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El PSOE exige a Rato que rectifique para salvar el acuerdo institucional

El portavoz del Grupo Socialista, Jesús Caldera, amenazó ayer con romper el pacto con el PP para renovar las 36 vacantes que hay en tres instituciones si el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, no rectifica su opinión de que el PSOE ha convertido el acuerdo en "un chantaje". Ambos partidos tienen de plazo para superar su tribulación hasta el pleno parlamentario del próximo día 23.

El modo en que Rodrigo Rato se defendió el miércoles cuando el PSOE le preguntó en el Congreso por su responsabilidad en el nombramiento de algunos de los principales implicados en el caso Gescartera ha motivado tensiones dentro del PP, aumentadas después de que el portavoz socialista, Jesús Caldera, amenazara ayer con romper el acuerdo alcanzado el lunes con el partido del Gobierno para renovar las 36 vacantes que hay en el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Cuentas.

Rato señaló el miércoles que los nombramientos de la ex presidenta de la CNMV Pilar Valiente, del ex vicepresidente del mismo organismo Luis Ramallo y del ex secretario de Estado de Hacienda Enrique Giménez-Reyna obedecieron a criterios de "profesionalidad". Pero dijo más. Su "problema", añadió, consiste ahora en la forma de colocar en la Comisión Nacional de la Energía (CNE) al ingeniero agrónomo y ex candidato socialista en Castilla y León Jaime González, "una condición sin la cual el PSOE no está dispuesto a renovar ninguno de los órganos institucionales". Según el vicepresidente, González tiene como principal cualidad para estar en la CNE la de "ser amigo de Zapatero y ser de León". "¿Si busco a otra persona, incluso de su grupo parlamentario que entienda de energía, su señoría va a mantener el chantaje de no elegir el Tribunal de Cuentas, el Poder Judicial y el Constitucional?", preguntó Rato.

La pugna continuó en los pasillos del Congreso. "La semana que viene pregúntame otra vez", dijo Rato al portavoz socialista. æpermil;ste le contestó: "Si sigues siendo ministro, te preguntaré".

El PSOE, a través del propio Caldera, anunció ayer que "no puede sentirse vinculado" con el acuerdo para renovar estas vacantes, pues Rato lo ha comparado "con una especie de zoco donde se practica el chantaje".

La autodefensa de Rato ha causado malestar en el secretario general del PP, Javier Arenas, y en el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Luis de Grandes, pues les ha costado cuatro meses de conversaciones con José Luis Rodríguez Zapatero y Caldera alcanzar un acuerdo con el PSOE sobre la renovación de estas vacantes. Ni Arenas ni De Grandes estaban advertidos de que Rato iba a emplear estas "armas" de autodefensa para eludir su responsabilidad en el caso Gescartera.

El PP utilizó ayer a Rafael Hernando para responder a la amenaza del PSOE. Apuntó que es un signo de "inmadurez". Rato insistió desde Alemania: "El que no quiera saber la verdad, que no pregunte", señaló.

36 vacantes

Según el PSOE, la actitud de Rato viene motivada por su desgaste en el caso Gescartera. Fuentes del PP admitieron ayer que la respuesta del vicepresidente "no fue la más adecuada" y pone en riesgo una negociación en la que ha invertido cuatro meses.

El pacto ahora en suspenso abarca la renovación de 12 consejeros del Tribunal de Cuentas, 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial y 4 magistrados del Constitucional. El principal escollo para el PSOE consistió en que el PP rechazaba al ex ministro Luis Martínez Noval como consejero del Tribunal de Cuentas. Si finalmente accede al organismo, cederá paso en el Congreso al dirigente socialista Álvaro Cuesta, de la plena confianza de Zapatero.

Cuesta está pendiente de que el Constitucional resuelva un recurso de amparo, ya que en las elecciones de 2000 se adjudicaron por error a otro partido votos de una mesa asturiana que eran del PSOE. Cuando los socialistas cayeron en la cuenta, la Junta Electoral Central ya había terminado el recuento oficial. Los recursos presentados ante la propia Junta y el Tribunal Supremo no prosperaron. El escaño en disputa fue finalmente para el diputado del PP Gervasio Acevedo.

 

Jaime González, un aspirante frustrado a presidir Castilla y León

Si bien José Luis Rodríguez Zapatero ordenó el miércoles a su partido que no "entrara al trapo" del ataque vertido por Rodrigo Rato e hiciera oídos sordos al mismo, en cuestión de horas le hicieron cambiar de opinión al ver la oportunidad perfecta para profundizar en el desgaste del vicepresidente segundo, quien desde el pasado mes de julio carga sobre sus espaldas el caso Gescartera.

El político que ha colocado ahora a Zapatero en una situación incómoda se llama Jaime González y es cierto que tras escudriñar su biografía no se encuentra pista alguna que le avale profesionalmente para convertirse en vocal de la Comisión Nacional de la Energía.

Nacido en Santiago de Compostela hace 58 años, ha hecho toda su carrera política en León, donde fue consejero de Agricultura, Ganadería y Montes entre 1984 y 1986 y vicepresidente de las Cortes autonómicas.

González, amigo personal de Zapatero, fue profesor de Economía Agraria en la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de León, jefe de sección del Instituto para la Reforma y el Desarrollo Agrario (Yrida) y de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta.

Dentro del PSOE regional también ha tenido cargos de relevancia que le condujeron en 1997 a ser designado candidato a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, después de que el anterior aspirante, Jesús Quijano, decidiera tirar la toalla y no volver a presentarse.

Su prueba de fuego llegó en las elecciones autonómicas de 2000, en las que el Partido Popular renovó su mayoría absoluta en la citada comunidad.

Jaime González recibió ayer el respaldo del Consejo General de Colegios de Ingenieros Agrónomos. Su presidente, José Andrés Sancho Llerandi, pidió al vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, que "modere sus palabras" y no utilice como arma política palabras que "desprecian y ridiculizan" a su colectivo profesional.

El propio interesado se mostró ayer "absolutamente sorprendido por la reacción" de Rodrigo Rato y manifestó que "nunca había descubierto que ser ingeniero agrónomo fuera estigmatizante o inhabilitante" para ejercer cargos públicos.

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