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Operadoras

Las nuevas telefónicas no ofrecen servicio de cobro revertido a su millón de clientes

Ninguna de las operadoras españolas que han nacido al calor de la liberalización de las telecomunicaciones ofrecen servicios de cobro revertido al millón largo de clientes que ya han conseguido arrebatar a Telefónica. Esta modalidad de conexión, que permite que sea el receptor de la llamada quien pague el importe, es muy popular entre los desplazados al extranjero, especialmente los estudiantes, y en 2001 fue utilizada por siete millones de españoles. Las nuevas telefónicas echan la culpa a la falta de regulación.

En la liberalización de las telecomunicaciones no es oro todo lo que reluce y los usuarios más osados que se han atrevido a desligarse de los servicios de la todopoderosa Telefónica a veces se encuentran con alguna sorpresa desagradable.

Tal es el caso en uno de los servicios telefónicos de mayor uso por los millones de españoles que cada año se desplazan al extranjero por motivos de trabajo, estudio u ocio. Se trata del cobro revertido, una modalidad de conexión que permite que sea el receptor quien pague el precio de la llamada (y no el emisor, como ocurre habitualmente).

A día de hoy, ninguno de los nuevos operadores españoles, competidores del antiguo monopolio, ofrece este tipo de servicio a los 1,2 millones de clientes que han logrado arrebatar a Telefónica. Y no lo ofrece en su modalidad más popular (la llamada internacional), pero tampoco (salvo excepciones) en la fórmula menos utilizada del cobro revertido nacional.

España Directo

Telefónica ha tenido siempre una cierta sensibilidad por el mercado telefónico que generan los españoles residentes en el extranjero. En sus recientes ofertas de descuento ha incluido las denominadas Europa 15 y USA 15, que ofrece precios favorables para las llamadas generadas en España que tienen como utilidad facilitar la relación telefónica entre familias que se encuentran separadas por razones de trabajo, estudios o, sencillamente, de ocio.

Pero el servicio más tradicional de Telefónica para este segmento es el conocido como España Directo, que fue creado en 1989. Muy apreciado por los estudiantes españoles en el extranjero (que trasladan de este modo a sus padres el coste de las comunicaciones con el hogar), fue utilizado en el año 2000 por más de nueve millones de usuarios y en 2001 por más de siete. España Directo tiene presencia en más de 80 países, pero aquellos que generan la gran mayoría de las llamadas son Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos y Francia.

Con la liberalización de las telecomunicaciones en España, el millón largo de usuarios que han roto sus contratos con Telefónica al objeto de apuntarse a las ventajas, fundamentalmente de precio, que ofrecen los nuevos competidores, se han encontrado con la sorpresa de que han quedado marginados de la utilización del servicio de España Directo. Además, han podido comprobar que sus nuevas compañías no han articulado aún ninguna modalidad de conexión alternativa que les permita realizar llamadas a cobro revertido, tanto en su modalidad internacional como doméstica.

Telefónica argumenta para justificar esta exclusión que la modalidad de cobro revertido no está incluida dentro sus obligaciones de prestación del servicio universal. La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) corrobora esta afirmación.

Los operadores alternativos consultados reconocen que, 'al no estar incluido el servicio entre las especificaciones de las tarifas de interconexión, ha resultado prácticamente imposible llegar a ningún acuerdo con Telefónica para conseguir acuerdos que permitan a nuestros usuarios seguir utilizando el servicio de España Directo'.

Limitaciones

La no prestación del servicio de cobro revertido es sólo una de las limitaciones con las que se encuentran los usuarios que deciden embarcarse en la aventura de los operadores alternativos. Existen otras varias, como la marginación de sus números de abonado de las guías, o las dificultades reales para conservar su anterior numeración (portabilidad).

En algunos casos son imputables a la rigidez interesada del grupo Telefónica, en otros, a las limitaciones de una regulación poco sensible a las necesidades de los clientes y, en otros muchos, la culpa la tiene la debilidad manifiesta de los nuevos operadores.

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