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El BCE admite que si hay una mayor desaceleración será por poco tiempo

El Banco Central Europeo admitió ayer que la economía europea y la mundial corren un serio riesgo tras los atentados terroristas en Estados Unidos, pero se apresuró a afirmar que esta "desaceleración" será breve, según se afirma en el informe mensual de la autoridad monetaria. De todas maneras, la situación es lo suficientemente crítica para que el BCE autorice "reducidas" desviaciones de los objetivos del Pacto de Estabilidad.

Tres días después de su intempestiva bajada de tipos como reacción a los atentados en Estados Unidos, el Banco Central Europeo (BCE) admitió ayer que el "grado de incertidumbre en torno a la economía estadounidense e internacional se ha incrementado", lo cual "hace probable" que los ataques terroristas también "repercutan en el clima de confianza en la zona euro y en las perspectivas de crecimiento económico a corto plazo".

Esta desaceleración, sin embargo, será de "breve" duración en vista de la "solidez de las variables económicas fundamentales de la zona euro", según se afirma en el informe mensual correspondiente a septiembre.

En el análisis de los banqueros centrales no se encuentran mayores claves sobre cuáles podrían ser las próximas opciones en materia de política monetaria. El pasado lunes, el BCE -al igual que la Reserva Federal y otros bancos centrales- había bajado en medio punto, del 4,25 al 3,75%, su tipo director. Los sondeos entre los analistas indican que muchos de ellos esperan una nueva reducción, posiblemente del 0,25%, antes de finales de año.

Ello, sin embargo, dependerá de cómo evolucione la crisis desatada por los atentados terroristas contra las Torres Gemelas y el Pentágono. En este contexto, la confianza que el BCE dice tener en una pronta recuperación económica fue interpretada por varios expertos como el obvio intento de dar confianza a los actores económicos y así evitar que el pesimismo se apodere de los inversores.

En materia de precios, el BCE sostiene que el enfriamiento "podría contribuir a una nueva disminución de los riesgos inflacionistas".

La autoridad monetaria quita hierro al reciente aumento del crecimiento de la masa monetaria M3 (que entre mayo y julio se situó en una media de 5,9%, bastante por encima del 4,5% deseado por el BCE) y pronostica que las presiones al alza de la inflación seguirán cediendo.

"En un futuro no muy lejano" y "de no producirse nuevas perturbaciones", el índice armonizado de precios al consumidor (IAPC) volverá a situarse por debajo del 2% que el BCE define como cota máxima para hablar de estabilidad de precios. Este pronóstico optimista, sin embargo, es matizado en otro apartado del informe, en el que se sostiene que la caída de la inflación "será limitada" hasta entrado 2002 debido a efectos estadísticos. Por lo demás, la autoridad monetaria no hace referencia en el informe al evidente riesgo de una nueva subida de los precios del petróleo.

Relajación fiscal

Al mismo tiempo, sin embargo, el BCE por vez primera ha entreabierto la puerta a una moderada relajación de las metas de saneamiento de la caja pública, hasta la fecha defendidas a capa y espada por la autoridad monetaria.

En línea con pronunciamientos anteriores, la autoridad monetaria sigue insistiendo en que es "esencial" el "estricto cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento". A renglón seguido, no obstante, afirma que "en la actual fase de menor crecimiento económico, los países que aún presentan desequilibrios fiscales han de garantizar que la desviación de los objetivos fijados en sus últimos programas de estabilidad se mantendrá en unos niveles reducidos" [subrayado de la redacción].

Analistas como Paul Mortimer-Lee, de BNP Paribas, resaltaron que éste es un importante matiz en la argumentación del banco, que además autoriza a los países "con saldos presupuestarios próximos al equilibrio o con superávit" a dejar que los llamados estabilizadores automáticos actúen plenamente, es decir, a aceptar que la desaceleración económica conduzca a menores recaudaciones fiscales de las previstas.

El BCE, asimismo, volvió a hacer un llamamiento a que se mantenga la moderación salarial, cuestión ésta sobre la que se mostró optimista al resaltar que tanto la desaceleración económica como la bajada de la inflación deberán repercutir en menores ambiciones por parte de los empleados.

A menos de cuatro meses de la puesta en circulación del euro, el Banco Central Europeo asimismo volvió a asegurar que "existen pocos motivos para pensar que la conversión de los precios a euros pudiera tener un impacto significativo al alza sobre la inflación".

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