La inflación se come 100.000 millones de la rebaja del IRPF al año
La no deflactación de la tarifa del IRPF en función del IPC real tiene un coste medio cercano a los 100.000 millones de pesetas anuales. Parte de la rebaja del impuesto efectuada en 1999 quedará absorbida en los próximos años, si no se corrigen los efectos de la inflación en la tarifa del impuesto, según un grupo de expertos de la Fundación de Cajas de Ahorros.
La decisión del Gobierno de no deflactar la tarifa del IRPF está repercutiendo directamente en el bolsillo de los consumidores, minando parte de los efectos de la última rebaja del impuesto, que entró en vigor en 1999.
El Ministerio de Hacienda esgrime que no tiene sentido deducir de la tarifa el efecto de la inflación, dado que "se está ante un escenario de estabilidad de precios" a medio y largo plazo, "en donde el IPC oscila en el entorno del 2%", frente a épocas anteriores, en las que los precios aumentaban a ritmos anuales muy superiores, cercanos al 8% o 9%.
A Hacienda no le falta la razón. Sin embargo, este argumento se difumina en parte si se opta por no deflactar el impuesto en ningún ejercicio, con lo que el efecto de la infla-ción se va acumulando hasta alcanzar niveles considerables. Así opinan, al menos, parte de los expertos fiscales entre los que se encuentran los profesores Valentín Edo, Josep Oliver y José Luis Ray-mond. Los tres han realizado un ejercicio de simulación, recogido por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), sobre el impacto en la recaudación tributaria de la no deflactación del impuesto.
Los expertos consideran un incremento anual acumulativo de la renta del 3,3% y un aumento medio del IPC del 2,5% anual para el periodo 2000-2005. Con estas premisas estiman que la presión fiscal del impuesto se elevará en dos puntos y el tipo medio del impuesto subirá en más de cuatro puntos a finales de 2005.
La recaudación compen-sará con creces el coste de la reforma, superando los 10 billones de pesetas, gracias al crecimiento de la economía y a la no deflactación de la tarifa. Según el Gobierno, la reforma del IRPF de 1999 supuso una rebaja media del 13,73% para los contribuyentes y transfirió ese año unos 800.000 millones de pesetas a sus bolsillos.
Es complejo calcular qué parte de esta cantidad ha sido absorbida ya por la inflación. Hacienda deflactó parcialmente la tarifa en 2000 (aplicó un coeficiente del 2% frente a una inflación real del 4%), no deflactó en 2001 y ha anunciado que no lo hará para 2002 n i para los próximos años. "El efecto de la no deflactación, en términos generales, supera los 100.000 millones de pesetas anuales, por lo que un periodo cercano a los siete años el Gobierno habrá recuperado el coste inicial de la reforma si se sigue sin corregir la tarifa" indica Josep Oliver, en declaraciones a este diario.
No obstante, hay que tener en cuenta que la reforma del IRPF de 1999 es permanente en el tiempo y que las familias siguen disfrutando del nuevo impuesto en los ejercicios posteriores a 1999, pagando menos que antes de la rebaja. Además, Hacienda ha aprobado en los últimos años otras normas fiscales que benefician al contribuyente, entre las que destaca la rebaja del 20% al 18% de la tributación de ganancias patrimoniales y nuevos incentivos a la inversión en I+D+i y aportaciones a planes de pensiones.
Con todo, el efecto de la inflación continúa siendo importante. Prueba de ello es que el Ministerio de Hacienda sigue aplicando a las cotizaciones sociales y a la mayoría de las tasas estatales un incremento, similar al IPC previsto, para no perder recaudación, algo que niega en cambio a los contribuyentes en el IRPF.
Así, para 2002, y según consta en los Presupuestos Generales, la mayoría de las tasas cuentan con un crecimiento del 2%, excepto algunas que son, por circunstancias especiales, incluso mayores. Tal es el caso de la "tasa de aproximación" a los aeropuertos, que crece un 10% para costear los mayores gastos de seguridad.
Familias y discapacitados, ejes de la próxima reforma del impuesto
La nueva reforma del IRPF, prevista para el próximo año y que entrará en vigor en enero de 2003, tendrá entre sus ejes centrales nuevos incentivos a los contribuyentes con cargas familiares y discapacitados.
La intención del Gobierno es incrementar las deducciones actuales a partir del segundo hijo, incluidas en el denominado "mínimo vital", y aumentar las ventajas para los contribuyentes con descendentes menores de tres años, ascendientes y discapacitados psíquicos a su cargo.
El Ejecutivo se ha comprometido también a una nueva rebaja, con carácter general, de los tipos marginales del impuesto y de los tramos de la tarifa. El tipo marginal máximo pasaría del 48% al 45%; y el mínimo, del 18% al 15%, según los compromisos adquiridos en la pasada campaña electoral. Con todo, Hacienda es consciente del coste recaudatorio que ello implica, sobre todo ante un escenario de desaceleración económica como el actual. De hecho, en la anterior reforma del impuesto, en 1999, el Gobierno ya suavizó la rebaja tributaria inicialmente prevista.
Otra de las tareas pendientes para incluir en el IRPF es el cambio en el tratamiento fiscal del cobro de las prestaciones de planes de pensiones (actualmente se pueden percibir en forma de renta o de capital), una vez que el Gobierno ha ampliado en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos el límite máximo de aportación anual a este tipo de planes, para los mayores de 52 años.