Temor a una oleada de OPA por los cambios contables de EE UU
"Estamos muy preocupados". æpermil;sta es la frase más repetida entre los expertos de las grandes empresas españolas cuando analizan el cambio de las normas de contabilidad que se está ultimando en Estados Unidos. La principal modificación consiste en no obligar a las compañías a amortizar los fondos de comercio que generen a través de compra de empresas. "De confirmarse, las empresas europeas seremos enormemente vulnerables a cualquier operación de compra, hostil o no. Y el tamaño de la operación no será ya un problema desde una perspectiva contable", aseguran los expertos de grandes empresas y entidades financieras consultados.
Algunas de las principales empresas españolas conocían los cambios que posiblemente se incorporen a la normativa contable estadounidense prácticamente desde que se comenzaron a plantear, hace ya un par de años. "De hecho", aseguran en Telefónica, "hemos mandado varias veces nuestra opinión al respecto".
Los expertos contables de varias grandes empresas españolas consultados son categóricos. "Si el Consejo de Estándares de Contabilidad Financiera (FASB), dirigido por Edmund Jenkins, ha sido capaz de plantear un cambio de esta envergadura, no creemos que ahora la SEC [organismo supervisor de los mercados en Estados Unidos, que es la que finalmente tiene que aprobar el cambio], vaya a adoptar algo muy distinto, máxime cuando nos consta que también ha participado en el debate y, que sepamos, no ha opinado nada estrepitosamente en contra de la propuesta de no amortizar los fondos de comercio", coinciden en afirmar.
El mismo razonamiento y preocupación han mostrado las más importantes entidades financieras del país, que ven cómo de la noche a la mañana pueden llegar a convertirse en presa de bancos estadounidenses.
Por ejemplo, el BSCH, debido a las adquisiciones que realizó el año pasado, tiene este año pendiente de amortizar 1.075 millones de euros (179.000 millones de pesetas) contra sus resultados. Si Europa se dotara de una norma similar a la estadounidense, esta provisión no sería necesaria.
Vulnerabilidad
Según los medios citados, la modificación va a ocasionar un cambio brutal. "Las empresas europeas tendremos que soportar durante dos o tres años, el tiempo que tardemos en adaptarnos a la nueva legislación si es que seguimos el camino estadounidense, una grandísima vulnerabilidad ante cualquier operación de compra que pretenda llevar a cabo cualquier corporación desde Estados Unidos", señalan desde Telefónica y los grandes bancos .
"Los analistas a la hora de hacer su trabajo, valoran muy especialmente el beneficio por acción", explican, "y esta variable se ve muy poco afectada si compras una gran compañía y no tienes obligación de amortizar los fondos de comercio. Por lo que se puede concluir que con esta nueva norma, comprar empresas es mucho más fácil desde un punto de vista estrictamente contable".
La misma facilidad tendrán las empresa americanas en sus relaciones con las compañías de calificación de riesgos. A la vista de los balances y cuentas de resultados que arrojarán las corporaciones americanas, la capacidad de endeudamiento será mayor y de mejor calidad. Otro aspecto que las fuentes citadas califican de "estratégico a la hora de financiar una adquisición medianamente grande"
"La desproporción a uno y al otro lado del Atlántico, será de tal magnitud que inevitablemente Europa deberá adaptarse, y cuanto antes lo haga más ganaremos todos", subrayan.
Del mismo criterio participa el presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), José Luis Combarros, aunque estima que las modificaciones no serán efectivas "al menos, en un plazo de uno o dos años".
Además, de acuerdo con su criterio, desde un punto de vista metodológico el cambio no es tan grande. "Sólo supone construir la contabilidad de las empresas desde un punto de vista de valor de mercado en lugar de utilizar el principio de coste histórico manejado hasta ahora. En realidad, tiene poco sentido provisionar el valor de mercado de un bien actual, de un edificio por ejemplo comprado hace un siglo a un precio de entonces y tener que provisionar la diferencia en relación con el precio actual", señalan.
Sólo parece haber un pero en el tratamiento contable de los fondos de comercio que pretenden las autoridades estadounidenses.
"El avance que conocemos de los cambios en la norma establece que el auditor, a la vista de una mala o nula evolución de la empresa o del negocio adquirido en cuestión, puede exigir a la compañía que amortice todo el fondo de comercio generado de una sola vez y en un solo año", recuerdan los expertos.
"Eso puede provocar", indican, "que las empresas americanas sientan encima de sus cabezas una espada de Damocles que de alguna forma puede condicionar su futuro, y les obligue a plantearse con cuidado las compras". Según la nueva legislación norteamericana el fondo de comercio será revisado una vez al año y en ese momento se determinará si ha sufrido una depreciación.
Quejas ante Economía y el Banco de España
La futura norma contable estadounidense ha desatado un profundo debate, especialmente en el sector bancario. De hecho, tanto los bancos, a título individual, como la patronal, AEB, han hecho llegar tanto al Banco de España como al Ministerio de Economía su inquietud por la normativa que ultiman las autoridades de Estados Unidos. La base de la inquietud es la posición de ventaja que tendrán las entidades estadounidenses a la hora de hacer compras. Por ejemplo, tendrán más facilidades para adquirir un banco en Brasil o Argentina.
Latinoamérica es el tradicional campo de batalla entre los bancos españoles y los estadounidenses. Por ello, la principal petición ante el Ministerio de Economía es que eleve ante las instancias europeas pertinentes esta queja y que se analice cuanto antes la armonización de las normas contables de la UE con las estadounidenses.
Esa petición también se ha trasladado al Banco de España. No obstante, el equipo de Jaime Caruana ha escuchado una solicitud adicional, que no se aplique la amortización de fondo de comercio al canje de acciones. El Banco de España lo exige. Y ello le convierte en el banco central más exigente a la hora de contabilizar esas operaciones. La manera de amortizar compras es muy diversa, según los países. En España, es lineal y se efectúa en un máximo de 20 años, igual que en el Reino Unido o Australia. En Italia, no hay un periodo máximo, aunque lo normal es que se haga entre 20 y 40 años. En Alemania, el periodo, a efectos fiscales, es de un plazo de 15 años; mientras que desde el punto de vista contable el plazo es de cuatro años. En Japón, el periodo máximo es de cinco años, aunque se puede llegar hasta 20 años si se entra en un proceso de consolidación contable.