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EE UU cierra sus cielos y en el mundo se restringe el tráfico aéreo

Pasajeros, aerolíneas y autoridades aeroportuarias y de aviación civil de todo el mundo vivieron ayer una jornada de sobresaltos, intensos rumores y decisiones drásticas con las que intentaron controlar el clima de inseguridad en los cielos que provocaron los atentados en Nueva York y Washington. La peor parte la vivieron en Estados Unidos donde se tomó la decisión de "suspender" todos los despegues hasta mañana. En España se ordenó regresar o desviarse a las aeronaves con rumbo a EE UU.

Todos los despegues de aviones desde aeropuertos estadounidenses fueron suspendidos indefinidamente ayer muy pocos minutos después de que cuatro aeronaves fueran estrelladas de forma intencionada en Nueva York, Washington y Pittsburgh. La decisión fue adoptada por la Administración Federal de Aviación. La medida, sin precedentes en la historia de la aviación comercial de aquel país, fue justificada por la portavoz de la Administración, Laura Brown, con un lacónico "la hemos adoptado porque pensamos que es prudente".

Inmediatamente después de los primeros ataques se dispararon las informaciones que hablaban de un número elevado de aviones descontrolados, que podrían haber sido secuestrados para participar en atentados suicidas. Al final se confirmó la cruda realidad.

Aproximadamente, unas 266 personas habrían perdido la vida en cuatro aviones utilizados como arma terrorista. Los vuelos eran operados por las compañías estadounidenses American Airlines y United Airlines.

Los dos aviones que chocaron contra las Torres Gemelas eran el vuelo de American Airlines 11, de Boston a Los Ángeles, con 81 pasajeros y 11 tripulantes. El aparato de United Airlines con el número 93, cubría el trayecto Newark (Nueva York) a San Francisco con unas 45 personas a bordo.

En cuanto a los otros dos aparatos, el que colisionó contra el Pentágono, podría ser el vuelo 77 de American Airlines que viajaba de Dulles (Washington) a Los Ángeles con unos 54 pasajeros y 10 tripulantes.

Un quinto aparato podría habría sido interceptado por cazas de la fuerza aérea cuando sobrevolaba la residencia oficial de Camp David, aunque no se ha confirmado.

España

De los 10 vuelos que habían partido ayer de España a destinos estadounidenses antes de que se produjeran los atentados, nueve fueron obligados a volver al aeropuerto Madrid-Barajas, mientras que el otro tomó tierra en el aeropuerto de Halifax (Canadá), según informaron fuentes de la Aviación Civil española.

Los vuelos afectados son los siguientes: DAL 127 San Francisco, que salió a las 10.54 horas; IBE 7001/AAL 069 con salida a las 11.45 horas; IBE 6275/AAL 7463 Chicago (11.57 horas); IBE 6123/AAL 7451 Miami (12.15 horas); IBE 6251/AAL 7455 Nueva York (13.17 horas); COA 063 Nueva York-Newark (13.18 horas); JKK 137 Washington (13.25 horas); USA 11 Orlando (13.32 horas), y DAL 109 Atlanta (13.41 horas).

La mayoría de los países de todo el mundo tomaron decisiones similares a las de las autoridades españolas y cancelaron los vuelos que tenían programados en los Estados Unidos.

Los aeropuertos de los cinco continentes han sido puestos en situación de alerta máxima y se aplican medidas de seguridad excepcionales. En este sentido, AENA, el ente público que es a la vez propietario y gestor de las terminales aéreas españolas, publicó un comunicado en el que anunciaba que había "puesto en estado de máxima alerta y seguridad" toda su red.

 

Los atentados refuerzan las críticas al escudo antimisiles de Bush

Los demócratas cuestionan su eficacia y su coste

Cuando George Bush apelaba a las "nuevas amenazas terroristas" como argumento en defensa de su nuevo proyecto de defensa antimisiles nadie imaginaba que una oleada de atentados de la magnitud de los vividos ayer viniera a cargar de razones a sus detractores.

El lunes, sin ir más lejos, el senador demócrata y presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Joseph Biden, criticó duramente el proyecto por su "ineficacia" y su alto coste. Bush había solicitado al Congreso un aumento del presupuesto de Defensa para 2002 de casi el 60% hasta los 8.300 millones de dólares (9.130 millones de euros).

Biden advertía a la Administración Bush de las consecuencias internacionales de su proyecto: "Estados Unidos debe seguir en escena porque irse tiene un precio". Además, según Biden, "desplegar el sistema antimisiles será como alzar un arma. Si Bush sigue con esa misión tecnológica de desplegar el sistema de defensa y deja a un lado las objeciones a que China construya el suyo, no sólo habrá empuñado un arma, sino también habrá quitado el seguro del gatillo".

El presidente Bush prometió ayer a sus conciudadanos que "el terrorismo no prevalecerá" y que EE UU "cazará y castigará" a los culpables. El republicano puso al ejército "en estado de máxima alerta", pero la precaución parece haber llegado demasiado tarde.

El ataque masivo sufrido ayer permitirá a Bush fortalecer su dialéctica contra el terrorismo internacional. Pero al mismo tiempo cuestionará su estrategia defensiva, que tiene como eje el costosísimo escudo antimisiles. Sus detractores aducen, entre otras, que el mayor peligro que afronta EE UU no es el lanzamiento de misiles por parte de países enemigos, sino ataques terroristas que no pueden ser frenados por este tipo de escudos.

 

Nueva York pierde uno de sus emblemas

La fisonomía de la ciudad cambió por completo. Dos torres de 410 metros de altura y 110 pisos cada una quedaron por el suelo.

Sus propietarios comentaban orgullosos que el complejo del World Trade Center de Nueva York albergaba a diario más población y actividad que muchas ciudades del mundo. El World Trade Center era un complejo de siete edificios en el que los dos más significativos e importantes eran las conocidas como Torres Gemelas. En total, todo el complejo ocupaba 930.000 metros cuadrados.

Sus datos eran escalofriantes. Más de 150.000 personas pasaban por el complejo a diario. Bien a trabajar, en las más de 430 compañías de 28 países que tenían allí su sede, bien de visita profesional o turística.

Las torres de 110 plantas y 419 metros de altura cada una fueron inauguradas en 1973. Su diseño es obra del arquitecto japonés Minoru Yamasaki. Para la construcción de sus cimientos, que se inició en 1963, se tuvo que excavar un hoyo de 55 kilómetros cuadrados. En total se invirtieron en su construcción 1.000 millones de dólares (185.000 millones de pesetas).

Privatización

El complejo había completado el proceso de privatización de su arrendamiento el pasado mes de julio. La autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey cedieron la propiedad por 3.200 millones de dólares (1,66 billones de pesetas) a las empresas Silverstein Properties. La australiana Westfield Holding se hizo con la operación de la parte minorista del complejo. La cesión, considerada como la mayor transacción de bienes raíces de la historia, fue pactada por 99 años.

La nómina de las principales empresas instaladas en el complejo la encabeza el banco de negocios Morgan Stanley, que ocupaba el 12,5% del espacio (110.554 metros cuadrados); la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey tenía el 9%(79.770 metros cuadrados); la aseguradora AON el 4,9%, prácticamente el mismo espacio que ocupaban las oficinas del grupo Empire Blue Cross. El también banco de negocios Mars & McLennan, Bank of América, Guy Carpenter, Deutsche Bank y Cræpermil;dit Suisse ocupaban más de 20.000 metros cuadrados. El de ayer fue el segundo ataque terrorista que sufrían las Torres Gemelas. En febrero de 1993 una bomba causó nueve muertos y daños valorados en 525 millones de dólares.

Ayer tras su derrumbamiento nadie se atrevía a cuantificar el desembolso que deberán realizar las aseguradoras para hacer frente a los daños de la catástrofe. Un analista del sector aseguró que serían miles de millones de dólares en seguros, ya que a los ingentes daños hay que añadir la compensación de los costes por la interrupción de los negocios mientras son reparados o reconstruidos.

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