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Acciona negocia con Matutes y Boluda sendas ofertas por Trasmediterránea

Cuando aún no está plenamente definido el proceso de privatización de Trasmediterránea, a la naviera pública ya le han salido cuatro novios. El pretendiente más sólido es Acciona, que negocia aliarse con dos empresas del sector, con Boluda y con Pitra. A pesar del tamaño minúsculo de esta última, cuenta con el valioso activo de estar integrada en el grupo del ex ministro Abel Matutes. Un segundo candidato es Suardíaz, acompañado de la naviera británica P&O. Las otras dos candidatas son Balearia y la mencionada Boluda, que asegura que ganará el concurso sola o en compañía de Acciona.

El nuevo presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Ignacio Ruiz Jarabo, quiere obtener su primer trofeo privatizando con éxito una de las empresas que aún quedan bajo el paraguas del grupo público. Y la compañía elegida es Trasmediterránea, en la que la SEPI tie-ne un 96% del capital; el restante 4% cotiza en Bolsa y se halla en manos de pequeños accionistas históricos.

Aunque el calendario oficial del proceso de venta de las acciones de la compañía todavía no se ha hecho público, la dirección de la SEPI quiere que la naviera realice la temporada veraniega del año que comienza como una empresa completamente privatizada. Para ello ha contratado al SCH para que elabore un cuaderno de ventas que estará disponible en las primeras semanas de 2002, y prevé que la adjudicación pueda realizarse el próximo mes de julio.

A pesar de lo embrionario del proceso, ya existen cuatro empresas que realizan gestiones para poder presentar otras tantas ofertas a la privatización. Entre ellas, la que en principio se encuentra más elaborada y, por tanto, con una cierta ventaja en los pronósticos, es la que encabeza la constructora Acciona.

La empresa propiedad de la familia Entrecanales ha encargado la tarea de elaborar su propuesta a uno de los ejecutivos españoles que mejor conoce el mundo de los transportes y que, además, cuenta con una gran experiencia en el universo de las empresas públicas. Juan Sáez ha realizado parte de su carrera en puestos clave de la SEPI o de sus antecesores, Teneo o INI, para después pasar a ocupar la presidencia de Iberia y la dirección general de Air Europa.

Candidatas

Equipado con este importante bagaje, Juan Sáez ha logrado interesar en la candidatura de Acciona a dos importantes aliados. Se trata de Pitra, una pequeña naviera que durante años ha cubierto rutas entre las islas Baleares y la Península. La dimensión operativa de la compañía no es grande, pero cuenta con un activo que puede resultar de gran importancia en el proceso privatizador. Pitra está integrada en el grupo empresarial del empresario balear Abel Matutes, que, además, ha sido un destacado militante del partido en el poder, ocupando durante la primera legislatura del Gobierno del Partido Popular la titularidad del Ministerio de Asuntos Exteriores.

En un principio, Pitra había barajado la posibilidad de concurrir al proceso de venta de Trasmediterránea con la naviera Balearia, que durante los últimos años ha pasado de ser su competidora más acérrima, a convertirse en socio para la explotación de modernos buques. Finalmente, la empresa de Matutes parece haber optado por un caballo ganador y prefiere subirse a la candidatura de Acciona.

La compañía de los Entrecanales también negocia con el grupo de empresas de Vicente Boluda, que cuenta con una flota de 200 barcos y es seguramente la empresa más grande del sector en España. Fuentes del grupo Boluda han asegurado que si las negociaciones con Acciona no prosperan, la empresa montará una oferta propia basada en un ambicioso plan de desarrollo para Trasmediterránea que incluirá la expansión de la naviera en las relaciones de transporte con América Latina.

Juan Sáez se muestra por ahora prudente y prefiere no decantarse ente Matutes y Boluda. Su prioridad es integrar en la candidatura de Acciona a un banco, y dejar la configuración definitiva de la oferta para la última semana de enero.

Balearia

Por su parte, Balearia, empresa heredera de Flebasa que dirige el empresario Adolfo Utor, no tira la toalla a pesar de las dificultades para pactar con el grupo de Matutes. Ahora pugna por constituir su propia oferta, arropada por una importante naviera internacional y por una entidad financiera.

El último consorcio en formación es el que lidera Suardíaz, una naviera que, entre otros negocios, domina el traslado por mar de la producción de coches de marca Citroën entre España y Francia. Suardíaz tiene muy avanzadas las negociaciones para integrar en su oferta a una de las mayores compañías británicas del sector, P&O. No obstante, este gigante del transporte marítimo europeo ha cosechado unos pésimos resultados en su filial dedicada a la explotación de buques transbordadores, lo que tal vez pueda obligarle a replantearse su aventura en España.

Paralelamente a la constitución de su candidatura, Suardíaz se halla inmersa en un proceso de negociación con Trasmediterránea cuyo fin es dirimir el futuro de tres empresas portuarias en las que comparte la propiedad al 50% con la naviera pública.

La primera de estas empresas, Terminal Polivalente de Valencia, ha sido puesta en venta por Trasmediterránea, que considera que su valor no es estratégico para la explotación de su negocio. Las otras dos compañías, Terminal de Carga Rodada de Canarias y Terminal Polivalente del Puerto de Cádiz, por el contrario, han sido declaradas intransferibles por la naviera pública.

Aunque fuentes de Trasmediterránea rechazan esa explicación, en el sector se dice que la SEPI ha exigido la desvinculación de la naviera pública de cualquier negocio en el que mantenga relación con alguno de los posibles candidatos a la privatización.

 

Una opa de exclusión antes de la venta de la empresa

El Estado prepara la privatización de Trasmediterránea para el próximo mes de julio, según lo previsto por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, propietaria del 96% del capital de la compañía naviera.

Para ello debe solucionar primero un problema que ha existido desde que se comenzó a hablar de privatización: qué hacer con la participación del 4% en manos de varios accionistas minoritarios, teniendo en cuenta que el control societario de la empresa va a cambiar de dueño.

La compañía considera que debe ofrecer a esos socios la oportunidad de abandonar la empresa antes de ese cambio de dirección. Para este propósito planea lanzar una oferta pública de compra de esos títulos con el fin de excluir el valor de la Bolsa. Oficialmente, la SEPI afirma que no ha tomado todavía una decisión sobre este asunto, y que lo hará con la ayuda del banco asesor de la privatización.

La naviera estudia, además, realizar las propuestas a un precio de 8.000 pesetas por título, y que otorga un precio por el 100% de la empresa de 300 millones de euros (50.000 millones de pesetas). Si la opa se hace con los términos descritos, la oferta a los minoritarios ascendería a 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas).

Desde que la SEPI puso en marcha el proceso de privatización de la antigua naviera de Patrimonio, la acción, caracterizada por su nula liquidez y volumen de negocio, se ha disparado en Bolsa. Mientras en septiembre cotizaba a poco más de 50 euros por acción, a finales de octubre alcanzaba los 75 euros.

Trasmediterránea mira con recelo ese ascenso de la cotización, pues teme que los minoritarios utilicen esa referencia para exigir un precio mayor.

La naviera ganó en 2000 cerca de 12,16 millones de euros (2.024 millones de pesetas), con ventas de 264 millones de euros (44.000 millones de pesetas).

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