<i>La sabiduría popular</i>
No aprendemos de la experiencia de otras crisis del pasado. Antonio Morales recuerda que la planificación financiera, a la que no hacemos mucho caso, puede ayudarnos a pasar menos mal estas crisis.
Vamos a olvidarnos de la Bolsa por unos instantes (aunque tenga bastante que ver con el tema que vamos a tratar); vamos a olvidarnos de la guerra, y vamos a ser egoístas. Vamos a analizar nuestra situación personal, y vamos a hacerlo observando a la gente que tenemos alrededor y que apreciamos, e incluso, por qué no, tal vez a nosotros mismos. Y vamos a hacer una reflexión, ¿han oído alguna vez aquello de "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar"? Los despidos nos asustan, vemos perder los puestos de trabajo a montones de personas y es muy difícil poder convencer a alguien que se encuentra en una situación laboral comprometida de que, si hubiera sido previsor, sus preocupaciones y su drama personal no serían tan grandes.
El ilustre médico e intelectual Gregorio Marañón decía, refiriéndose a sus pacientes, que "no había enfermedades, sino enfermos", y esto lo podemos extrapolar a cualquier otra actividad, e incluso a cualquier orden de la vida; cada persona es un mundo, cada situación personal es diferente, pero es posible que estas líneas nos hagan reflexionar a más de uno, y si es así, este artículo habrá cumplido su objetivo.
Si estudiamos distintos indicadores económicos que reflejen el comportamiento de los consumidores, nos daremos cuenta de que hay algo que no estamos haciendo bien, que no aprendemos de la experiencia que hemos adquirido en situaciones similares, ya que la crisis que estamos atravesando no es tan diferente de otras del pasado.
También es cierto que en Europa, la situación no es tan traumática como en Estados Unidos, donde su tasa de ahorro en pleno boom tecnológico había llegado a ser negativa.
¿Por qué nos movemos con las masas?, ¿no podríamos analizar nuestra situación particular, nuestro entorno personal, y obrar en consecuencia?
Cuando la economía va bien, el PIB crece de forma importante, y gastamos. Cuando se empiezan a ver los primeros síntomas de ralentización, seguimos gastando. Y no es hasta que comienza a asomar la verdadera sombra de la recesión, y comenzamos a ver las drásticas reestructuraciones de plantillas, despidos al fin y al cabo, hasta que no vemos complicarse realmente nuestra situación personal, cuando nos damos cuenta de ello, y entonces es ya demasiado tarde.
En España la situación es algo particular, por nuestro tejido empresarial y la importante presencia de las pymes; no hace falta ver una recesión importante, sino más bien un crecimiento del PIB más moderado para tener las mismas consecuencias. Basta con que esta vez comparemos la evolución del PIB con los indicadores de morosidad.
La sabiduría popular tiene multitud de citas que vienen al caso, y una de ellas es que "la historia se repite", y nosotros debemos aprovecharnos de estas experiencias negativas para aprender, a pesar de que el aprendizaje sea duro. ¿Se imaginan poder vivir relativamente tranquilos, independientemente de cuál sea la evolución de nuestro entorno?
Tenemos las herramientas apropiadas para ello, la planificación financiera, a la que muchas veces no hacemos mucho caso, y que puede ayudarnos a pasar menos mal estas crisis; sólo tenemos que sentarnos con nuestro asesor, aunque desgraciadamente "sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena".