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Bruselas admite que la UE no logra ganar competitividad ante EEUU

La productividad de EE UU sigue siendo casi un 30% mayor que en la Unión Europea, según puso ayer de relieve el Ejecutivo comunitario que preside Romano Prodi. La rigidez de los mercados laborales y la débil inversión en tecnología e investigación explican el persistente diferencial, que se traduce en un PIB per cápita europeo equivalente sólo al 65% del estadounidense. La cumbre de Barcelona, en marzo, debe alentar las reformas imprescindibles para acabar con esa situación, advirtió ayer Prodi.

Dos años después de que la UE se impusiera el reto de convertirse antes de 2010 en la economía más competitiva del mundo, los datos arrojan el desalentador balance de un liderazgo incontestable de EE UU. El PIB per cápita europeo sigue siendo apenas el 65,1% del estadounidense, el mismo porcentaje que cuando se lanzó, en marzo de 2000, la agenda de Lisboa para reducir el diferencial.

Para la Comisión Europea, que ayer hizo balance de los dos años de reformas económicas en la UE, la falta de ambición de los Gobiernos ha deparado mercados laborales inflexibles, escasa liberalización en sectores como el energético y un retraso en la integración de los mercados financieros.

La cumbre de Barcelona, el próximo 15 de marzo, debe dar el impulso definitivo a todas las iniciativas pendientes. El presidente de la Comisión, Romano Prodi, advirtió que, de no ser así, no dudará en retirar las propuestas presentadas. Después del euro, debemos concentrarnos (...) en allanar el camino hacia un mayor crecimiento", indicó ayer Prodi.

Sobre la mesa de los líderes europeos, que se reunirán en la Ciudad Condal bajo la presidencia de José María Aznar, aparecerán los expedientes de liberalización del mercados del gas y electricidad, el proyecto de reglamento de patente comunitaria y la transformación de los sistemas de licitación pública para dotarles de mayor transparencia y conferirles una dimensión europea. Además están pendientes la integración de los mercados bursátiles (antes de 2005) y de capital riesgo (antes de 2003) y el consenso sobre la armonización fiscal de la energía antes de 2002.

Prodi pide que del Consejo Europeo de Barcelona salga una señal política clara que estimule el ritmo de las reformas económicas. Y ruega al Consejo a que conmine a los diferentes ministros para encontrar soluciones, sin más dilación, a las negociaciones de los asuntos que permanecen estancados.

El deterioro de la situación económica hace más imperiosa aún, según Bruselas, la necesidad de continuar con la liberalización e integración de los mercados.

El ciclo de creación de empleo se ha interrumpido, y en 2002 se perderán 600.000 puestos de trabajo en la Unión Europea, según los datos de la Comisión.

El objetivo del total empleo parece lejano, y dos tercios del diferencial del PIB entre la Unión Europea y EE UU son achacables a la menor tasa de empleo en este lado del Atlántico.

La escasa calidad de parte del mercado laboral de la UE contribuye también a la menor productividad comunitaria. Los últimos datos de la CE indican que los accidentes laborales y las bajas por enfermedad provocan la pérdida de 4.000 millones de horas laborales al año.

La inversión de la UE en educación (5% del PIB) y en I+D (1,9%) también palidece al lado de los datos estadounidenses (2,6%).

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