Las retenciones por exportaciones dan un respiro al peso argentino
El peso argentino logró recuperar ayer parte del terreno perdido frente al dólar en las últimas jornadas. Las empresas empezaron ayer a liquidar el impuesto aplicado a las exportaciones, lo que propició liquidez inmediata al sistema financiero. Pero la crisis amenaza con repetirse. Los argentinos no confían en el peso y volvieron a soportar largas colas para hacerse con dólares a toda costa.
Tras varias jornadas de caída libre, el Banco Central de Argentina logró ayer contener el desplome del peso y que la divisa ganara terreno en su cotización frente al dólar. La moneda estadounidense cotizaba ayer a 2,87 pesos, frente a las 3,3 unidades del lunes.
En la noche del lunes, la autoridad monetaria redujo de los 180 días iniciales a tan sólo cinco el plazo dado a las empresas exportadoras para liquidar las retenciones impuestas a sus ventas al exterior. Con ello, los exportadores tienen de plazo hasta el próximo viernes para ingresar sus impuestos en dólares en el Banco Central o las entidades colaboradoras, lo que insufla liquidez de inmediato en el mercado.
De hecho, el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, estudia ya aplicar un nuevo aumento de las retenciones a las exportaciones, un porcentaje que, según fuentes de la Administración, se anunciará en los próximos días.
Los efectos de esta medida tienen sólo carácter temporal y poco podrán hacer para frenar nuevos ataques contra el peso, aunque sí mucho para ahogar la ya escasa actividad económica que registra el país.
En Nueva York, algunos analistas apuntaban que los contratos de futuro sitúan el valor del peso en seis unidades por dólar. 'No hay posibilidades de prever el nivel del peso. No se detendrá hasta alcanzar el nivel necesario para que el capital vuelva al país. No puedo decir si eso será a cuatro o a seis unidades por dólar', señaló uno de los expertos a Reuters.
La desconfianza de los argentinos hacia su divisa también quedó patente en las largas colas formadas ante los bancos para hacerse con los dólares baratos que ofrecían el Banco Central y las entidades colaboradoras (a tres pesos). Esta desconfianza amenaza con repetir nuevos episodios de crisis cambiaria en los próximos días y nuevas tensiones sociales que amenazan la estabilidad del Gobierno.
El Ejecutivo que preside Eduardo Duhalde no permanece ajeno a las tensiones sobre la divisa, por su repercusión sobre los precios. Ayer la petrolera Shell anunció un aumento de los precios de las gasolinas del 6,7%, como ya lo habían hecho antes otras firmas. Los supermercados, por su parte, se comprometieron con el Ejecutivo a garantizar el abastecimiento de alimentos y a no trasladar a los precios las fuertes alzas que viene registrando el dólar.
No en vano en febrero los precios de los supermercados aumentaron un 10,1% mientras que las ventas cayeron un 12,8%. El Gobierno también ha detectado alzas en los medicamentos de hasta el 30%. Por todo ello, la inflación acumulada a febrero se sitúa ya en el 5,5%.
Pese a su importancia, los precios no son el único conflicto que debe lidiar Duhalde. El presidente argentino se reunió ayer en su residencia de Los Olivos con varios legisladores de su partido para intentar reforzar sus apoyos políticos y tantear a los peronistas sobre las modificaciones legislativas que aún debe acometer para cumplir las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI), como la Ley de Subversión Económica.
El organismo anunció ayer que enviará una misión al país el próximo martes, con el fin de analizar las últimas reformas políticas y económicas y evaluar la posible concesión de ayuda financiera al país suramericano.