Pirámide invertida
A mayor esperanza de vida, menos contribuyentes. Para cuadrar las cuentas, además de menos pensión, habrá que retrasar la jubilación. Según Santiago Satrústegui, hay que buscar alternativas
Dicen que algo tendrá el agua cuando la bendicen y algo también debe haber alrededor de las pensiones de los españoles que hace que en cuanto alguien toca el tema desde una perspectiva medianamente crítica caiga fulminado por unos y otros. La última es echar a la hoguera a un político que lo único que ha hecho es poner de manifiesto una realidad matemática.
Como cada día hay más mujeres que trabajan. Perdón. Como las mujeres (que siempre han trabajado mucho) cada día se incorporan más al mercado laboral y además estadísticamente viven más que los hombres, la esperanza de vida del conjunto de los jubilados del futuro será mayor y eso impactará matemáticamente en su pensión.
Pero esta es la menor de las amenazas. Mientras que por un lado la esperanza de vida crece, por el otro los posibles contribuyentes se reducirán de forma drástica. Para cuadrar las cuentas, además de menos pensión, habrá que tratar de pagársela a menos gente y la forma de hacerlo será retrasar o desincentivar la jubilación.
Jubilación ha sido hasta hace pocos años una palabra tabú, ya que culturalmente se asociaba a la falta de utilidad de las personas. Al aumentar la esperanza de vida y también por la necesidad de incorporar al mercado laboral a una numerosa generación (Joven Aunque Suficientemente Preparada) esta visión cambió totalmente. Los nacidos en el segundo cuarto del siglo pasado han llegado o están llegando a la situación de clase pasiva en condiciones de salud óptimas con una situación económica también saludable, gracias al Estado y a las propias empresas interesadas en el relevo, y con un montón de años por delante, ya que también se ha reducido la edad de jubilación. Es el mejor de los mundos: gozar del fruto del trabajo realizado, con salud y en una sociedad cada vez más orientada a fomentar esta situación.
¿Dónde está el fallo? La pirámide de población dejó de ser una pirámide en los años setenta. ¿Qué pasará con los nacidos en el tercer cuarto de siglo? La lógica será totalmente la opuesta, y el problema fundamental es que mientras los jubilados de hoy se educaron en la filosofía de trabajar toda su vida y la realidad supone mejorar sus expectativas, a los no jubilados de mañana habrá que empezar a explicarles hoy que si habían pensado en jubilarse pronto, eso sí, después de hacer un tremendo esfuerzo en esa vida laboral que se preveía más corta, se pueden ir olvidando. Una persona que hoy tenga 45 años y esté haciendo planes de jubilarse a los 55 debería ir pensando que o busca una solución por sí mismo o al sistema le puede venir mejor que siga trabajando hasta los 75.
Algunos piensan que la solución es traer de otros países a un gran número de Juanitos Muelen que parecen insensibles al esfuerzo en cualquier distancia, pero tampoco deben existir muchos en el mundo. ¿Y si le clonamos? Es un poco pronto. De momento será mejor ir tomando conciencia de la situación y buscar alternativas antes que llegue lo que suponíamos que era la última vuelta y alguien nos diga que tenemos que seguir corriendo, porque lo que nosotros creíamos que era una carrera de 10.000 metros era realmente una maratón.
Estamos empezando a vivir el futuro y solamente si nos enfrentamos a él con sinceridad tendremos posibilidades de controlarlo.