La depreciación del real amenaza las cuentas de las empresas brasileñas
Las repercusiones de los atentados terroristas contra Nueva York y Washington se están dejando sentir en todo el mundo y ya se nota en América Latina. Uno de los países más perjudicados es Brasil. El mal desempeño del real se ha acelerado tras la crisis, la caída ha sido en sólo una semana y media del 7,4%.
La incertidumbre generada se está trasladando a los flujos de capital en concepto de inversión extranjera directa en Latinoamérica. "Los atentados del 11 de septiembre fueron el último de los golpes que ha recibido la moneda, justo cuando parecía que iba a recuperarse", confesaba la semana pasada un analista de São Paulo.
La depreciación de la moneda es ya del 30% en lo que va de año y ha puesto en un serio apuro a las empresas brasileñas. Los costes de producción se han encarecido enormemente, ya que muchos fabricantes pagan en dólares la materia prima. El dilema para las compañías brasileñas es qué porcentaje de esa alza del coste van a poder trasladar a los consumidores.
Los atentados han acelerado la crisis. Eso repercutirá tanto en la demanda de nuevos productos como en el precio que los consumidores están dispuestos a pagar.
Un ajuste de la producción se traduciría en nuevos despidos, lo que profundizará la crisis. El FMI ha premiado recientemente al Gobierno brasileño con un préstamo de 15.580 millones de dólares (17.000 millones de euros), pero exige un crecimiento del 2,2%, una meta que el Ejecutivo ya ha dicho que no cumplirá.