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Brasil

La cotización del real refleja la fortaleza económica del país

Los posibles temores a un repunte de la inflación a corto plazo tras la relajación llevada a cabo por el Banco de Brasil se ven contrarrestados por la estabilidad que muestra el real en los últimos meses.

Una vez más, en los últimos tiempos el real ha demostrado una notable resistencia a un entorno político-económico desfavorable, tal y como ocurriera en las semanas previas al desenlace de la crisis del sistema cambiario argentino, la divisa brasileña ha vuelto a poner de manifiesto que su evolución frente al dólar obedece a las perspectivas de crecimiento de la economía, manteniéndose relativamente aislada de focos puntuales de inestabilidad.

La moneda lo ha demostrado esta misma semana, al continuar la gradual apreciación del real en medio de un escándalo político que salpicaba a la principal candidata de la coalición gobernante a las próximas elecciones y del debate desatado alrededor de lo que parece el inicio de un ciclo de relajación monetaria por parte del Banco Central.

Al margen de las volatilidades que pueden surgir por el contexto político, más relevante nos parece el debate surgido en torno al movimiento llevado a cabo por el Banco Central. La cuestión es si la rebaja de tipos llevada a cabo en el último consejo del instituto emisor fue adecuada en un contexto de inflación por encima del límite que se fija el banco (la inflación se sitúo en el 7,5% en febrero, frente a un objetivo a final de 2001 del 4% con el límite superior de la banda en el 6%).

Por otra parte, se especula con una continuación de dicho movimiento en la siguiente reunión, que podría saldarse con una reducción de hasta 0,75 puntos porcentuales en los tipos de interés. Parece claro que la referencia de inflación fijada para final de 2002 será difícilmente alcanzable dados los niveles de crecimiento de los precios. Sin embargo, estas alzas tienen su origen, en gran medida, en la depreciación del real en 2001, que tiene pocas probabilidades de repetirse.

Aunque los niveles exactos a los que aspira el Banco Central puedan no alcanzarse a finales de año, todo hace pensar que la tendencia desde este momento será de moderación de las tensiones inflacionistas, paralelamente, esta relajación monetaria serviría de estímulo a la actividad, reforzando las perspectivas de crecimiento.

Chile apuesta por la recuperación

 

El Banco Central de Chile anunció el martes su tercer recorte de tipos en el año. Tras dos reducciones de medio punto porcentual en los comités de enero y febrero, la autoridad monetaria sorprendió al mercado con una rebaja de 0,75 puntos porcentuales.

La facilidad con la que el instituto emisor ha relajado su política monetaria contrasta con su comportamiento del año anterior, en el que, a pesar de la fuerte desaceleración observada el segundo semestre, los tipos se mantuvieron inmóviles. Este proceder en 2001 se originó en las fuertes presiones inflacionistas que impuso la depreciación del peso. A pesar que el tipo de cambio llegó a depreciarse un 23% en el año, el mantenimiento de los tipos en niveles altos, teniendo en cuenta la fase recesiva del ciclo, permitió que la inflación se mantuviera por debajo del límite superior del 4% fijado por la autoridad monetaria.

El panorama en 2002 es muy diferente, mientras la demanda interna no muestra aún señales de recuperarse, el tipo de cambio registra una fuerte tendencia al alza gracias al aumento del precio de cobre y a su inmunidad frente a la crisis de Argentina.

La ausencia de presiones sobre los precios permitió que la inflación alcanzase mínimos históricos de 2,2% en enero y se mantuviera en febrero en el 2,5%, claramente por debajo del objetivo oficial de 3%. De esta forma, un instituto emisor históricamente reticente a efectuar bajadas de tipos se quedó sin argumentos para no aplicar una política expansiva. Con un tipo de interés real del 1,75% y la esperada recuperación de la economía, ya no quedaría margen para nuevas relajaciones monetarias.

El bolívar corrige al alza las caídas tras la devaluación

 

Tras depreciarse hasta un 37% en la semana posterior a la flotación, el bolívar ha iniciado un movimiento corrector intensificado en la última semana. Diversos factores han acelerado esta apreciación, cerca del 6%. Por un lado, el mayor precio alcanzado por el crudo ha mejorado el panorama fiscal y las expectativas de entrada de divisas. Por otro lado, la recesión en la que poco a poco se sumerge Venezuela ha provocado una fuerte contracción de la demanda por importaciones y, por lo tanto, de dólares.

 

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