Greenspan baja los tipos al 2,5% ante el mayor riesgo de recesión
La Reserva Federal bajó ayer los tipos oficiales medio punto, colocándolos en el 2,5% (el nivel más bajo desde 1962). El banco central reconoce que la ofensiva terrorista ha aumentado "significativamente la incertidumbre sobre una economía que ya estaba débil" y deja la puerta abierta para nuevos recortes. Mientras, el presidente George Bush debatió con los congresistas medidas de estímulo fiscal. Greenspan y Bush compiten desde hace meses por ver quién tiene el liderazgo en la lucha contra la recesión. Pero los economistas creen que ningún estímulo monetario o fiscal será suficiente para evitar una recesión. De lo que se trata ahora es de amortiguarla lo más posible.
Lydia Aguirre Nueva York
La Reserva Federal de Estados Unidos bajó ayer los tipos de interés por novena vez consecutiva en lo que va de año y dejó la puerta abierta para nuevas rebajas. El banco central bajó medio punto los tipos interbancarios (fed funds), que quedan en el 2,5%, el nivel más bajo desde 1962. La tasa de descuento también fue recortada 50 centésimas, hasta el 2%.
Alan Greenspan y su equipo de gobernadores reconocen en su comunicado que la ofensiva terrorista del 11 de septiembre ha "aumentado significativamente la incertidumbre en una economía que ya era débil".
Las perspectivas a largo plazo para la economía y los aumentos de productividad "siguen siendo favorables". Pero los efectos derivados de la ofensiva terrorista amenazan con recortar aún más la demanda de consumidores y empresas.
La bajada de tipos de ayer se ajustó a lo previsto por la mayoría de los expertos. Y el banco reconoce que la "balanza de riesgos sigue inclinada hacia condiciones que pueden generar debilidad económica". Es decir, que avisa que puede seguir abaratando el precio del dinero si lo considera necesario.
Recesión
Sin embargo, los economistas creen que ni los estímulos monetarios de Alan Greens-pan ni los incentivos fiscales promovidos por el presidente George Bush y debatidos por el Congreso conseguirá evitar la recesión.
James Glassman, de JP Morgan, cree que EE UU cerrará el año con un crecimiento negativo del 0,5% (a pesar de que el PIB creció un 1,3% en el primer trimestre y un 0,3% en el segundo).
Bruce Steinberg, de Merrill Lynch, dice que la economía ya "está en recesión formal, aunque poco profunda" y prevé una contracción del 1% en el PIB durante el segundo semestre. Richard Berner, de Morgan Stanley, habla de "una recesión más profunda, larga y muy incierta".
La clave de futuro sigue estando en manos del ciudadano de a pie. El gasto de los consumidores representa dos tercios del PIB de EE UU y creció un 2,5% en el segundo trimestre del año. Eso fue lo que permitió mantener un ritmo de crecimiento positivo. Pero el panorama del consumo privado empeoró incluso antes de los atentados terroristas.
En agosto, millones de ciudadanos empezaron a recibir cheques del Tesoro correspondientes a la bajada de impuestos votada este verano. Sin embargo, muchos decidieron guardar el dinero por lo que pueda ocurrir (la tasa de ahorro subió al 4,1%, el nivel más alto desde noviembre de 1998).
La situación en este frente seguramente se agravará en los próximos meses. La confianza de los consumidores sufrió en septiembre el mayor desplome desde vísperas de la guerra del Golfo. Y ninguno de los sondeos refleja en su totalidad los efectos de la ofensiva terrorista.
La palabra recesión está ya en boca de todos, pero todavía hay algunos que la consideran casi tabú. Sobre todo, en el Departamento del Tesoro.
El asesor económico de la Casa Blanca, Glenn Hubbard, dijo ayer en el Senado que la ofensiva terrorista aumenta "significativamente" la posibilidad de recesión. Pero la portavoz del Tesoro, Michele Davis, dijo que esto aún puede evitarse si el Congreso "da los pasos necesarios" antes de fin de año.
æpermil;sta no es la primera vez que el Tesoro corrige a otros departamentos del Gobierno. El mes pasado, el vicepresidente, Dick Cheney, dijo que era "muy posible" que el país caiga en recesión y el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, replicó diciendo que esto no era inevitable.
Bush, O'Neill y Greenspan están de acuerdo en que serán necesarias medidas de estímulo económico adicionales. Y todos ellos hablan de actuar con "prudencia" para evitar daños posteriores a la economía. Pero muchos legisladores han aprovechado la situación de emergencia para retomar propuestas que no consiguieron aprobar antes, a pesar de que hay serias dudas sobre su eficacia en la crisis. Y muchos están convencidos de que estos estímulos volverán a colocar el presupuesto en déficit.
Bush pide estímulos "que no dañen a largo plazo"
El presidente George Bush pidió ayer al Congreso que apruebe un paquete de medidas de estímulo "lo suficientemente grande como para activar la economía a corto plazo, pero lo suficientemente pequeño" como para no "causar daños a largo plazo" (y puso como ejemplo la amenaza de subida de los tipos de interés a largo plazo).
Bush se reunió ayer con los congresistas para debatir cuáles son los incentivos necesarios para la economía. Y citó como ejemplos fórmulas para "impulsar la demanda de productos de EE UU" y "estimular las inversiones empresariales".
Algunos congresistas quieren recortar los impuestos a la actividad empresarial, otros proponen reducir la presión fiscal sobre rendimientos del capital y la mayoría cree que será necesario bajar de nuevo los impuestos para todos los ciudadanos (un recorte que se sumaría a la bajada de 1,35 billones de dólares en 10 años aprobada durante el verano).
Además, el presidente y los legisladores debatieron fórmulas para ayudar a los cientos de miles de trabajadores que están perdiendo el empleo (una de las ideas barajadas es ampliar el subsidio de paro).
Que Bush eligiera el día de ayer para esta reunión (justo cuando la Reserva Federal estaba debatiendo la política de tipos) sorprendió a algunos. Pero no es la primera vez que se "solapan". Greenspan ordenó la primera de esta serie de bajadas de tipos el 3 de enero, que fue el día en que Bush celebraba su primera cumbre con empresarios tras asumir la presidencia.
El BCE actuará al margen de la Reserva, salvo excepciones
El Banco Central Europeo (BCE) envió ayer un nítido mensaje a los mercados al asegurar que no secundará las decisiones monetarias de la Reserva Federal estadounidense, salvo de forma excepcional, como sucedió el pasado 17 de septiembre. Entonces la entidad europea se sumó a la rebaja de medio punto de los tipos de interés aprobada por la autoridad de EE UU, con lo que el precio del dinero quedó fijado en el 3,7% para la Unión Europea.
El economista jefe del BCE, Otmar Issing, señaló que lo sucedido en esa ocasión se debió a circunstancias excepcionales. "Queríamos enviar conscientemente una señal. Es y fue un caso excepcional y no un cambio en nuestra estrategia", declaró Issing al diario alemán Handelsblatt.
Issing defiende que una apresurada rebaja de tipos, después del movimiento del pasado día 17 supondría alertar al mercado ante una mayor desaceleración de la economía europea.
Banco de Inglaterra
Frente a la distancia tomada por el BCE a causa de la agresiva política monetaria emprendida por la Reserva estadounidense, el Banco de Inglaterra se ha mostrado más sensible a las decisiones tomadas por EE UU sobre los tipos de interés.
El mercado confiaba ayer en que la autoridad británica emulará mañana jueves los pasos de su homólogo estadounidense respecto al precio del dinero y el consenso del mercado apunta que el Banco de Inglaterra rebajará un cuarto de punto sus tipos, hasta el 4,5%.
De confirmarse, sería la sexta ocasión en lo que va de año en que el Banco de Inglaterra rebaja sus tipos y situaría el precio del dinero en el nivel más bajo desde 1964.