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Monterrey

Bush exige la apertura comercial a cambio de la ayuda al desarrollo prometida

El presidente de EE UU, George Bush, lanzó ayer un firme discurso en el marco de la cumbre de Monterrey vinculando la nueva ayuda oficial al desarrollo (AOD) prometida la semana pasada a una apertura comercial de los países pobres, una lucha contra la corrupción y mejoras en sanidad y educación.

'Debemos vincular más la ayuda a las reformas políticas, legales y económicas', dijo el último día de la Conferencia Internacional para el Desarrollo celebrada en la ciudad mexicana desde el lunes. Presionado por la cercanía de la cumbre y las críticas a la escasa aportación estadounidense, Bush anunció un aumento de la ayuda de 5.000 millones de dólares (5.750 millones de euros) en tres años, pero bajo condiciones muy exigentes. 'Para ser serios en cuanto a la lucha contra la pobreza, debemos ser serios en la expansión del comercio', dijo Bush en un momento en el que EE UU es centro de las críticas internacionales por su proteccionismo con el acero. Incluso si la Administración Bush lleva adelante su promesa, la AOD sólo alcanzaría el 0,13% de su PIB, muy lejos del 0,7% impulsado desde la ONU y reiterado durante la conferencia. Así lo recoge el Consenso de Monterrey, el documento firmado por los cerca de 180 países participantes.

El texto ya fue acordado en enero, por lo que la reunión careció de sorpresas. En general, el consenso no recoge obligaciones y es más una declaración de intenciones de los países ricos para luchar contra la pobreza. El documento insta a los países a alcanzar el 0,7% del PIB en AOD, subraya la importancia de la condonación de la deuda externa para impulsar el crecimiento y urge a las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial, OMC y ONU) a colaborar entre ellas para mejorar la eficacia en la financiación.

Tampoco fue novedoso el aumento de la AOD aprobado por la UE, que elevará del 0,33% actual al 0,39% en 2006, acordado en la Cumbre de Barcelona. Lo más destacado de la cita fue la salida precipitada de Fidel Castro de la conferencia, ya que Bush no deseaba encontrarse con él.

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