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Tribuna
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Los riesgos de América Latina

La desesperada situación argentina y la vergonzosa lucha de poder en Venezuela han vuelto a poner de actualidad a la región latinoamericana. Desde principios de los noventa se decía que América Latina había alcanzado un grado de desarrollo democrático y económico que le permitiría encarrilar la senda hacia el crecimiento sostenido. Los planes de estabilización de finales de los ochenta habían conseguido ciertos éxitos macroeconómicos pero ­ahora es evidente­ escasos o ningún logro institucional o estructural. Y así llegó el tequilazo mexicano de 1994, que la región capeó con bastante éxito, para que poco después la caída del valor del real brasileño volviera a sembrar el pesimismo entre los latinoamericanos; la macroeconomía tampoco podía ser ya motivo de felicidad.

La situación brasileña se salvó (con más pena que gloria) y el inicio de optimismo se vio truncado por la desesperada situación argentina. Un problema aún no resuelto, el argentino, y aparece un coronel en Venezuela catalizando un intento de revolución contra la revolución bolivariana inventada por el excéntrico comandante Chávez ­democráticamente elegido presidente de Venezuela­.

América Latina está mal, hay riesgo de ruptura del sistema democrático y, por tanto, paralización del crecimiento y del necesario desarrollo estructural.

Que hay riesgo de ruptura del sistema democrático lo demuestran los resultados del último latinobarómetro. En 2001 sólo el 48% de los latinoamericanos afirma que ¢la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno¢; un descenso signifi-ca-tivo desde el 61% que en 1996 respaldaba plenamente el sistema democrático. Inclu-so en el continente africano, mucho más castigado social y económicamente, la democracia encuentra más apoyo.

La situación es tan desesperada que la mitad de la población prefiere el desarrollo económico incluso a costa del democrático. Respalda así una postura que me comentaba hace pocos días una prestigiosa analista del Banco Mundial: ¢Hay países en América Latina que no se pueden permitir la democracia¢. Con planteamientos así me parece difícil avanzar hacia el pleno desarrollo. El principal problema para la economía es que la ausencia de democracias sólidas fomenta la incertidumbre institucional; cuando ésta existe los inversores (tanto especuladores como industriales) prefieren mantener liquidez antes que invertir en maquinaria y plantas que quizá algún día le sean expropiadas por el Gobierno autoritario o régimen militar de turno. Sin inversión productiva no hay crecimiento, y sin crecimiento no hay desarrollo.

El futuro apunta hacia esta dirección. ¿Cuáles son los países con mayor riesgo de ruptura del sistema democrático? Aquellos con menor apoyo y mayor insatisfacción hacia la democracia, a saber: El Salvador, Guatemala, Brasil, Panamá, Paraguay, Ecuador, Nicaragua y México. Sólo con citar Brasil y México (motores económicos de la región) basta para demostrar la gravedad de la agonía democrática latinoamericana ­al 50% de los latinoamericanos no les importaría que los militares llegaran al poder­.

A la crisis institucional hay que añadir los factores económicos y sociales parar ver con claridad que todos los elementos para la ruptura del sistema democrático se están dando en gran parte de América Latina.

En 2001 la economía latinoamericana creció en torno al 0,5%, muy por debajo de la senda expansiva marcada en 2000 (4,1%); para 2002 los más optimistas esperan un crecimiento cercano al 1%. Además, las diferencias entre ricos y pobres son cada vez mayores, del crecimiento económico de los últimos 10 años sólo se ha beneficiado un sector minoritario de la población. Conviene recordar que la región presenta la distribución de riqueza más desigual del planeta; el 20% más pobre tan sólo recibe el 4% de los ingresos nacionales. Esta pobreza extrema en situaciones de democracias inciertas fomenta la aparición del populismo que arrastra aún más a la deprimida economía. Hugo Chávez es el ejemplo por antonomasia de los desastres económicos y sociales que el populismo trae.

La dinámica es la de una espiral viciada hacia la ruptura con la democracia. Descontento económico provoca rechazo hacia las instituciones democráticas y creciente apoyo a soluciones populistas y/o militares que acaban por hundir la economía (y vuelta a empezar). Gran parte de América Latina se hunde en la desesperación y en la involución. Argentina y Venezuela sólo están escribiendo el prólogo de los futuros riesgos de la región. Recuerden: El Salvador, Colombia, México, Ecuador, Paraguay...

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