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La SEPI adjudica Aerolíneas Argentinas a Marsans

Como estaba previsto, Marsans ha sido el adjudicatario en el proceso de venta de Aerolíneas por su actual propietario, la SEPI. La oferta del grupo español asume la mitad de la deuda histórica de la compañía, que se cifra en más de 1.200 millones de euros (unos 200.000 millones de pesetas), el mantenimiento de los 6.734 empleos durante dos años, la recuperación inmediata de la actividad y realizar una ampliación de 50 millones de dólares (unos 9.000 millones de pesetas). Los sindicatos de Aerolíneas mostraron ayer su rechazo a la adjudicación.

Después de una década de pugnas, disgustos y continuas aportaciones de capital, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) parece haberse desprendido definitivamente de Aerolíneas Argentinas, la compañía aérea de bandera del país suramericano.

Quizá de modo meditado, el organismo público que preside Ignacio Ruiz Jarabo ha querido que sea una compañía española la heredera de este pozo sin fondo que es Aerolíneas. Las razones fundamentales son dos. En primer término porque quiere evitar que la desinversión pueda rebotarle como un boomerang y, en segundo lugar, para asegurarse de que el intento tiene la solidez empresarial y financiera mínima para afrontar con garantías una aventura que se presenta como una misión imposible.

Un alto directivo de Air Comet-Marsans aseguró que si bien durante el proceso de venta que ayer concluyó (a la espera de que el Consejo de Ministros de su visto bueno) no han querido alcanzar ningún acuerdo con alguno de sus competidores argentinos en el proceso, ahora, una vez que ya son propietarios de Aerolíneas, tienen el máximo interés en contar con inversores institucionales de aquel país.

Uno de los aspectos fundamentales del acuerdo de compra de Aerolíneas Argentinas por el grupo Air Comet, integrado por Marsans, Spanair y Air Plus, es el compromiso de liberar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales de la mitad de los pasivos históricos que la compañía aérea ha contraído en los últimos 12 años. Fuentes de este organismo público han asegurado que la oferta ganadora de la licitación (entre las nueve que se presentaron inicialmente) es la única que no exigía que la SEPI tuviera que seguir realizando aportaciones de capital público español en el próximo futuro.

En números gruesos, Marsans asumirá unos 100.000 millones de pesetas de la deuda de Aerolíneas, la misma cantidad que se quedará la SEPI. No obstante, fuentes conocedoras de las situación ha señalado que todavía queda por delante un proceso importante de renegociación con los acreedores.

Razones de la elección

La SEPI justifica la decisión de adjudicar Aerolíneas a Air Comet por ser "la mejor oferta financiera, dado que, a diferencia de otras, no le requiere asumir riesgos financieros futuros". Asegura que se ha optado por una solución hispano-argentina, que estará apoyada tanto por las empresas españolas como argentinas del consorcio comprador y por los socios argentinos de la empresa aérea.

El plan de futuro previsto para la compañía contempla no sólo la normalización de la actividad del grupo, sino promover su expansión hasta convertirlo en un potente operador aéreo.

Air Comet se ha comprometido a asumir la totalidad de la plantilla de las empresas del grupo y no reducirla en un plazo mínimo de dos años, salvo que exista un acuerdo con los sindicatos; y a recuperar de forma inmediata el grado de operatividad existente antes de la crisis.

También se contempla optimizar la gestión empresarial, promover una ampliación de capital de 50 millones de dólares, aportar negocio desde el resto de compañías que integran el consorcio comprador, aumentar las rutas y las frecuencias y renovar y modernizar la flota.

Oposición sindical

La adjudicación de Aerolíneas Argentinas a Air Comet-Marsans, ha sido rechazada desde el momento en que se conoció por parte de los sindicatos de la compañía que más se opusieron a las soluciones de viabilidad planteadas por la SEPI.

El Secretario General de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico, Ricardo Cirielli, y el titular de la Asociación del Personal Aeronáutico, Ariel Basteiro, se mostraron disconformes con la decisión de las autoridades españolas al señalar que la experiencia de la propiedad española sobre la empresa la había mostrado nefasta. Por su parte la diputada Alicia Castro anunció que "se opondrá judicialmente la adjudicación de Aerolíneas al grupo español" y exigirá que se "cumpla el Código Aeronáutico, que obliga a la compañía de bandera a poseer capital mayoritario argentino".

Castro, titular de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, el sindicato que agrupa a las azafatas, criticó la "nula participación del Gobierno argentino" en el proceso de venta de la empresa.

El clima contrario a la decisión de la SEPI llegó ayer al extremo de que distintos sindicatos tenía previsto concentrarse frente a las oficinas de Marsans en Buenos Aires.

 

Casi medio billón de pesetas en 10 años

La entrada de capital público en Aerolíneas se remonta a 1990. En esos 10 años, y con distintos protagonistas (Iberia, Teneo, SEPI), las aportaciones para mantener la actividad de la compañía argentina han sumado una cifra total de 1.817,5 millones de dólares (330.785 millones de pesetas, 1.988 millones de euros).

El aumento de la presencia española en el capital de la compañía siempre se ha realizado de forma forzada, ante la renuncia de otros socios a asumir las distintas ampliaciones de capital que se han ido realizando.

Así, entre noviembre de 1990 y marzo de 1996, la presencia de Iberia pasó del 20% al 84% del capital. A partir de esa fecha, la presencia sube hasta el actual 93%.

Las pérdidas que generó la compañía argentina hasta 1995 sólo sirvieron para agravar la difícil situación que, para entonces, también arrastraba la española Iberia, por lo que se desligó a la aerolínea de bandera española de la gestión y sus acciones fueron traspasadas a Teneo, la sociedad predecesora de la SEPI. 1996 fue el único año de resultados positivos que disfrutó Aerolíneas, y fue entonces cuando se cedió la gestión a American Airlines. En ese periodo, la compañía volvió a los números rojos y la SEPI tuvo que hacerse cargo de Aerolíneas.

Durante el último año, la SEPI, con Pedro Ferreras al frente, ha intentado sin éxito implantar un plan estratégico que sacara de la crisis a la compañía argentina. El plan de reflotamiento, en líneas generales, utilizaba las mismas recetas que se habían aplicado en el plan director de Iberia. La oposición de varios colectivos de trabajadores dio al traste con la estrategia de SEPI que decidió instar la suspensión de pagos de la compañía tras optar por no poner más fondos en la empresa. Ahora, el grupo público asume unos 585 millones de dólares (106.000 millones de pesetas) del pasivo de la sociedad.

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