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La UE reduce a menos del 2% su previsión de crecimiento para 2001

Los ministros de Economía de la Unión Europea reconocieron ayer que los atentados de la pasada semana tendrán un claro impacto, al menos en el corto plazo, en la evolución económica de la zona Euro. Aunque siguen confiando en que el consumo interno compense los daños en la situación internacional, admitieron que el crecimiento en la zona euro estará "claramente por debajo del 2% este año". Muy lejos ya, incluso, de la revisión a la baja de las anteriores previsiones (2,8%).

La prudencia se torna en preocupación, aunque se intenta mantener el optimismo. El tono de la comparecencia de ayer del ministros belga de Finanzas y presidente de turno del Consejo de Ministros de la UE (Ecofin), Didier Reynders, se encontraba ya lejos de la tranquilidad que exudaba el pasado miércoles tras los atentados contra Nueva York y Washington. "Hace una semana expresábamos nuestras primeras impresiones, pero hoy hemos intentado definir mejor nuestra visión para trasladarla al Consejo Europeo", indicó Reynders tras la reunión informal del Eurogrupo.

El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, que hace una semana ya apuntaba el riesgo de contagio en la crisis económica, constató ayer que "la economía europea se verá afectada, pero no podemos calcular cuál será el impacto". De momento, pronostica Solbes, el crecimiento de la UE este año "estará claramente por debajo del 2%". La víspera de los atentados, la previsión apuntaba sólo ligeramente por debajo de esa cifra. "La recuperación llegará", confía Solbes. Y Reynders extrae de la crisis una lectura positiva: "El saludable estado de la economía de la UE, como en EE UU, por otra parte, permitirá un crecimiento saneado".

Solbes arrancó ayer a los ministros una profesión de fe en el Plan de Estabilidad, pero admite que la crisis impedirá a varios Estados miembros conseguir los objetivos nominales de reducción del déficit para este año. Fidelidad, por tanto, al espíritu del pacto a medio plazo, pero relajación en los objetivos a corto. "La recuperación tiene que encontrarnos preparados", espera el comisario. "Y no es voluntarismo".

El comisario recuerda que el único límite "legalmente hablando" que no se puede superar es el 3% de déficit pactado en 1997. Hasta esa cifra, "se estudiará caso por caso" la situación en cada país. Alemania es, desde finales del año pasado, el más afectado por la ralentización en EE UU. Su equilibrio fiscal, pospuesto hasta más allá de 2002, puede retrasarse más.

El Eurogrupo, que ayer contó con la presencia de los ministros de los países no pertenecientes a la zona euro (Reino Unido, Suecia y Dinamarca) se ocupó también de las posibles medidas para atajar las tramas que financian las actividades terroristas. La lucha contra el blanqueo de dinero, el intercambio de información y la colaboración internacional, ocuparán el frente de acción. Un primer informe al respecto se espera para el próximo 16 de octubre.

Por otro lado, los empresarios alemanes mantienen sus moderadamente optimistas previsiones sobre la coyuntura económica, según se desprende del índice de confianza empresarial Ifo correspondiente a Alemania occidental publicado ayer. El índice principal volvió a caer en agosto (89,5 puntos, frente a 89,8 puntos en julio), pero las expectativas sobre los negocios futuros registraron el segundo aumento consecutivo (de 95 a 95,9 puntos).

 

Europa se compromete a participar en las acciones de represalia de EE UU

El Consejo Europeo extraordinario celebrado ayer en Bruselas expresó no sólo su absoluta solidaridad con el pueblo estadounidense, como cabía esperar, sino que se comprometió también a materializar ese gesto con la participación en las acciones militares de represalia que el Gobierno de Washington decida realizar.

"Cada uno en la medida de sus posibilidades", resumió el primer ministro belga y presidente de turno del Consejo de la UE, Guy Ver-hofstadt. España, según indicó el presidente del Gobierno, José María Aznar, "no excluye nada en absoluto" en su apoyo decidido a la Administración estadounidense.

Su ministro de Asuntos Exteriores, Louis Michel, ya lo había adelantado durante su encuentro del jueves con las autoridades de Washington. "Nuestro compromiso irá más lejos de lo que muchos piensan", declaró Michel. Esa misma noche, madrugada del viernes en Europa, el presidente de EE UU, George W. Bush, dejaba claro en su comparecencia ante el Congreso estadounidense que en esta guerra "sin frente, retaguardia ni enemigo", como definía ayer un diplomático europeo, no cabrían apoyos tibios o complicidades equívocas.

La Unión Europea optó ayer por cerrar filas con el bando norteamericano. Los Quince adoptaron ayer por unanimidad el apoyo sin condiciones a las acciones militares de represalia que inicie el Pentágono. Serán, según concluyó ayer el Consejo Europeo, en el ejercicio del derecho a la legítima defensa que asiste a EE UU según la legislación internacional.

Los cuatro países neutrales de la Unión -Austria, Finlandia, Suecia e Irlanda- suscribieron finalmente el compromiso de apoyo militar a EE UU, a pesar de que Estocolmo, según diversas fuentes, intentó supeditar cualquier acción militar al liderazgo de las Naciones Unidas. El resto de socios comunitarios ya habían manifestado, a través de la Alianza Atlántica, su disposición a prestar la ayuda militar o logística que demandase Bush. Las acciones militares podrán dirigirse, según el Consejo Europeo, "contra los Estados que ayuden, apoyen o alberguen a los terroristas". El mensaje, señaló Aznar, es que los terroristas "no pueden quedar impunes", con lo que reafirma sus conocidas posiciones sobre el tema.

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