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INTERNACIONAL

El proteccionismo amenaza el futuro del Mercosur y del ALCA

No corren buenos tiempos para la liberalización comercial. Los procesos de integración americana se encuentran amenazados por las consecuencias derivadas de la crisis argentina y la limitada capacidad negociadora del presidente de EE UU, George Bush, en este área. Brasil, ya reticente al proyecto continental, es ahora el principal foco de atención.

La constitución de un espacio comercial común [el Mercosur] se encuentra en una etapa de estancamiento, o aun de retroceso, respecto de ciertos logros alcanzados debido a la generación de incertidumbres respecto de las reglas de juego imperantes en la economía argentina", asegura Josué Berman, profesor de Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Los expertos sostienen que la reacción de Brasil a la crisis argentina resultarán determinantes tanto para el futuro del Mercosur (unión aduanera formada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) como para las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). No en vano, Brasil representa el 70% del PIB de Mercosur frente al 27% de Argentina.

"Un incremento de las barreras comerciales por parte de Argentina podría obligar a Brasil a moverse en la misma dirección y ser más agresivo en las conversaciones continentales", asegura Ed Gresser, director de política comercial del Progressive Policy Institute en Washington.

La apuesta de Brasil era encarar las negociaciones para la creación del ALCA -prevista para 2005- desde el Mercosur, con el fin de formar un frente común, como bloque, frente al todo poderoso Estados Unidos.

El presidente Bush, por su parte, confiaba en lograr la autoridad del Congreso para negociar acuerdos comerciales por la vía rápida (TPA, antiguo fast track). Los países en desarrollo son reticentes a la firma de grandes acuerdos con EE UU que el Congreso puede modificar después sustancialmente. Con esa autoridad, simplemente pueden rechazarlo o aprobarlo.

Pero no ha sido así. A falta del trámite del Senado, Bush ha visto limitada su capacidad de negociación en agricultura, subsidios a la exportación y textiles. Áreas muy sensibles para Brasil y ante lo que amenazó con retirarse de las negociaciones del ALCA y abandonar el proyecto continental. La crisis argentina, ahora, puede ser la guinda para las reticencias brasileñas.

Pese a las declaraciones de apoyo al nuevo Gobierno, los expertos no dudan que Brasil reaccionará a las medidas proteccionistas con la misma medicina y que seguirá con atención el impacto de la devaluación sobre su divisa. El real ha perdido a lo largo de 2001 un 20% de su valor frente al dólar, tras la devaluación del 44% aprobada en enero de 1999.

Asistencia financiera

En los últimos tiempos, EE UU ha dado un trato preferencial a la economía brasileña. El presidente carioca, Fernando Henrique Cardoso, ha sido el principal interlocutor de Bush ante la crisis argentina. Ya en septiembre, Brasil recibió un crédito de 15.000 millones de dólares (16.650 millones de euros) del Fondo Monetario Internacional (FMI) para preservar al sistema financiero de un posible contagio de la crisis argentina y se comprometieron a estudiar más fondos si la situación se agrava.

No hay que olvidar que Estados Unidos es el primer inversor en Brasil, la décima economía del mundo, y que en Argentina es ampliamente superado por las firmas europeas, principalmente las españolas. Precisamente, el último programa de asistencia financiera para Argentina comprometido en septiembre estaba supeditado, a instancias de EE UU, a una mayor apertura comercial del país y Washington envió de inmediato a su representante comercial, Robert Zoellick, a Buenos Aires.

En este marco, si los países del Mercosur optan por el proteccionismo, el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea que buscaba la presidencia española puede darse por olvidado.

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