Bush, Aznar y Blair respaldan a De la Rúa, pero descartan más ayuda
El Gobierno argentino recibió ayer un fuerte respaldo internacional encabezado por el presidente de EE UU, George Bush; de España, José María Aznar, y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair. El optimismo que desató en los mercados se vino atrás ante la falta de concreción de algún tipo de ayuda financiera.
Argentina vivió ayer una nueva jornada de decepción. La llegada del subsecretario del Tesoro de EE UU, John Taylor, a Buenos Aires y el fuerte respaldo internacional recibido por el presidente Fernando de la Rúa animaron al mercado y provocaron la subida de la Bolsa y la caída en casi 200 puntos del riesgo-país. Pero a medida que los analistas se percataban del vacío financiero que acompañaba las declaraciones de apoyo, los números retomaban la senda pesimista de las últimas semanas.
Taylor se entrevistó ayer con el ministro de Economía, Domingo Cavallo, el presidente De la Rúa y el presidente del Banco Central, Roque Maccarone, para conocer de cerca la situación de la economía y las medidas implementadas para lograr el déficit cero.
Sin embargo, el número dos del Tesoro estadounidense, que seguirá hoy de visita en Buenos Aires, sólo trae consigo una promesa de anticipo de los desembolsos del programa financiero que Argentina mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI), una medida que los mercados ya descuentan.
Bush mantuvo ayer una conversación telefónica con Aznar y otra con Blair y los tres mostraron su respaldo a las reformas aplicadas en marcha en Argentina y apostaron por la continuidad del programa puesto en marcha por el FMI, pero ninguna alusión a la posibilidad de nuevas aportaciones económicas si la situación lo hiciera necesario.
Al menos en el caso de Aznar, puede esgrimir que España fue el único país que participó en diciembre en el paquete de ayuda financiera que orquestó el FMI y al que aportó 1.140 millones de euros (unos 189.000 millones de pesetas) de un total de casi 45.600 millones de euros en ayuda internacional.
En enero, la Administración española ejecutó un primer pago de 570 millones de euros y en mayo efectuó un segundo de 194 millones. Quedan, pues, por desembolsar otros 376 millones (62.500 millones de pesetas), que efectuará en dos pagos de 188 millones cada uno, a finales de este mes y a últimos de noviembre, respectivamente. El problema, según el ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ricardo Haussman, es que Buenos Aires es víctima del forcejeo que mantienen Washington y Wall Street.
Haussman asegura que el Tesoro estadounidense quiere dar una lección a los inversores por entender que se expusieron demasiado a los valores argentinos para obtener ganancias rápidas, y que el Gobierno de EE UU no va a correr con el gasto de cubrir ese riesgo. Sin embargo, Haussman interpreta que el hecho de que Bush haya enviado a Taylor (más sensible que su jefe, Paul O'Neill, al riesgo que entraña la situación argentina) a Buenos Aires es un paso positivo para el país latinoamericano.
Desde Wall Street se apuntaba ayer la reticencia de los Gobiernos y los organismos multilaterales "a financiar países que son considerados como naciones que no se ayudan a sí mismas o financiando una fuga de capitales", según Carl Ross, de Bear Stearns. En el último mes, Argentina ha asistido a una retirada de depósitos bancarios por importe de más de 6.150 millones de euros.
De la Rúa se defendió ayer asegurando que su Gobierno "ha tomado medidas que nadie se atrevió antes a tomar", en referencia al ajuste, y que "en Argentina se está encarando un camino de responsabilidad patriótica".