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La quimera del oro

Juan Ignacio Crespo

Desde febrero de 2000, es decir, desde apenas un mes antes de que se iniciara la crisis bursátil, el precio del oro ha realizado un gran movimiento de ida y vuelta que lo ha llevado desde los 316 dólares por onza que alcanzaba en esa fecha hasta 255 dólares un año más tarde y, de nuevo, a niveles superiores a 290 dólares en la actualidad.

Esta recuperación del precio del oro en los dos primeros meses de 2002 ha propiciado el que la rentabilidad media de los siete fondos registrados para la venta en España incluidos dentro de la categoría Lipper Global conocida como Renta Variable del Sector de Metales Preciosos ascendiera en ese período al 22,34% (77% acumulado en los últimos tres años).

Aunque la importancia de este tipo de fondos es más bien anecdótica dentro del panorama de los fondos que se comercializan en España, permiten detectar posibilidades de inversión fuera de los circuitos más trillados. El oro mantiene sus connotaciones míticas en el inconsciente colectivo y, aunque haga ya mucho tiempo que perdió su papel de patrón monetario, aún se le asigna una excepcional importancia como valor refugio frente a la inflación o en las situaciones de incertidumbre política, por no hablar de los conflictos bélicos. Y, sin embargo, el oro ya no es lo que era. Desde su calificación por John Maynard Keynes como 'reliquia bárbara', y a pesar de sus intentos repetidos de volver a jugar un papel preponderante entre el abanico de activos disponible, su precio se ha quedado reducido a la mitad de lo que era hace 20 años. El golpe de gracia, al menos por ahora, se lo asignó Richard Nixon el 15 de agosto de 1971 con su decisión de declarar el dólar inconvertible. Más tarde, el éxito en la lucha contra la inflación hizo el resto.

Eso no excluye el que siga habiendo partidarios de la vuelta al patrón oro, pero el último de entre ellos que jugara un papel relevante murió hace ya más de 30 años y, para muchos, ya es sólo un nombre en la nebulosa de figuras históricas: Charles de Gaulle.

Transcurría la década de los años sesenta del siglo XX y el viejo general se aferraba a la idea de la grandeur en la política exterior francesa. Esto le llevó a no darse tregua hasta incluir a Francia entre las potencias nucleares de la época y tener lo que ahora suena ya tan anacrónico: su force de frappe. Su otra obsesión era el regreso al patrón oro. Para él el oro seguía siendo un 'metal con valor inmutable'.

Metal con valor inmutable para unos o reliquia bárbara para otros el oro sigue despertando emociones de adhesión o rechazo. Como inversión, una de las cualidades del oro es que está correlacionado negativamente con la renta fija y la renta variable, por lo que puede jugar un papel de cobertura contra la volatilidad.

Otros fondos especializados en inversión sectorial que están teniendo un buen comportamiento en lo que va transcurrido del ejercicio 2002 son los que invierten en recursos naturales. Su rentabilidad media acumulada desde el 1 de enero pasado es de 8,94%. En España hay 12 fondos de este tipo registrados para la venta. De entre ellos destaca uno promovido por ABN-AMRO que, durante los últimos tres años, ha acumulado una rentabilidad de 80,85%. Como puede apreciarse, hay otros mundos para invertir, pero están en éste. Un buen asesoramiento permitirá detectarlos a tiempo.

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