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Agricultura

Los aceiteros recibirán sólo la mitad de las ayudas

La última corrección al alza de las previsiones de producción de aceite de oliva en España durante la presente campaña (1,25 millones de toneladas) ha dejado al desnudo un dato descorazonador: los olivicultores cobrarán sólo la mitad de las ayudas. La producción aceitera se va a disparar a cerca de 1,5 millones de toneladas, el doble de la cantidad que Bruselas adjudicó a España en su día. Además, la mayor producción tampoco va a garantizar un mantenimiento de la renta agraria dados los bajos precios del aceite.

La producción será más histórica de lo que ya anunciaban las previsiones de febrero: los últimos datos ofrecidos por la Agencia para el Aceite de Oliva corrigen al alza la cosecha aceitunera 2001-2002 y dictaminan que la cantidad real se aproximará a 1,25 millones de toneladas de aceite. Pero todavía no se ha escrito la última cifra, porque se continúa recogiendo aceituna en marzo, y si llueve, la campaña podría extenderse hasta mayo.

La producción, por tanto, alcanzará un récord histórico y, como consecuencia, también lo alcanzará la penalización: los olivareros españoles recibirán un 48,17% menos de ayudas, según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) o un 45% menos, según la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). A saber: a 1,25 millones de toneladas de aceite, hay que añadir para calcular la producción garantizada un 8% que correspondería a la producción de orujo, esto es, 104.000 toneladas más y otras 62.500 toneladas equivalentes a la aceituna de mesa. La producción resultante, 1.416.560 toneladas, dobla la cantidad con derecho a ayuda que Bruselas tiene asignada a España, 760.027 toneladas.

Los aceituneros no percibirán, por tanto, 132,25 euros por cada 100 kilos como sería preceptivo si no hubiera rebasamiento, sino 68,55 euros por cada 100 kilos, esto es, casi un 50% menos. La elevada cosecha tampoco va a garantizar a los agricultores un mantenimiento de renta, puesto que los precios del aceite en origen (1,94 euros el kilo de virgen extra y 1,83 el kilo de lampante, según el sistema pool), a pesar de que han experimentado un incremento en los últimos meses tras crecer desde el suelo de 1,68 euros de hace unos meses, ofrecen los registros más bajos de los 10 últimos años.

Agricultura especulativa

El buen año agrario ha incidido en el dibujo de este paisaje, pero, sobre todo, la entrada en producción de olivares plantados en los últimos años al abrigo de las subvenciones comunitarias con las más modernas técnicas productivas 'que están poniendo en serio peligro la supervivencia de las explotaciones familiares', sostiene COAG.

Porque, además, constituyen 'una agricultura especulativa, desarrollada por sociedades que nada tienen que ver con el campo y que están determinando el mal momento que vive el sector aceitero', afirma UPA. Ambas organizaciones muestran (todavía de palabra, preludio probablemente de actuaciones más enérgicas) dos soluciones para emerger de la crónica crisis que muestra el sector del aceite en España: una, la modulación de las ayudas a la producción aceitera (priorizar a los agricultores a título principal) para regular tanto renta como mercado.

Otra, la reforma inmediata de la Organización Común del Mercado del aceite de oliva, cuya cantidad garantizada por Bruselas año tras año se comprueba insuficiente para España. Ninguna de las dos medidas está no ya en la agenda, ni siquiera en el pensamiento de los mandatarios agrarios, en estos momentos.

Por ello, el panorama ligeramente esperanzador que habían confeccionado las cifras aceiteras en los últimos meses corre el peligro de diluirse en este nuevo jarro de agua fría recibido por el sector: las previsiones anuncian un crecimiento de la exportación en 80.000 toneladas, hasta las 560.000 (con la salvedad de que, mientras suben los graneles, baja la venta exterior de aceites envasados), crecerá el consumo interno en otras 20.000 toneladas, hasta 590.000, y bajarán las importaciones 5.000 toneladas, hasta las 15.000.

Fallos del satélite en la detección de explotaciones

 

Los agricultores proponen y el satélite dispone. El nuevo sistema tecnológico que utilizan las comunidades autónomas para medir las superficies que conforman las ayudas comunitarias, no para de corregir a la baja la declaración de cultivos, basadas en el catastro, que presentan cada año los agricultores para recibir las subvenciones. Bien por la vegetación colindante, bien por el relieve del terreno o bien por el arbolado disperso, el satélite se enfrenta a zonas de sombra que no reconoce como superficie sembrada. Y a menos superficie, menos ayuda.

 

 

 

 

 

 

 

La COAG ya ha detectado deficiencias en al menos cuatro comunidades autónomas: Cataluña, País Vasco, Navarra y Castilla y León. En algunas explotaciones de Álava, la provincia más castigada por el satélite, las desviaciones han llegado a ser de hasta el 50%. Y en las demás comunidades, los datos obtenidos por la teledetección 'están suponiendo un recorte de las ayudas a miles de agricultores', dice COAG.

 

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