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Tribuna
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¿Aún falta mucho?

Juan Ignacio Crespo

æpermil;sta es la pregunta más corriente de los inversores en fondos, a los que se recomienda paciencia con sus inversiones tras aplicarles un tratamiento lenitivo del dolor que provocan las minusvalías. Tratamiento hecho a base de un cóctel en el que se mezclan el horizonte temporal de la inversión, el perfil de riesgo, la diversificación, etcétera. Sin embargo, tras la cataplasma, la pregunta vuelve a emerger con toda su crudeza: ¿hasta cuándo van a seguir los fondos de inversión en renta variable dando rentabilidades negativas? Vamos a intentar una respuesta que, como todo lo referido al futuro, no puede ser otra cosa que especulativa.

Los fondos de inversión de renta variable sólo podrán obtener rentabilidades positivas a partir del momento en que las Bolsas comiencen a subir. ¿Y eso cuándo sucederá? Pues a partir del momento en el que haya síntomas claros de que la recesión económica en los EE UU se esté terminando. Esta última afirmación necesita ser matizada: en la realidad, cuando las economías salen de una recesión, las Bolsas hace ya tiempo que han empezado a subir. Es decir, en general, las Bolsas se anticipan con una subida al inicio del crecimiento. Ese periodo de anticipación suele ser de unos seis a ocho meses, y en la jerga de los mercados financieros suele decirse que las Bolsas están anticipando o descontando la recuperación económica. También, en sentido inverso, una caída fuerte de las Bolsas suele interpretarse como el anuncio de una recesión económica.

Los signos emitidos por las Bolsas, anunciando recesión o expansión, no son infalibles aunque suelen cumplirse con una frecuencia muy elevada: quizá el fallo más sonoro de las Bolsas como profetas de un proceso recesivo tuviera lugar en 1987, con el famoso crac de octubre. La Bolsa de Nueva York cayó en muy pocos días casi el 30%, pero no hubo ninguna recesión en los meses siguientes. De hecho, no la hubo hasta tres años más tarde. Y la Bolsa no la anunció, no la descontó previamente. A no ser que se considere como tal anuncio el minicrac de octubre de 1989. Este tipo de fallos llevó a Paul Samuelson en los sesenta a ironizar al decir que 'las Bolsas han anunciado nueve de las últimas cinco recesiones'.

Respecto al momento actual los datos son claros: las Bolsas comenzaron su caída en marzo de 2000 y la recesión americana se inició en marzo de 2001. Es decir, justo 12 meses más tarde, un periodo inusualmente largo dado que para el conjunto de las nueve recesiones americanas posteriores a 1945 el periodo medio transcurrido entre que las Bolsas alcanzaran un máximo y que diera comienzo la recesión es de cinco meses. Si buscamos en los últimos 60 años, sólo encontraremos una recesión en la que hubiera ocurrido algo parecido: la de 1970. En aquel entonces, además, la salida de la recesión fue anunciada por las Bolsas con un anticipo de cinco meses, que es justamente el plazo medio transcurrido entre el mínimo de cada ciclo bursátil y el comienzo de la expansión para las nueve recesiones de la posguerra en EE UU.

Como en el actual ciclo bursátil, el mínimo tuvo lugar el 21 de septiembre pasado, ¿quiere esto decir que la salida de la recesión está iniciándose en este momento, cinco meses más tarde? Parece que sí. Pero no por esta argumentación de puro recuento histórico, que no es sino una manera de tratar de encontrar un asidero en la niebla, un mapa para navegar por aguas sin cartografiar, sino porque ya hay débiles indicios de recuperación en EE UU y aún se espera el efecto de los estímulos monetarios. ¡Que vengan pronto!

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