Todo el mundo habla de Argentina
La crisis argentina no afecta de la misma forma a todas las compañías ni el país contribuye igual al beneficio operativo. Santiago Satrústegui cree que hay solución, como la hubo en México, Brasil y Rusia
Todo el mundo quiere oír hablar de Argentina, al menos todo el mundo habla de Argentina. Argentina, desgraciadamente, está de moda. Sin embargo, hace ya muchos meses que los analistas han venido utilizando en sus modelos un recrudecimiento de la crisis en aquel país. Incluso antes del verano pasado ya se hablaba de la posibilidad de una fuerte devaluación del peso y de suspensión de pagos.
Al hablar de las compañías españolas con intereses en la zona, se han venido barajando distintas hipótesis, incluso la de valorar a cero sus inversiones allí. Es evidente que no afecta de la misma forma la crisis a compañías de negocios distintos. Las consecuencias que esta situación puede tener para una compañía petrolera no van a ser lo mismo que para una entidad financiera, ni para éstas lo mismo que para una operadora de telefonía. Más aún cuando las medidas que anuncian los dirigentes argentinos no son claras. Tampoco contribuye Argentina de la misma forma al beneficio operativo de todas las compañías, ya que es sólo un porcentaje de las inversiones en Latinoamérica, y el mercado a veces parece descontar que es el 100%.
De momento, las medidas que ya se han tomado han hecho que nosotros cambiáramos nuestras estimaciones, y que éstas puedan parecer de algún modo pesimistas. Por ejemplo, la inflación podría llegar al 50%, la economía podría caer por debajo del 7% en términos anuales, e incluso podríamos ver la relación del peso/dólar en niveles de 2,8.
Todo esto es un hecho, pero lo realmente importante es que no se contagie el resto de economías latinoamericanas, y encontrar una solución viable que consiga sacar adelante a un país rico, aunque con una riqueza muy mal gestionada. La situación por la que atraviesa Argentina puede ser comparable con la devaluación del real en Brasil y la crisis del tequila en México, pero también con la de Rusia de 1998.
Sobre la posibilidad de contagio, y especialmente con Brasil, nuestros economistas y estrategas de la región son optimistas, aunque cautelosos. Los tejidos industriales no son los mismos, las multinacionales establecidas en ambos países son diferentes. En Brasil, estas multinacionales tienen una orientación más dirigida hacia el consumo interno, mientras que en Argentina son más industriales. De esta forma, ya podemos contar con una noticia algo positiva.
Desde nuestro punto de vista, cualquier posible solución pasa por recibir ayuda internacional, pero para ello lo primero que tienen que ver los organismos pertinentes, encabezados por el Fondo Monetario Internacional, es un plan económico creíble, que además esté consensuado con los responsables de las provincias, con los que hasta ahora no parece que existiera entendimiento. Y por supuesto, que no se recrudezca la crisis social que se ha extendido por el país. Cualesquiera que sean las soluciones, tendrán efectos diferentes en los distintos sectores de actividad, incluso podríamos empezar a hablar de la posible nacionalización de la banca, por ejemplo.
La situación en Argentina es coyuntural, y sin duda saldrá adelante, como en México, Brasil y Rusia. Algunas de las compañías españolas con intereses en la zona reaccionan de forma exagerada teniendo en cuenta cuál es su exposición al mercado, por lo que un recrudecimiento de la crisis que afecte al precio de las acciones debe mantenernos alerta, ya que se pueden presentar excelentes oportunidades de compra.