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Denuncias contra el nuevo Windows antes del lanzamiento

Varios grupos de usuarios y de defensa de la intimidad han pedido al Gobierno de EE UU que investigue el servicio identificador Passport incluido en el nuevo sistema operativo de Microsoft, Windows XP, y que, según aseguran, obligará a los usuarios a proporcionar información privada y permitirá a la compañía controlar sus movimientos por la Red. Mientras, la compañía ha vuelto a pedir que se paralice el proceso judicial hasta que el Tribunal Supremo opine sobre su apelación.

Trece grupos de consumidores y de defensa de la privacidad pidieron ayer a la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE UU que investigue el sistema de identificación de usuarios Passport incluido por Microsoft en su nuevo sistema operativo Windows XP.

Organismos como el Centro de Información para la Privacidad Electrónica y el Proyecto del Consumidor en Tecnología (creado por el activista Ralph Nader) se quejan de que Microsoft "coacciona" a los usuarios del Passport para que le entreguen abundante información privada si quieren "disfrutar de servicios básicos por Internet".

Además acusan a la compañía de "intentar eliminar el anonimato" por Internet y de querer controlar todos los movimientos de sus usuarios a través de Internet.

Estos grupos ya presentaron una queja ante la FTC en julio. Ayer ampliaron su protesta con alegaciones como la de que el Passport viola la Ley de Protección de la Privacidad en Línea de los Niños.

Microsoft considera este servicio como un elemento esencial del Windows XP y de su estrategia .Net. El Passport lleva funcionando desde el año 1999 con servicios como Hotmail, pero Microsoft ha decidido ahora integrarlo plenamente en el nuevo sistema operativo.

El polémico sistema identificador permite acceder a distintos servicios de Internet utilizando una única clave, pero toda la información (nombre, dirección, datos bancarios, etcétera) es almacenada en servidores de la propia Microsoft.

La ola de protestas desatada hizo que la compañía reduzca el volumen de información recabada, pero los grupos de usuarios siguen sin estar satisfechos.

La protesta de estas asociaciones se produce en un momento en el que Microsoft está haciendo todo lo posible por evitar escándalos y trabas legales que dificulten el lanzamiento, el 25 de octubre, del Windows XP.

Lo que más teme Microsoft es que el proceso judicial en curso avance de inmediato y que un nuevo juez dicte castigos contra la compañía que pongan en peligro el lanzamiento del Windows XP. De ahí que haya vuelto a pedir, en la tarde del martes, al Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia que paralice todo el proceso legal hasta que el Tribunal Supremo de EE UU se pronuncie sobre su último recurso legal.

Ganar tiempo

Microsoft recurrió la condena por abuso de monopolio emitida por el juez Thomas Penfield Jackson y ratificada por el Tribunal de Apelaciones. El caso debe pasar ahora a un juez inferior distinto a Jackson, que deberá decidir qué castigos deben imponerse a la compañía.

Pidiendo que no se tomen medidas hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo (cuyos jueces no tienen previsto reunirse hasta octubre), Microsoft gana tiempo para poder lanzar el Windows XP sin trabas legales.

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