Japón lanza una ofensiva para recuperar liderazgo político en Asia
La crisis desatada tras los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos ha provocado una respuesta contundente por parte de Japón. Más allá de las declaraciones de apoyo a la iniciativa estadounidense, el primer ministro, Junichiro Koizumi, parece decidido a aprovechar la crisis para retomar el liderazgo político de su país en la región. Un papel muy mermado desde hace años como consecuencia de las sucesivas crisis económicas de la última década que obligaban a sus dirigentes a prestar más atención a los problemas internos que a las iniciativas regionales.
La principal medida adoptada por el Gabinete nipón pasa por sumarse a la ofensiva diplomática internacional para recabar apoyos en torno a la alianza contra el terrorismo y, en particular, contra el régimen talibán que alberga a Osama Bin Laden.
Koizumi ha aprovechado las reuniones preparativas de la cumbre de los países Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) prevista para finales de mes para sumar apoyos de los países de la región a esa alianza internacional.
Participación del ejército
El dato más relevante procede del frente militar. En un hecho sin precedentes desde el final de la II Guerra Mundial, el Gobierno presentó la semana pasada al Parlamento dos proyectos de ley por los que se permitiría la participación del ejército en la operación de represalia liderada por EE UU.
El Gobierno apela a los fuertes daños causados a más de una treintena de empresas niponas y a la desaparición de más de 60 ciudadanos en los ataques terroristas del 11 de septiembre.
"Este es un asunto que concierne a Japón, enfrentado a una situación nueva, y a cómo cooperará con la comunidad internacional para erradicar y prevenir el terrorismo", declaró Koizumi.
Tras su rendición en la II Guerra Mundial, el ejército de Japón no puede operar en territorio extranjero limitando su papel a la autodefensa. De ser aprobada por el Parlamento, supondría la primera participación del ejército nipón en una acción bélica desde entonces.
Pese a las críticas suscitadas en la oposición, el partido de Koizumi cuenta con amplias mayorías en las dos Cámaras para asegurar su ratificación. Para amortiguar la polémica, Koizumi ha limitado su duración a dos años, aunque podría extenderse otros dos más en caso de que la acción bélica se prolongue. El primer ministro desea evitar, así, que se repita una situación como la acaecida durante la guerra del Golfo, en 1991, cuando el único apoyo que Japón dio a los aliados internacionales fue económico.
"La sociedad internacional está de acuerdo en combatir el terrorismo. Esto significa que Japón debe preparar una ley como miembro de la comunidad internacional", sostiene.
Koizumi acelera estas dos iniciativas de cara a la cumbre de la APEC, que se celebrará los próximos días 20 y 21 en Shanghai (China), donde tiene previsto entrevistarse con el presidente de EE UU, George Bush. Si la ofensiva militar estadounidense no lo impide.
Negociaciones comerciales
con Pekín
Koizumi viaja hoy a China para intentar resolver la disputa comercial que enfrenta a los dos países desde hace más de seis meses a cuenta de una guerra de tarifas. China ha expresado serias reticencias a los planes militares estadounidenses y Koizumi intenta suavizar la posición de Pekín con una solución a los problemas comerciales que enfrenta a las dos principales economías asiáticas.
En Abril, Japón decidió subir los aranceles a diversas importaciones agrícolas chinas con el fin de proteger los intereses de sus agricultores. En respuesta, China impuso una tasa del 100% a los automóviles, teléfonos móviles y aparatos de aire acondicionado procedentes de Japón.