Las subidas de vivienda y Bolsa duplican en 15 años el patrimonio medio familiar
La revalorización de la vivienda y de las acciones cotizadas en Bolsa ha duplicado, en términos reales, el valor del patrimonio neto de cada familia española en los últimos 15 años. En términos nominales, el patrimonio medio de cada hogar se ha llegado a multiplicar por cinco, desde 63.100 euros en 1985 hasta 304.590 euros en 2000.
El boom inmobiliario y las plusvalías bursátiles han transformado el volumen y la distribución de la riqueza en el país. Tanto es así que el patrimonio neto de la economía española se ha multiplicado por siete en los últimos 15 años -de 604.000 millones de euros en 1984 a 4,25 billones de euros en 2000-, mientras que la renta sólo lo ha hecho por cuatro.
æpermil;sta es una de las principales conclusiones del último estudio hecho público por la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) sobre la evolución económica en la última década y media.
Sus autores, los profesores José Manuel Naredo y âscar Carpintero, concluyen que España es el país que ha registrado mayores incrementos tanto en los precios inmobiliarios como en los bursátiles durante el periodo 1984-2000. Ello ha incidido en el valor del patrimonio neto de la economía, que ha pasado de cuatro a siete veces el PIB, de 1984 a a 2000, por encima de la mayoría de los países desarrollados. Esta evolución general ha sido similar en el patrimonio neto de las familias, que ha pasado de 585.390 millones de euros (97,4 billones de pesetas) en 1984 a 3,89 billones de euros (647,6 billones de pesetas) en 2000. El patrimonio neto medio por hogar se ha multiplicado por cinco, pasando de 63.100 euros anuales (10,5 millones de pesetas) a 304.590 euros (50,68 millones de pesetas), en el mismo periodo. Si deflactamos estas cifras en función del IPC, el patrimonio medio de cada familia se ha más que duplicado desde 1985, concretamente, se ha multiplicado por 2,6, en términos reales.
Es evidente la importancia de la propiedad inmobiliaria en la riqueza de los hogares. Pero también lo es el espectacular desplazamiento operado en favor de los valores de renta variable (acciones y participaciones en fondos de inversión, sobre todo) que se observa durante los últimos años en la composición del ahorro de las familias.
El efecto riqueza de las revalorizaciones bursátiles e inmobiliarias explica, en parte, la paradoja de que la tasa de ahorro de los hogares haya disminuido a la vez que su riqueza ha aumentado. Estas revalorizaciones han superado, incluso, el valor de la renta disponible de las familias, acentuando la sensación de bonanza económica vivida durante los dos ciclos alcistas sucedidos desde mitad de los años ochenta, sobre todo, por los hogares con un mayor patrimonio.
Los autores concluyen que una pronunciada rebaja de las cotizaciones bursátiles y de los precios de la vivienda puede ejercer un impacto recesivo muy superior al que hubiera ocasionado hace tan sólo unos años. En el caso de la Bolsa, ya se viene produciendo una corrección desde finales de 2000, aunque, por el momento, los hogares no han efectuado una retirada masiva de sus ahorros en renta variable, prefiriendo esperar a que mejore la coyuntura.
En el caso de la vivienda, Funcas advierte que el presente 'boom inmobiliario' se está solapando con una situación de declive demográfico -baja tasa de crecimiento de la población- que, tarde o temprano, contribuirá a enfriarlo, habida cuenta de la creciente importancia del número de viviendas desocupadas y las que no se utilizan para uso habitual. El problema estriba en dilucidar si se tratará de un leve enfriamiento de los precios o de un auténtico desplome. En este sentido cobra importancia saber qué pasará con la riqueza de las familias en el hipotético caso de que explote la burbuja inmobiliaria y vean reducido su patrimonio, incluso antes de que hayan pagado la casa en la que viven. Algunos expertos no están por la labor de concentrar el patrimonio de los hogares en activos inmobiliarios como ocurre ahora. El presidente de la CNMV, Blas Calzada, que participó ayer en la presentación del estudio de Funcas, cree, de hecho, que 'se está exagerando la inversión en vivienda' y que las familias deberían dirigir su atención hacia otro tipo de activos 'más productivos' como las inversiones en el capital de las empresas, 'que generan más riqueza y son motor del crecimiento económico'.
Calzada puso como ejemplo países del entorno como Francia, en el que los activos inmobiliarios de las familias no alcanzan el nivel de España, en donde el valor de los inmuebles urbanos supera el 50% del patrimonio total de cada familia.
El estudio hace hincapié también en el creciente recurso a la financiación, que ha inundado no sólo la actividad de las familias sino también la de las empresas no financieras. De hecho, las empresas españolas han contribuido a la expansión bursátil y han sacado partido de ella para financiar un intenso proceso de fusiones y adquisiciones mediante ampliaciones y créditos. Ello ha aumentado el valor de las acciones y participaciones emitidas a tasas anuales medias del 25% durante el periodo 1995-2000, mientras que su valor añadido ha crecido sólo a una media del 2,7%.