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Golf

José María Olazábal, embajador en China

China despierta al golf. La empresa IGD, a la que está vinculado el doble ganador del Masters, construirá dos campos de 18 hoyos en Shanghai

Durante su exilio en la isla de Santa Helena, Napoleón escribió: 'Cuando China despierte, el mundo temblará'. La nueva economía que florece en el gigante asiático, con 1.500 millones de habitantes, ha propiciado la aparición de una clase social alta, cuyo número se sitúa entre los tres y los cinco millones de personas. Son los primeros beneficiados del lema de Den Xiaoping: 'Un país, dos sistemas', concentrados en las zonas especiales del litoral, particularmente en Shanghai. Este crecimiento, que lleva consigo importantes mejoras en red de transporte, servicios sanitarios y de educación, no ha olvidado la creación de otras zonas de recreo para la nueva clase alta y para aquellos inversores extranjeros que se acercan hasta aquel país. El golf ha comenzado a vivir una expansión excepcional en China.

Una empresa de nuestro país, IGD (International Golf Design), a la que está vinculado el golfista José María Olazábal, diseñará y construirá dos campos de golf de 18 hoyos cada uno en el marco de un complejo que construye uno de los grupos más poderosos, Harbour Plaza, en Shanghai, aunque IGD explora otras posibilidades con otros holdings en Guangdong. Olazábal, que hasta ahora ha diseñado nueve campos en nuestro país, así como otros en Italia y Austria, viajará a China para conocer de cerca el proyecto, seguir su desarrollo y jugar los dos recorridos que llevarán la firma del doble ganador del Masters.

Para establecer las bases de dicho acuerdo, responsables de IGD han viajado a Shanghai para atar los cabos de esta compleja realización que por primera vez llevarán a término a muchos kilómetros de distancia y que exigirá el seguimiento constante de sus técnicos. Las obras empezarán previsiblemente a mediados de 2003 con una duración estimada de dos años. Los dos campos a construir serán muy distintos, uno tendrá el perfil de un recorrido de alta competición, de casi 7.000 metros de longitud, mientras que el segundo, algo más relajado, será de unos 6.500.

Shui-on, presidente del grupo inversor, ha dejado manos libres a la empresa española para la realización de su trabajo. El presupuesto para la construcción de cada campo rondará los 12 millones de euros.

En la actualidad China cuenta con una cifra de golfistas irrelevante, alrededor de 100.000, que se reparten en los 90 campos que están en funcionamiento. Pese a que la cifra de practicantes es aún modesta, jugar en China es carísimo, un green fee para disfrutar de una vuelta se sitúa entre los 200 y los 250 dólares (228 y 285 euros) por jugador. Sin embargo, las previsiones de crecimiento son espectaculares y empresas de todo el mundo buscan hacer negocio en aquella área y participar en los beneficios que ahí se generan.

Shanghai es el puntal económico de China. La antigua población de pescadores posee el puerto más importante del país. La renta per cápita de los 15 millones de habitantes que pueblan la ciudad y su área de influencia alcanza los 22.000 dólares (25.000 euros), mientras que en el resto es de 1.200 dólares (1.365 euros). El rítmo de crecimiento de China se sitúa en el 7% anual, superior al de Japón.

Tras las monumentales inversiones en infraestructuras nace una nueva urbe con imponentes rascacielos y cuidados planes urbanísticos en su entorno. Toda la construcción que se lleva a cabo es bajo unos elevados niveles de calidad y con el máximo aprovechamiento de los recursos naturales. Sergio Gómez, representante de José María Olazábal que recientemente visitó el país, destaca que 'están muy bien asesorados, sientan bases a largo plazo y toman las decisiones de implantación de acuerdo al desarrollo económico de la zona'. El golf entra en China y Olazábal es nuestro primer embajador.

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