Ericsson prevé cerrar este mes la venta del 50% de la fábrica de Zamudio
El consejero delegado de Ericsson España, Ingemar Naeve, aseguró ayer que las negociaciones con los socios candidatos a comprar una participación mayoritaria en la fábrica que tiene la compañía en Zamudio (Bilbao) marchan a buen ritmo. "Espero que tengamos noticias este mismo mes", explicó el ejecutivo del gigante de equipos de telecomunicaciones.
La venta de la fábrica de Zamudio forma parte del plan de reorganización anunciado por Ericsson y por el cual la compañía pasará a tener menos del 50% de la planta. El objetivo de la transacción no es reducir empleo, "sino asegurarlo para el futuro".
Naeve fue optimista en su valoración de la crisis que vive el sector (que definió como transición tecnológica) y se mostró convencido de que dentro de un año los implicados en la tormenta volverán a los ratios previos al estallido.
Pese al optimismo, Naeve reconoció que la desaceleración existe y España es uno de los ejemplos.
La visión de Naeve no es la misma que la del mercado. Ericsson marcó ayer en Bolsa su precio más bajo en tres años. Sufre los efectos de las declaraciones que el martes realizaba su presidente, Kurt Hellström, señalando que los síntomas de recuperación en el mercado de las telecomunicaciones no se empezarían a notar hasta bien entrado 2002.
Además, señaló que la compañía no conseguiría su objetivo de alcanzar un 10% de margen operativo y de crecer un 20% en ventas hasta 2003 como pronto. Después de una caída del 12% del valor de los títulos el martes, ayer las acciones cayeron hasta un 11,3%. La caída incluso afectó a la corona sueca, tras arrastrar consigo el grueso de la Bolsa de Estocolmo. Todas las firmas de análisis revisaron a la baja sus estimaciones de resultados de la compañía.
El primer ejecutivo de la filial española prevé que este año se vendan entre nueve y 10 millones de terminales de móviles en el país, lo que supone una caída de entre el 38% y el 44% con respecto a los 16 millones de teléfonos vendidos en 2000. Para los fabricantes, el impacto será mayor, ya que tres millones de los terminales vendidos no procederán de su producción de este año, sino que forman parte del stock de los distribuidores.