<I>Las estrategias y posibilidades de la banca en Internet</I>
En los últimos meses se ha producido un auge imparable de la oferta de servicios bancarios a través de Internet como estrategia de la banca para acercar todavía más sus productos a su cartera de clientes. Según los responsables de Merrill Lynch, los usuarios de banca a través de la red pasarán de 780.000 personas en el ejercicio de 2000 a 5.270.000 usuarios para el año 2003 (es decir del 3% al 20,3 % de los clientes), cifras que dan idea de la magnitud e importancia del fenómeno.
La oferta de servicios bancarios fuera de las sucursales no es nueva. Tuvo sus comienzos con la implantación de la banca telefónica, que supuso una ruptura al tradicional trato directo con el cliente.
Ahora, la banca por Internet supone una reducción de los costes de gestión de las entidades financieras que permite otorgar a los clientes mejores intereses en las retribuciones de las cuentas bancarias, con el atractivo de ser un medio que posibilita el acceso las 24 horas del día.
La banca se ha posicionado en este medio consciente de la importancia de Internet en el siglo XXI, asumiendo costes de implantación muy superiores a los beneficios previsibles a corto plazo. No se utiliza este medio como una simple tendencia actual a la que se han unido las empresas de todos los sectores de actividad y en todos los países, sino como una verdadera estrategia de futuro que amplíe la cartera de clientes de la banca.
Las entidades financieras han elegido opciones diferentes para posicionarse en Internet: unas han decidido construir un portal como servicio añadido del banco, entre ellas Caja Madrid, Ibanesto y La Caixa.
Otras, por el contrario, han decidido elaborar portales que ofrezcan una marca diferente a la entidad bancaria de origen, como es el caso de Patagon y Uno-e. Se trata, en este último caso, de una banca puramente de Internet o de sociedades que se han constituido específicamente para operar en la Red.
En el punto intermedio puede encuadrarse a la banca que pretende realizar una transición progresiva o paso de los clientes de la banca tradicional a la banca de Internet, cuyo ejemplo más significativo hoy en España puede ser el de e-bankinter.
Sentadas estas bases, el siguiente paso es considerar cuáles son las estrategias y las posibilidades de futuro. En este sentido, parece evidente que el éxito de la banca en Internet debe centrarse en tres elementos esenciales: en el otorgamiento de ventajas retributivas a los clientes, en la continua ampliación de servicios y en la implantación de niveles de seguridad especiales en la realización de las transacciones.
Los portales bancarios deben ser, igualmente, sencillos en su utilización, posibilitando la comparación de los productos ofertados con los de la competencia, con el objetivo de ofrecer al cliente una información transparente y útil.
Finalmente, es importante también que la banca española no olvide que Internet posibilita un mayor acceso a potenciales clientes extranjeros comunitarios, y que debe potenciar en consecuencia sus servicios financieros fuera de nuestras fronteras, al igual que ya lo han hecho grupos tan importantes como el Lloyds TSB con el Evolve Bank o el Grupo Ing Direct.
Esta estrategia de internacionalización puede iniciarse en América Latina, donde la banca española se encuentra ya muy bien posicionada, y continuar con el mercado europeo, en vistas a la inminente entrada del euro como moneda única europea. Ello, sin olvidar tampoco Asia, y en especial, la República Popular China, cuya reciente incorporación a la Organización Mundial de Comercio (OMC) abre ahora unas perspectivas de apertura comercial de las que uno de los sectores más favorecidos será, sin duda alguna, el financiero.