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Las telefónicas ocultan precios altos con ofertas de tarifas baratas

Telefónica, como no podía ser de otra manera, es la compañía con las tarifas de telefonía fija más caras. Sin embargo, ninguna de sus competidoras puede vanagloriarse de ser la más barata en todos los tramos tarifarios y para todo tipo de clientes. Un estudio realizado por una consultora demuestra que, tras 41 meses de liberalización, las nuevas operadoras siguen utilizando el reclamo de una tarifa estrella especialmente baja, mientras que esconden el resto, que son muy elevadas.

Desde que se liberalizó el mercado de telefonía fija en España los clientes escuchan de modo insistente en los mensajes publicitarios de todas las nuevas operadoras que sus tarifas son las más baratas. Ateniéndose a los resultados de un estudio realizado por Beltegeuse, filial de Avirón, esta afirmación ha sido básicamente mentira.

Del estudio se desprende un dato incuestionable: Telefónica, como no podía ser de otra manera en una operadora dominante, tiene las tarifas más caras. Lo que no hay es una compañía que pueda alardear con rigor que es la más barata en todos y cada uno de los segmentos y clientes.

El informe sobre tarifas se ha elaborado aplicando a los precios de los principales operadores del país (ver cuadro) consumos tipo de grandes empresas, pymes y particulares, en los que se contempla un número determinado de llamadas y su duración en conexiones provinciales, interprovinciales, internacionales y de fijo a móvil.

Los resultados muestran que todas las operadoras utilizan, en mayor o menor medida, una argucia que consiste en tener una tarifa estrella muy barata y que resulta la más competitiva en ese segmento. Además, la publicita insistentemente en televisión. Junto a ella, el resto de los precios para otro tipo de llamadas son mucho más caras y superiores a la media.

Este ardid ya fue utilizado por las compañías de telefonía móvil en las tarjetas prepago, que son muy favorables en un determinado horario, pero en el resto son infinitamente más caras.

Los reclamos

Claro ejemplo de ello es Uni2, que está entre las más baratas en llamadas internacionales para grandes empresas, pymes y particulares, mientras que en el resto sus precios están en la media.

En el caso de Jazztel, las llamadas provinciales son muy competitivas, lo que contrasta con las interprovinciales, que están entre las más caras de la tabla.

La desaparecida Sinpletel era económica en el tráfico interprovincial para grandes clientes y se desquitaba con precios altos en conexiones internacionales y de fijo a móvil.

Esta práctica es incluso constatable con la compañía Colt, que, en el estudio, sale muy bien parada. Hay que tener en cuenta que esta operadora está enfocada a un número muy reducido y concreto de abonados, las grandes cuentas, con lo que sus consumos están asegurados y ha podido ajustar al máximo los gastos de publicidad y captación de clientes. Aun así, sus tarifas interprovinciales para grandes empresas no son competitivas.

Del estudio se desprende también que Retevisión tiene ciertas tarifas favorables, como internacional o fijo a móvil, pero en el resto aplica una política de descuentos muy moderados en relación con las tarifas que siempre sirven de referencia y que son las de Telefónica.

Airtel demuestra con su tabla de precios que el servicio de telefonía fija no es su prioridad y se limita a dar unas tarifas que casi siempre están en la media cuando no quedan por encima.

Telefónica es, indiscutiblemente, la más cara en todos los segmentos, aunque nunca ha publicitado, salvo en los planes de descuento, ser la más barata, sino ofrecer el mejor servicio.

Comparando los precios por minuto entre las empresas con la tarifa más cara y la más barata del estudio, se constata que la diferencia entre una y otra es abismal. Así, las llamadas provinciales de los grandes clientes de Telefónica llegan a costar el doble por minuto que las de los abonados de Colt.

Diferencias similares se dan en los consumos de llamadas interprovinciales e internacionales de pymes y particulares. Por el contrario, el estudio pone en evidencia que la competencia en conexiones de fijo a móvil es todavía muy estrecha y la banda de precios oscila sólo un 10%.

En definitiva, la investigación realizada deja al descubierto que las operadoras de telecomunicaciones practican una política tarifaria basada en la confusión. Incluso los clientes más expertos son incapaces de diseñar un comportamiento que garantice la factura más barata.

 

Las operadoras presionan a los clientes para conseguir su preasignación

La disparidad de tarifas que tienen en el mercado los operadores de telefonía hace que la preasignación (la posibilidad de realizar todas las llamadas con un operador alternativo sin tener que marcar prefijo) de los abonados adquiera un papel clave. Con esta modalidad, las nuevas telefónicas capturan a los usuarios para las tarifas más baratas y para las más elevadas. Las compañías son conscientes de que la batalla está en lograr clientes globales y no usuarios que usan un operador distinto en cada llamada.

Con este escenario, la lucha por la preasignación está siendo feroz en España, sobre todo desde que el Gobierno ha incluido en ella las llamadas locales.

La más agresiva en este campo es Retevisión y la propia regulación, que admite el consentimiento tácito para abonar a los usuarios a este servicio. Cada operador puede mandar una carta a los clientes que ya tenía preasignados para larga distancia en la que explica que serán abonados también a las llamadas locales si no expresan su rechazo en el plazo de 15 días. Nada impide que la carta sea rechazada, pero tampoco que el operador vuelva a enviarla cada 15 días.

Confusión

Ante la relevancia de lo que está en juego, las telefónicas han intensificado sus campañas de captación y no han tardado en surgir los conflictos. Los nuevos operadores acusan a Telefónica de prácticas abusivas, mientras que el ex monopolio contesta que las suyas tampoco son del todo claras, sobre todo porque no aportan toda la información que el usuario tiene que conocer y que la regulación les obliga a facilitar.

El ex monopolio asegura haber cumplido con creces los plazos que exige la normativa, que impide que se pongan en contacto durante dos meses con los clientes que han fichado por otro operador. Pasado ese plazo, sin embargo, Telefónica les envía una carta donde les hace saber que ya no pueden "responsabilizarse de la calidad del servicio" del mismo modo que lo han hecho hasta ahora y les ofrece la posibilidad de reengancharse si así lo desean.

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