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El retraso del nuevo móvil lastra con medio billón las cuentas de los fabricantes

El retraso de la tecnología UMTS ha supuesto todo un alivio para las operadoras, que podrán retrasar sus inversiones hasta que el momento sea más propicio, pero se ha convertido en un lastre millonario para los suministradores. Los fabricantes de equipos contratados por las telefónicas españolas se han comprometido a financiar o han asumido avales por 458.000 millones de pesetas (2.753 millones de euros) correspondientes al despliegue de red de tercera generación, y no cobrarán hasta que sea una realidad.

El retraso de la tecnología de tercera generación está impactando de lleno en unas cuentas de los suministradores de equipos de telefonía celular ya maltrechas por la crisis. Antes de que estallara la tormenta, los principales fabricantes, liderados por Nortel, firmaron condiciones muy agresivas para conseguir contratos de suministro de UMTS y ahora se están volviendo en su contra.

En total, los compromisos asumidos por los suministradores con las operadoras celulares españolas ascienden a 458.000 millones de pesetas. Las principales beneficiadas son Xfera y Amena, y las más perjudicadas, Nortel, Ericsson y Siemens. Estas últimas no cobrarán hasta que la tecnología UMTS sea una realidad y las redes estén desplegadas y en uso; las primeras no pagarán hasta entonces. El retraso de la tercera generación muestra en este caso sus dos caras, la peor para los suministradores y la mejor para las operadoras, que podrán posponer sus inversiones hasta que el mercado se haya recuperado. En principio, las cuatro operadoras tenían previsto desembolsar cuatro billones de pesetas en UMTS, pero las condiciones del mercado y la posibilidad de compartir redes en el futuro pueden rebajar mucho esta cifra.

El mayor contrato de financiación es el conseguido por Xfera, que asciende a 330.000 millones de pesetas (1.983,34 millones de euros), según un documento oficial de la compañía. Según este pacto, Nortel y Ericsson desplegarán red y proveerán al operador de terminales suficientes para asegurar su lanzamiento, en un compromiso que supone un desahogo para las cuentas de la maltrecha Xfera, pero que lastra las de sus dos suministradores.

Financiación

Amena es la siguiente en la lista, después de haber conseguido 103.000 millones de pesetas (619,04 millones de euros) de financiación de sus suministradores, Nortel y Siemens. El volumen del contrato firmado por el operador del grupo Auna con cada una de estas compañías es de 75.000 millones, de forma que adelantarán el 69% del total.

Telefónica Móviles y Vodafone han escogido otro esquema, por lo menos en España. Sus necesidades de financiación son muy distintas a las de Xfera y Amena, así que la elección de suministrador no se ha basado en las condiciones, sino en la tecnología. Además, ambas compañías han sacado a concurso sólo la primera fase de la red, obligatoria por el concurso, que consiste en el despliegue mínimo para garantizar el cumplimiento de los objetivos en el lanzamiento. De hecho, fuentes cercanas a los suministradores aseguran que Telefónica Móviles ni siquiera llegó a firmar todos los contratos anunciados, con Nokia, Ericsson y Motorola, ya que el retraso de la tecnología se lo ha permitido.

En estos momentos, la compañía ha puesto en marcha la segunda fase del proceso y el contrato final dependerá de las pruebas de los equipos de tercera generación que se están realizando actualmente.

En el resto de los países donde tiene licencia UMTS, Alemania, Italia, Suiza y Austria, Telefónica Móviles sí ha pedido o tiene previsto pedir financiación a los suministradores.

Vodafone también está financiando el despliegue de la red UMTS en España con sus propios recursos. Sin embargo, la operadora sí ha pedido a su suministrador, Nortel, que se haga cargo de los avales relacionados con la cobertura mínima exigida por el concurso de adjudicación para el inicio del servicio. Este aval supone 25.000 millones de pesetas (150,25 millones de euros).

 

División en

el consorcio de Telefónica Móviles en Italia

Telefónica Móviles no consigue arrancar en Italia. El consejo de administración de IPSE, el consorcio adjudicatario de una licencia de tercera generación en este país, terminó ayer sin que los socios consiguieran ponerse de acuerdo y dar el visto bueno al plan de negocios que permitirá el lanzamiento comercial de la compañía. Los accionistas harán otro intento para acercar posiciones en la próxima reunión del máximo órgano administrativo.

El grado de desacuerdo entre los socios, que incluyen a Telefónica Móviles, Sonera, Fiat y Banca di Roma, no ha trascendido, aunque en los últimos meses los rumores sobre desavenencias han sido constantes. En un momento de crisis, las compañías ajenas a las telecomunicaciones se están mostrando muy reacias a invertir sus recursos en proyectos con rentabilidad a más de cinco años. Telefónica Móviles tenía la intención de comenzar a dar servicio en Italia antes de final de año, con servicio de GSM y utilizando para ello las redes de Vodafone. Todo apunta a que tendrá que posponer el plan.

El consejo de administración sí aprobó una ampliación de capital de 186 millones de euros (30.948 millones de pesetas) para hacer frente a un pago de la licencia.

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