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De la Rúa apuesta todo su capital político a la nueva rebaja del gasto

Un reducción de salarios y pensiones estatales del 13% en el trimestre julio-septiembre y otras medidas menores de recorte del gasto público. Tal ha sido la receta del último y enésimo ajuste del Gobierno del presidente Fernando de la Rúa para recuperar la confianza de los inversores. Pero hasta anoche no había logrado el crucial apoyo de los gobernadores provinciales de la oposición peronista. El riesgo-país continuó subiendo, en tanto que los bonos siguieron en baja.

La receta es tan conocida que no parece que sirva para convencer ya a nadie: una nueva rebaja de los salarios y pensiones del Estado, esta vez del orden del 13%.

El superministro Domingo Cavallo ha reconocido que no había medido bien el humor de los mercados. Esta conclusión es lo que le ha llevado a acatar la presión de los bancos y a adoptar un nuevo programa de reducción del gasto, basado, como todos los anteriores, en la reducción de los ingresos de los asalariados. Además, ha ampliado el espectro de los contribuyentes a su impuesto a las transacciones bancarias y ha elevado su porcentaje del 0,4% al 0,6%. También ha eliminado cargos políticos y ha puesto un tope a las remuneraciones de los funcionarios políticos.

Pero todo esto no alcanza si el Gobierno no consigue el apoyo de los gobernadores de la oposición. Las negociaciones se prolongaron a lo largo del fin de semana, sin resultados positivos y, finalmente, De la Rúa debió anunciar las medidas sin contar con ese apoyo el domingo por la noche. Ayer continuaban los encuentros. Cavallo se apresuraba a precisar cada uno de los puntos del plan ante empresarios, economistas y funcionarios. A la misma hora, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, esperaba impaciente la respuesta de los gobernadores opositores, quienes proseguían debatiendo qué hacer en un encuentro a solas.

¿Qué quiere el Gobierno de nosotros si no es capaz de unificar las opiniones de sus componentes?, se preguntaban los peronistas. Este cuestionamiento cobra sentido si se tiene en cuenta que De la Rúa y Cavallo desecharon un plan alternativo sugerido por el ex presidente y líder radical, Raúl Alfonsín, en nombre del partido oficial y del Frepaso, el otro socio de la Alianza gobernante. Mientras esta última fuerza está dividida y sin rumbo, los radicales también se enfrentan entre sí y se debilitan.

Con las elecciones legislativas de octubre a la vuelta de la esquina, los gobernadores del peronismo temen chocar con su electorado y perder los comicios. Es que su apoyo a Cavallo y al Gobierno implica instrumentar un fenomenal ajuste en sus territorios también.

Esta falta de superación de la debilidad del Gobierno se reflejó ayer en un nuevo aumento del riesgo-país, que llegó a 1.669 puntos, y en una caída de los bonos entre el 3% y el 15%. La Bolsa de Buenos Aires subía y bajaba sin rumbo, dentro de márgenes muy estrechos. Esta situación de espera también se evidenciaba en Brasil, donde la cotización del real se depreciaba levemente, y en Chile, donde el peso no experimentó cambios respecto a su cierre del viernes. La política del "déficit cero" encarada por el Ejecutivo entusiasma a los banqueros, quienes estarían dispuestos a adelantar impuestos por 200.000 millones de pesetas para las provincias, siempre y cuando los gobernadores apoyen y se acepten sus condiciones políticas. La espera continúa.

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