Fallece el economista James Tobin a los 84 años de edad
Tobin, uno de los economistas de más influencia de las últimas décadas, fue el creador de la idea un impuesto especial para las transacciones financieras internacionales que revertiera en la prevención de crisis y la cooperación al desarrollo, la llamada 'Tasa Tobin'.
En 1971, el economista propuso introducir una tasa sobre los flujos de capital especulativos, los cientos de miles de millones que cruzan el mundo en un día o que son utilizados para el comercio de valores. Con esta tasa pretendía combatir las excesivas oscilaciones en los mercados de valores. A pesar de la repercusión, él mismo renegaba de su popularidad entre los grupos antiglobalización y se declaraba a favor del libre comercio y de los denostados Fondo Monetario Internacional (FMI) y Organización Mundial de Comercio (OMC).
En 1981, mientras se destacaba por sus críticas contra la Administración Reagan, fue galardonado con el Nobel de Economía, con el que la Academia sueca reconoció su "trabajo creativo y extenso sobre el análisis de los mercados financieros y sus relaciones con las decisiones sobre gasto, empleo, producción y precios", y fundamentalmente el hecho de que sus estudios no se limitaran "sólo al dinero".
Uno de los padres de la Economía moderna
Nacido el 5 de marzo de 1918 en Champaign (Illinois) y doctorado en Harvard, la brillante carrera de Tobin se extendió durante cincuenta años, con valiosas contribuciones a la economía económica a través de decenas de libros y cientos de artículos que partían de una base fundamental: la forma en que las políticas económicas afectan a la vida cotidiana de las personas.
Esta fue una de sus guías de trabajo en las universidades de Harvard y Yale y en sus años en la Administración Kennedy y la Reserva Federal. Según recuerda uno de sus colegas de cátedra de Yale y ex alumno de sus clases, William Brainard, "Jim nunca dejaba que perdieras de vista que la razón última para estudiar teorías es hacer del mundo un lugar mejor".
Tobin creció durante la Gran Depresión de los años treinta, lo que, según él mismo reconocía, determinó su carrera. "Era fácil estar interesado en la economía, porque estaba claro que las cosas que funcionaban mal en el mundo tenían mucho que ver con la economía", explicaría en una entrevista al 'New York Times' tras ser galardonado con el Nobel.
En 1935 obtuvo una beca para estudiar en Harvard, donde entró en contacto con las teorías del británico John Maynard Keynes, quien proponía el intervencionismo del Estado en la economía. En 1941 empezó a trabajar para el Gobierno en Washington, aunque el ataque japonés contra Pearl Harbor le llevó a alistarse en la Marina, donde sirvió hasta el final de la guerra.
Después regresó a Harvard para acabar el doctorado, aunque fue en Yale donde por fin fue contratado como profesor asociado de Economía. Desde entonces no dejó de ganar reconocimiento entre la comunidad académica con sus teorías 'post-keynesianas', como la del 'portafolios', que él mismo definió con gran sencillez: "no pongas todos tus huevos en la misma cesta".
De esta forma, llamó la atención del propio presidente John F. Kennedy en 1960, del que se convirtió en asesor. Desde su privilegiada posición, intentó impulsar políticas de pleno empleo, fomento de la competitividad y refuerzo de la legislación antimonopolio, combinadas con elevadas inversiones en ciencia, tecnología y educación. De hecho, en los años sesenta, incluso tras abandonar el Gobierno, Tobin se convirtió en todo un personaje político.