_
_
_
_
I CONGRESO INTERNACIONAL DE DIRECTIVOS

La crisis refuerza la exigencia de ejecutivos con iniciativa y valores éticos

El I Congreso Internacional de Directivos, que se celebra desde ayer en Madrid y que inauguró el ministro de la Presidencia, Juan José Lucas, reúne a más de 2.000 ejecutivos españoles e iberoamericanos. Durante la presentación el ministro animó a los directivos a incorporar a su gestión diaria una preocupación constante por garantizar valores éticos y sociales, como la no discriminación, el respeto al medio ambiente y la oferta de servicios de calidad. Lucas subrayó que los directivos están llamados a jugar un papel decisivo "para alumbrar nuevas oportunidades en la sociedad basándose en la motivación, la libertad de iniciativa y la creatividad".

Se requieren directivos con espíritu innovador y con valores éticos. Dos requisitos necesarios para afrontar la crisis y que pueden salvar muchas empresas. A esta conclusión llegaron los empresarios, ejecutivos y políticos que participaron ayer en la inauguración del Primer Congreso Internacional de Directivos, organizado por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) y a la que asistieron cerca de un millar de mandos empresariales. El presidente de CEDE y director general de La Caixa, Isidro Fainé, destacó en su intervención de bienvenida una serie de valores y de comportamientos que deben regir a los emprendedores del nuevo siglo.

"Los valores de honestidad y transparencia; la vigencia de los compromisos adquiridos; el respeto a la ley y a los conciudadanos; la veracidad; el cumplimiento de los deberes sociales; el ejercicio responsable del poder, y el autocontrol personal no solamente definen a la persona moralmente íntegra, sino que también tienen profundas repercusiones económicas y consecuencias evidentes para el desarrollo de los pueblos", aseguró.

En este sentido, el presidente de CEDE (agrupación en la que están representados 34.000 directivos) matizó que "estos mismos valores éticos llevados a un plano más pragmático refuerzan el hecho de que nosotros sigamos confiando en la rectitud del espíritu empresarial, en la reflexión social de su quehacer diario, en la firmeza y en la competencia profesional".

En otras palabras, en una nueva forma de dirigir basada en la síntesis de la razón que "anticipa, selecciona, prevé, asocia y conduce"; y en el sentimiento que "da paz, serenidad, tolerancia, comprensión y amabilidad". Es por todo esto, señaló Fainé, que los directivos creen que una organización es, por encima de otras consideraciones, un conjunto de creencias, valores y objetivos asumidos por todos. "Las empresas alcanzan todo su potencial realizador cuando esos valores llegan a cobrar vida, cuando pasan a configurar una cierta cultura organizativa, y se incardinan hasta convertirse en aquello que crea una identidad propia y hace que se distinga a una empresa con éxito de otra que no la tiene". Esto será la mejor coraza ante las dificultades y, al propio tiempo, la fuente de inspiración para superar los momentos o situaciones difíciles.

Sobre la influencia de la globalización y de las nuevas tecnologías en la gestión empresarial habló el ministro de la Presidencia, Juan José Lucas. "Las telecomunicaciones son un factor determinante del desarrollo económico, ya que reducen costes e incertidumbres, incrementan la productividad, generan empleo cualificado, difunden la información y estimulan la aparición de nuevos servicios", explicó.

En cuanto a la globalización, señaló que favorece un escenario mucho más abierto y competitivo. Lucas hizo referencia al lema del Congreso, Emprendedores con valores, y señaló que las dimensiones de la globalización y las circunstancias económicas actuales no sólo inciden en la evolución de los mercados, sino también en los estilos directivos y en las posibilidades de motivar a sus colaboradores a la hora de compartir visiones y metas.

Proyectos y personas

"Hoy, más que nunca, los proyectos son las personas que creen en ellos, los impulsan y los llevan a cabo", añadió el ministro. Bajo esta máxima, los directivos están llamados a jugar un papel decisivo para alumbrar nuevas oportunidades y sacar el máximo provecho a los recursos de sus colaboradores gracias a la "motivación, la libertad de iniciativa y el fomento de la creatividad". A juicio de Juan José Lucas, la nueva dirección de empresas deberá liderar organizaciones empresariales mucho más dinámicas y compartidas, nuevas compañías conscientes de que los recursos intangibles, las nuevas tecnologías, la información y el conocimiento superan en importancia a los activos materiales.

"El directivo habrá de asumir, cada vez más, el rostro institucional de cada corporación de cara a la proyección de ésta". Y apuntó que en el nuevo contexto de la empresa del siglo XXI, en el que el directivo tendrá que desenvolverse, no sólo habrá de dominar las técnicas gerenciales, sino que la aplicación de las mismas deberá regirse por una "preocupación constante por los valores y las referencias éticas". Ese compromiso con valores sociales, como el respeto al medioambiente, la no discriminación o la prestación de servicios y productos de calidad, se ha convertido en un elemento clave, sin el que la gestión empresarial está condenada al fracaso. Todo ello requiere definir un perfil de directivo que se ajuste, según el titular de la cartera de Presidencia, al siguiente modelo. Por un lado, ser capaz de gestionar "desde la firmeza", pero aprendiendo de sus éxitos y de sus fracasos, ya que es importante subrayar la necesidad de lo que los expertos denominan formación a lo largo de la vida.

Por otro lado, el ejecutivo tiene que ser consciente de que puede servir de referente social, dando ejemplo en actuaciones que busquen no despilfarrar recursos económicos ni menospreciar el valor de las personas. Y, por último, el directivo, recomendó Lucas, debe actuar presidido por la máxima de que sólo desde el aprendizaje continuo y compartido es posible resolver los viejos y nuevos problemas y encontrar soluciones eficientes para desarrollar estrategias eficaces.

 

Los Estados deben apoyar la presencia de la mujer en el mundo laboral

Las tendencias actuales persiguen una economía cada vez más competitiva porque todo el mundo renuncia ya a una economía proteccionista. Así lo aseguró ayer Anthony Giddens, director de la London School of Economics del Reino Unido y asesor del Gobierno de Tony Blair, quien considera, sin embargo, que hay que atender a ciertos factores para evitar fracasos y desajustes en las economías de mercado. Por ejemplo, la tasa de natalidad, un problema que cada vez es más acuciante en toda Europa a excepción de algunos países como Dinamarca. A su juicio, "los Estados tienen que ayudar a la mujer a ser madre y a la vez asegurar su presencia en el mundo laboral".

Para el profesor Giddens, la clave para alcanzar una buena tasa de natalidad está en apoyar "situaciones familiares no tradicionales", algo que es muy complicado en España, vaticinó, donde la tasa de natalidad es muy baja. En opinión de Giddens, hay que compatibilizar la competitividad con la justicia social y practicar la solidaridad con los menos favorecidos. Son necesarios Gobiernos más activos y con verdaderos sistemas de bienestar.

Giddens advirtió también de la vulnerabilidad de los países occidentales, a raíz de los acontecimientos del 11 de septiembre en Estados Unidos, y del necesario apoyo al desarrollo de los países más pobres del planeta, así como de la importancia de regular adecuadamente la inmigración. También lanzó una previsión optimista. Según Giddens, las economías principales de Europa "van a ir mejor que la de Estados Unidos en los próximos dos o tres años". Es, dijo, "como si la economía de Estados Unidos hubiera perdido su brillo".

Archivado En

_
_