. Estas antenas sirven de puntos de acceso a partir de los cuales se forma una red totalmente inalámbrica que permitirá acceder a Internet a una velocidad de 2Mb, con una conexión ADSL desde cualquier casa, cafetería o plaza. Sólo se necesita un equipo al que se le pueda incorporar una tarjeta Wi-Fi, o que la lleve ya integrada.

 

 

 

Los zamoranos sólo tendrán que pagar una cuota fija de 9.90 euros al mes y podrán conquistar en mucho menos de una hora cualquiera de los recovecos de la Red. La asociación de hosteleros de la ciudad está participando activamente en este proyecto para ofrecer un servicio de acceso a Internet dentro de sus restaurantes y hoteles sin tener que instalar un solo cable.

 

 

 

Detrás del proyecto Afitel se encuentra una empresa española, pese a su nombre en inglés, Wireless and Satellite Networks (WSN), que cuenta con el apoyo de Cisco Systems, Microsoft e IBM.

 

 

 

'Zamora está sirviendo como banco de pruebas, pero nuestra idea es cubrir las principales ciudades de España. En verano ya tendremos instalados un total de 3.000 puntos de acceso', comenta Ignacio Ozcariz, director de WSN, que ya ha sufrido en sus carnes el riesgo que significa embarcarse en un proyecto relacionado con las nuevas tecnologías. Ozcariz fue director general de Recol Nertworks, el proyecto hispanoamericano para crear distintas comunidades para los colegios profesionales. Ozcariz prefiere no hacer comentarios de esta experiencia, pero reconoce que ya en Recol existían proyectos para ofrecer servicios basados en redes inalámbricas.

 

 

 

Pero WSN no nació siempre pensando en Wi-Fi. Su idea inicial fue crear un sistema vía satélite para dar cobertura a zonas rurales o donde el cable e incluso el teléfono llega con dificultad. WSN aún ofrece este servicio, pero después de visitar EE UU y conocer las tecnologías 802.11, sus principales esfuerzos se centran en el proyecto Afitel.

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