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El abaratamiento de los carburantes frena el IPC en Europa hasta el 3%

Las menores tensiones en los precios de la energía provocaron en junio una fuerte desaceleración de la inflación en la zona euro, que pasó del 3,4% al 3% en un solo mes. Ello ha provocado que el diferencial de precios entre España y la media del área aumentara cuatro décimas, hasta 1,2 puntos.

Junio fue un buen mes para el control de la inflación en Europa. El índice de precios de consumo (IPC) armonizado se redujo en la zona euro hasta una tasa interanual del 3%, frente al 3,4% del mes anterior, en línea con las estimaciones iniciales. En el conjunto de la Unión Europea (zona euro más Dinamarca, Reino Unido y Suecia), los precios también experimentaron un sensible descenso, de tres décimas, hasta el 2,8%.

Este favorable comportamiento respondió en gran medida a la moderación de las tensiones en los precios energéticos, cuya tasa de crecimiento se redujo hasta el 5,5% desde el 8,6% de mayo. Por contra, los alimentos y bebidas no alcohólicas se aceleraron hasta el 6%, lo que evitó una mayor bajada del IPC.

Por países, la evolución de los precios marca dos tendencias bien diferenciadas. Por un lado, se agrupan los Estados con una inflación más controlada, en donde la desaceleración de los precios ha sido muy notable. Entre ellos se encuentran países de gran peso específico, como Alemania (su inflación pasó del 3,6% al 3,1% en un solo mes) y Francia (del 2,5% al 2,2%).

Por otro lado está otro grupo de Estados, entre ellos España, con grandes dificultades para reducir las tensiones inflacionistas. La palma se la lleva Grecia, cuyo fuerte crecimiento económico ha provocado que en junio no sólo no se redujera su inflación, sino que, incluso, la elevara hasta un preocupante 4,5%, frente al 3,9% de mayo. Otros como Holanda e Irlanda, con tasas muy elevadas, han conseguido reducciones de cuatro y dos décimas, respectivamente. España mantuvo su tasa armonizada (la que utiliza Eurostat para comparar en términos homogéneos con el resto de Europa) en el 4,2%, a unos niveles desconocidos desde hace cinco años.

Analistas, como Beta Capital, prevén que la inflación en la zona euro siga moderándose y pueda cerrar el año en el 2,5%, con una media anual del 2,7%, frente al 2,3% de 2000, No obstante, todos coinciden en que existe aún una gran incertidumbre para poder realizar pronósticos de cierta fiabilidad. Parte de ella procede de la evolución de la cotización del crudo en los mercados internacionales, asunto que ha llevado de cabeza a los expertos en los últimos meses, debido a su gran volatilidad.

El Banco Central Europeo, por su parte, ha reconocido que es prácticamente imposible volver a niveles del 2% -límite impuesto por la propia autoridad monetaria- antes de 2002, aunque espera una moderación de los precios en el entorno del 2,5%.

En España, pese a que el Gobierno se niega a realizar previsiones oficiales -alega que es el BCE el que debe efectuarlas para toda la zona euro como único valedor de la política monetaria del área-, el Ministerio de Economía está trabajando con unas estimaciones del entorno del 3%-3,2% para final de año, una vez descontada una posible reducción del precio de los carburantes. De momento, lo que sigue sin mejorar es el diferencial de inflación de España con la media de la zona euro. En junio, el buen comportamiento de los precios en la UE ha ampliado este diferencial de 0,8 puntos a 1,2 puntos.

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