El Banco de Japón suaviza el plan de reformas con mayor liquidez
El Banco de Japón (BOJ) cedió ayer a las presiones y suavizó, aún más, su política monetaria. La entidad decidió aumentar un 20% las reservas destinadas al sistema financiero con el fin de impulsar los préstamos al consumo y la inversión empresarial. El BOJ allana, así, el camino para las dolorosas reformas que debe adoptar el Gobierno.
Por segunda vez en lo que va de año, el banco central de Japón ha accedido a relajar su política monetaria de una forma poco ortodoxa. En lugar de rebajar la tasa interbancaria (en el 0,15% desde febrero) para propiciar el descenso de los tipos de interés reales, ha optado por inyectar mayor liquidez al mercado.
Para ello, ha aumentado un 20% las reservas de dinero que destina al sistema financiero hasta alcanzar los seis billones de yenes (unos nueve billones de pesetas) frente a los cinco billones de liquidez fijados anteriormente. Asimismo, el BOJ se compromete a aumentar hasta los 600.000 millones de yenes (unos 900.000 millones de pesetas) la cantidad de bonos públicos que compra mensualmente en el mercado, también para aumentar la liquidez.
La entidad sostiene que "la economía mundial está desacelerándose a un ritmo mayor de lo previsto" y que a nivel doméstico "los precios de las acciones han estado cayendo; las acciones de los bancos han estado cayendo ante las rebajas de las calificaciones crediticias y los inversores están preocupados", aseguró el BOJ.
"No podemos evitar la idea de que los riesgos de un declive de la economía se están transformando en una realidad", concluyó el gobernador del banco, Masaru Hayami.
Sin embargo, muchos economistas dudan que relajar aún más la política monetaria sirva para impulsar el gasto en consumo, el área más débil de la economía, o para animar a los bancos a conceder más créditos, dada su mala situación financiera y la falta de demanda.
La entidad ha estado sometida a fuertes presiones políticas para que contribuyera, a través de la política monetaria, a la reactivación económica. La medida adoptada por el banco demuestra que finalmente ha cedido a estas presiones, ya que, como reconoció el propio Hayami, el objetivo último del BOJ es suavizar el impacto que tendrá sobre la economía el programa de reformas anunciado por el Gobierno.
"Nuestra decisión se dirige a apoyar las reformas, que finalmente han empezado", aseguró Hayami.
El primer ministro, Junichiro Koizumi, llegó al Gobierno con la promesa de ejecutar dolorosas medidas para sanear la economía, aunque poco ha hecho al respecto. De momento, Koizumi ha empezado por aprobar el primer recorte del gasto público en cuatro años para los presupuestos de 2002.
Hayami rechaza fijar un objetivo de inflación
Masaru Hayami rechazó ayer la propuesta de establecer un objetivo de inflación para intentar frenar la espiral deflacionista que amenaza a la economía japonesa. En los dos últimos años, Japón ha asistido a caídas continuas de precios, que se han acelerado en este ejercicio. En junio, el índice de precios al consumo se situó en el -0,6% en tasa interanual, tras una caída consecutiva de 21 meses.
"Establecer objetivos de precios le corresponde a los países con inflación. No sé de nadie que lo haya aplicado en un país con deflación", zanjó el gobernador.
Los analistas reclaman una meta de precios como una medida para favorecer los créditos. De lo contrario, la actual pauta de relajación de la política monetaria "no tendrá un impacto real sobre la economía", asegura Chris Walker, economista del Crédit Suisse First Boston en Tokio.
La semana pasada un grupo de economistas del Partido Liberal Demócrata (PLD) en el Gobierno lanzó una campaña para que el BOJ estableciera un objetivo del 3% o el 4%.
Sin embargo, esta medida "artificial" -según algunos expertos- puede provocar un aumento de los tipos de interés a largo plazo y, con ello, aumentar la carga presupuestaria de los intereses de la deuda, que supone el 130% del PIB.