Dynegy compra Enron y se convierte en el líder mundial de comercio energético
La firma Dynegy selló finalmente la compra de Enron Corporation por unos 7.700 millones de dólares (1,5 billones de pesetas), pagaderos en acciones. Además, ChevronTexaco, que tiene un 27% del capital de Dynegy, inyectará 1.500 millones de dólares de liquidez de forma inmediata y otros 1.000 millones cuando la fusión sea efectiva.
La operación valora a 10,4 dólares los títulos de Enron, que hace menos de un año cotizaban a 85 dólares. Pero Dynegy también tendrá que asumir casi 13.000 millones de dólares de deuda.
Si consigue el visto bueno de los reguladores, Dynegy se convertirá en la líder mundial en la compraventa de energía, con una facturación anual de más de 200.000 millones de dólares y 90.000 millones de dólares en activos. Sus accionistas controlarán un 64% de la nueva firma.
La negociación fue sellada horas después de que la agencia Moody's rebajara la calificación de la deuda corporativa de Enron hasta Baa3.
Ello colocaba al grupo a un paso del bono basura, pero seguía dejándole dentro del "grado de inversión". Y los analistas creen que esto era clave para evitar un estrangulamiento de liquidez en Enron y para poder materializar una oferta de compra concreta.
Enron ha sufrido un fuerte desplome bursátil y en la calificación de su deuda desde que el 16 de octubre anunció a sus accionistas una pérdida de valor de 1.200 millones de dólares y provisiones de más de 1.000 millones de dólares por depreciación de inversiones.
Para de estas pérdidas estuvieron provocadas por complejas operaciones financieras con firmas dirigidas por el entonces director financiero de la propia Enron, Andrew Fastow, que fue despedido días después.
Moody's citó como motivo de la rebaja una "menor flexibilidad financiera" de Enron, que ha estado provocada "por una pérdida sustancial de la confianza de los inversores". Eludiendo la calificación de bono basura, la compañía todavía tiene margen para evitar un estrangulamiento de su liquidez.
Frances Laserson, vicepresidente de comunicación corporativa de Moody's, reconoció ayer a Bloomberg que habían "recibido llamadas" de altos ejecutivos de firmas de inversión de Wall Street "que querían compartir su opinión con nosotros".
Una bancarrota de Enron habría puesto en dificultades a muchas otras compañías (empezando por sus acreedores), y la sensación reinante en Wall Street es que el grupo es "demasiado grande para que pueda permitírsele caer".
Esta frase ya se repitió incesantemente en 1998, cuando la Reserva Federal tuvo que orquestar un plan de rescate del fondo de inversión de alto riesgo LTCM.
Enron acababa de revisar sus cuentas anuales desde 1997 hasta el segundo trimestre del 2001, y el resultado ha sido un recorte del 20% en los beneficios netos anunciados previamente. Esto coloca en una posición complicada a Andersen, que fue quien certificó dichas cuentas. La auditora, que ha calificado esta situación como "desafortunada", puede ser llevada a tribunales por los accionistas.